En el caso de muchas personas dormir es esencial para su rutina diaria, existe un escaso grupo de personas que normalmente se encuentran corriendo tras delincuentes a altas horas de la madrugada, como por ejemplo la Detective Sheldon. Una "pequeña personita" dispuesta a salir de la cama en plena madrugada, a cualquier hora, en pijama, con pantuflas y un inigualable saco largo marrón.
En la fría Ciudad cae esa fina nieve que dejaría un poco perdido a quien estuviera fuera de casa, el frio traspasaba los huesos dejando una sensación desagradable pero eso no le importaba, ahora tenia en mente un solo objetivo, atrapar a quien estuviese persiguiendo. Aunque se le complicará un poco.
— Por favor no quiero y no tengo que morir aún.— suplico entre jadeos al notar que no llevaba el arma consigo o mejor dicho no llevaba mas que un auricular y unos doce dólares arrugados en el bolsillo de su saco.
Minutos atrás había rozado las balas del hombrecillo hiriendo su brazo derecho y ahora seguía disparándole advirtiendo que no se rendiría fácil.
— Que suerte la mía. — la castaña freno de golpe para retomar el aire perdido, entre jadeos y rápidos repiqueteos en su pecho.
Doblo en un callejón cerrado improvisando con objetos que habían es este. Eso era lo que le gustaba a la gente de aquella mujer, su creatividad y capacidad de improvisar, pensar lo improvisto y acoplarse a cualquier plan o estrategia. A pesar de ello, Si no seguía corriendo fallaría en la captura de aquel mafioso, le ordenaron detenerlo a toda costa, antes de la dejara allí con cara de estúpida tras tantos años de esfuerzo.
— Me ah dejado de seguir, ¿esta es la justicia de hoy en día?. — se burlo mientras corría cada vez mas lento entrecerró los ojos, por la falta de aire que se hacía más pesado por las bajas temperaturas.
— ¿Quién te dejo de seguir?. — pregunto uniéndose a su conversación, como si nada.
El hombrecito pequeño y algo regordete empezó apresurado a retomar el ritmo hasta legar a la carretera desolada. Como la nieve seguía cayendo estaba tapado toda la calle y su alrededor como si de un manto se tratase. Dejaba en desconfianza total a aquel hombre, sólo rezaba internamente para que la suerte le acompañara una vez más y logrará escapar. Podría pisar mal y resbalar, la nieve no era muy con fiable para los finos zapatos que llevaba puestos.
- Estas perdida.- una sonrisa de dientes horribles y amarillentos con se formo en su cara y saco con rapidez un arma. Que Sheldon supuso hace 1 kilómetro atrás traía en su abrigo.
Solo dos disparos, dos balas bastaron para que aquel pensará que había ganado.
Sólo se reía con gracia, burlandoce, totalmente fuera de foco en lo que pasaba, aun así.. las balas habían perforado el saco pero, no había ni una gota de sangre en la escena. Entonces sintió como si una puerta le fuera estampada con mucha velocidad en su cara, como si el viento hubiera chocado a gran velocidad en su cara. Como una cachetada. El hombrecillo que parecia sacado de monopoli corrupto voló hacia atrás y su arma se desprendió del agarre.
— Como dice el dicho.. — se acercó lentamente a aquel, confirmando que no estuviera armado. - El que ríe ultimo.. ríe mejor. - ante la aparición de esas palabras dibujo una mueca en forma de sonrisa y volvió a estampar una "patada" en la cara de aquel señor.
Podría aver estado perdida, pero nunca sín esperanza.
— Aquí Ronald, Sheldon su ubicación. — escucho una vozun tanto preocupada detras del auricular.
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Revolución
FantascienzaSheldon y Edén, compañeros, una detective y un aprendiz peculiar encargados de un caso, el pasado de una mujer solitaria y el futuro de una nueva persona. Un miembro de Anonymous junto a todo su pueblo. La segunda cara del gobierno opresor, una soc...