19. Mi Yerno

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Le doy un repaso descarado al chico que tengo delante y él se limita a sonreirme

- ¿Que haces aquí? - digo notablemente emocionada

- Bueno - dice y levanta una sus muletas.

Joder, acabo de repasarlo y ni siquiera me había dado cuenta de la escayola que cubre la parte inferior de su pierna izquierda.

- ¿Que te ha pasado?

- Es boxeador Abby, creo que es muy obvio - dice mi padre

- Pues no, entendería si le rompen el brazo, pero no se como le han roto la pierna

- Me golpearon contra las cuerdas, perdí el equilibrio y caí fuera del ring - dice y yo suelto una carcajada.

- ¿Es una broma?

- Se que suena estupido, pero no, no es una broma

- Abby necesito que me ayudes, Steve se quedará con Taylor y tenemos que  montar la cama de sobra.

- Papá, ese armatoste está en mi habitación y me niego a moverla - digo

- Abby no te estoy pidiendo opinión

- Lo sé, pero puede quedarse conmigo

- No, ni de coña - dice y yo lo miro indignada

- Papá somos adultos

- Exacto, y eso es lo que me da miedo

- Kevin, Abby y yo somos como hermanos - dice Steve

- Además Abby tiene novio - comenta Taylor por detrás

- Vaya vaya - dice Steve y yo siento como el calor sube hasta mis mejillas - Así que mi pequeña se hace mayor.

- Tu pequeña no es pequeña desde hace mucho - dice y él alza las cejas

- Haré como que no oí eso - escucho a mi padre.

- Papá, Steve se queda conmigo - digo y él suspira

- Eres tan cabezota como tu madre - dice, algo dentro de mi se remueve, pero lo disimulo con una leve sonrisa - Ayúdale a llevar sus cosas, yo iré enseguida, y vistete, estas horrible - me dice y yo le saco la lengua en signo de burla.

Camino hacia mi cuarto con un par de maletas en mis manos.

Me alegra que Steve este aquí, tengo tantos recuerdos con él.

Hace años que forma parte de la familia, y aunque estuve enamorada de él ahora no lo veo de otra forma que no sea fraternal.

- Pequeña - me llama y entonces me doy cuenta de que me está siguiendo.

- ¿Que pasa?

- Has crecido mucho

- Han pasado dos años, no he crecido tanto

- Claro que si, la última vez que te vi eras una cría, y mirate ahora, incluso pareces una mujer.

- Pues tú estás igual - digo y él suelta una carcajada.

- Trato de mantenerme.

- Ya, pues no se como lo vas a hacer con ese trozo de yeso pegado a la pierna.

- Quizá no pueda hacer ejercicio, pero le ayudaré a tu padre con el gimnasio

- Supongo que te refieres a que me ayudarás a mi

- ¿Como?

- Yo dirijo el gimnasio

- ¿En serio?

Smoke©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora