№ 6

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Sus pasos eran apresurados y en las esquinas de sus ojos se acumulaban lágrimas que por nada del mundo se permitirá soltar. Los pasillos hacían eco por sus pasos rápidos y desesperados por salir del lugar y estar un momento a solas. Hoy era un día que en que todos estaban emocionados, sobre todo los niños que eran los que recibirían regalos por parte de las niñas, entre chocolates, juguetes o cartas escritas y/o compradas por ellas mismas, era como Navidad pero sólo para niños y sin nieve obvio

Sí, era día de San Valentín

Era un día donde el amor y la amistad eran transmitido en una carta y el obsequió entregada por una de sus compañeras del salón mientras recibian algunos halagos por parte de los demás compañeros según el regalo que te toca. Él había esperado pacientemente desde que iniciaron la clase hasta el punto donde tenían la entrega de obsequios, había cruzado los dedos para que la niña que le gustaba le tocará para que le de un regalo a él y así fue, estuvo feliz con ese simple hecho, de verdad lo estuvo. Pero cuando pasó al frente para recibir el obsequio la maestra preguntó a la pequeña el porqué no tenía su regalo en las manos y ella respondió; "No lo tengo, yo no quise que me tocará con él". Después de lo dicho las risas de sus demás compañeros del salón se hicieron presentes porque una niña había rechazado darle el obsequio, no porque se le haya olvidado sino porque no quería

El pequeño pelinegro fue la burla de su salón por ser el único el que no recibió obsequio o ni siquiera una carta por el día de San Valentín. Habían roto su corazón y fundido en una vergüenza que no pudo tolerar y a pesar de los gritos de la maestra, se salió del salón con su mochila y se echo a correr para estar fuera de su alcance, total en una hora sería la salida tan sólo tenía que esperar. Abrió su mochila sin detener su paso y sacó su chaqueta gruesa para ponersela, cuando estuvo fuera de los pasillos de los demás salones menores que él, la lluvia golpeó su cuerpo pero eso no le importó tan sólo siguió caminando ahora a paso más calmado hasta llegar a los juegos

Necesitaba un tiempo para pensar y calmarse después de aquel vergonzoso suceso, sólo necesitaba un respiro. A sus ocho años y ya pensaba que lo que le paso fue la peor vergüenza del mundo

Aún con la lluvia que lo mojaba se acercó en uno de los columpios y se sentó en el para comenzar a balancearse en este. El olor a tierra mojada le era relajante y agradable a su olfato, la lluvia siempre le a gustado, siempre lo había sacado de muchos nudos en su mente como también ahora que se había bajado la capucha y el agua como también sus lágrimas bajaban por su rostro

A menos lloraria sin tener que pasar más vergüenza, sin que nadie lo mire y se burle por estar llorando, los hombres no lloran pero nadie le podía decir que estaba llorando ya que, uno; no había nadie y dos; la lluvia lo estaba cubriendo

Así estaba bien, camuflada sus lágrimas bajo la lluvia

Los gimoteos llegaron junto a los espamos por su llanto, no podía evitarlo ahora que estaba solo, había aguantado todo eso en la clase hasta no pudo más y se salió, ahora necesitaba llorar para desahogarse, ahora que nadie lo estaba viendo

- ¿Por qué está llorando?

Una voz suave e infantil lo hizo sobre saltarse por su repentina presencia, al alzar la vista vio como un pequeño niño estaba frente de él con una carita mostrando seriedad, mirándolo curioso. El pequeño tenía una casaca así como la de él para protegerse de la lluvia pero con la capucha puesta sobre su cabeza y parte de su frente caía sus cabellos castaños, vio como se le acercó unos pasos más

- ¿Por qué está llorando? - volvió a preguntar, el pelinegro vio como él pequeño tenía el ceño fruncido y lo escucho hablar de nuevo - ¿Es sordo o qué?

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