Tercera carta.

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Solía pensar que el mayor arte era efímero, era algo que vivía para poder morir, algo fugaz que solo alcanzaba a admirar poca gente, pero, hay cosas que no quiero que sean efímeras, ¿el verdadero arte? Nadie lo conoce hasta que lo admira, hasta que llega su momento de ver esa cosa tan perfecta, que te hace sentir completamente lleno, pero, rectifico que todo tiene su tiempo de morir, su tiempo de esfumarse como si solo estuviera hecho para dar su resplandor, hacer su misión y al estar lista se puede ir. Curioso, ¿no? Admiras tanto algo que te olvidas de todo y al momento de que muere sabes que te pasaste gran tiempo de tu vida en admirar algo que ya no está.

Mi amor es eterno.

Jamás supe escribir una carta y es frustrante, jamás sabes por donde empezar y es que eres tú, eres un idiota que me deja sin palabras, sin aliento, sin ideas.
Quizás mis sentimientos jamás llegarán a ti o incluso estos pedazos de papel insignificantes, pero solo así puedo calmar mi mente, la precisión en el pecho, el dolor, aunque al terminar todo es difícil porque no tengo la valentía de decírtelo, de decirte que te amo.

¿Qué pensaras?

Es lo que me asusta, seré rechazado y quedaré con un vacío peor, vacío que no puedo llenar sin siquiera mi arte, joder, es frustrante, yo no soy así.
Tobi, mi mente empieza a jugarme mal, mi mente a empezado a pensar que tu acercamiento es de más, que tus palabras van dirigidas a mi, ¿por qué? La mente es engañosa, pero si lo único que tengo en mi mente desde hace ya un tiempo es solo de ti, idiota.
Ya no tengo la fuerza, el carácter de alejarte de mi y tú lo haces con más frecuencia, ¿qué estúpido juego es?

Para, ¿qué no ves que duele?

Deidara.

Y sin aviso del sorprendido rubio un chico con máscara entró en aquella habitación mientras chillaba su nombre, Deidara no supo que hacer y escondió aquella hoja de papel detrás suyo, el azabache se percató de ello y sonrió detrás de la máscara.

-¿Qué esconde senpai?- Preguntó con un tono de voz juguetón para así acercarse en pequeños saltos.

-¡Te acercas un poco más y te saco con mi arte, idiota Uhm.!

Gritó Deidara mientras apretaba aquel pedazo de papel y daba un paso hacia atrás. Se negaba a mostrarlo, se negaba a ser rechazado, se negaba a ver que no era suficiente para un chico como él. Después de todo no lo trataba bien, ¿cómo podía fijarse en el? Imposible hasta para pensarlo.
Pero el de la máscara no le prestó atención en absoluto, estaba dispuesto a averiguar lo que ocultaba día tras día.
Se acercó sin pensarlo ni una vez.

-¡KATSU!- Gritó Deidara seguido de una explosión.

Cartas para un Uchiha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora