↷❝ Sexta parte. ❞↶

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Gotas de sangre carmesí rodaban por la mano que sujetaba la herida, cayendo lentamente hasta llegar al frío pavimento.

— ¿Qué diablos te pasa? — preguntó el pelinegro, asombrado por lo que le acababa de ocurrir a la pelinegra.

— Yo debo preguntarte eso — habló con un tono más bajo, estando lo suficientemente cerca del preocupado chico.— ¿Qué diablos te pasa? ¿Qué demonios estabas tratando de hacer? — ahora ella le preguntó dejando caer lágrimas que se mezclaban de sangre sobre sus mejillas.

— Ya no tengo fuerzas — respondió susurrante.— Ha-mi le daba calidez a mi corazón, mi pasión y mis sueños por la fotografía también se fueron junto a ella. Los días son cada vez más cansados y asfixiantes, ¡Lo he perdido todo!.

— ¿Y jungkook? ¿Yeontan? ¿Yo? — le cuestionó mirando fijamente con resentimiento.— ¿Acaso no somos suficientes?. Está bien, yo puedo parecerte una extraña aún, pero ellos te quieren, ¿Pensaste en ellos?.

— ¿Ella habrá pensado en mí cuando lo hizo?, ¿Acaso pensó en todo el sufrimiento que viviría si soltaba esta baranda?.

— ¡Lo hizo! — respondió aún sin apartar su mirada en él.— Pensó en ti, pensó Jungkook y en toda su familia antes de hacerlo, así como tú lo estás haciendo ahora.

— Pero ellos..., me olvidarán con el pasar del tiempo — se excusó, desviando su mirada para intentar ocultar el mar de lágrimas que se formaba en sus ojos.

— ¿Crees que Jungkook podrá olvidarse de ti, solo porque ya formó una familia? — el chico asintió con su cabeza aún sin mirarla.— No lo hará, y si de alguna manera lo hace, ¡Yo no te olvidaré! — aquellas palabras fueron suficientes para sus ojos se volvieran a encontrar.

"¿Porqué te has aferrado tanto a mí?"- pensó nuevamente perdido en su mirada.

De alguna manera, cada vez que miraba a través de estos, podía verse a sí mismo, reflejado en aquellos apagados y hermosos ojos.

— ¡Tae! ¡Kim Taehyung! — llamó una tercera voz, acercándose con mucha rapidez.

— ¿Jungkook? — soltó el otro chico con rotunda sorpresa, al ver que su amigo corría con desesperación hacia él.

—¡Idiota! ¡¿Qué crees que estás haciendo?! — regañó, sacando del bolsillo de su pantalón un teléfono, mostrando la pantalla de esta.— ¿Qué demonios quieres decir con Perdón por convertirme en una carga para ti?

— Jungkook yo...

— A esto te referías con "¿Cómo será la vista desde el puente _____"? — preguntó aún exaltado.

— ¡Morí desde el día en que Ha-mi se soltó de esta barandilla! — gritó, para finalmente romperse en llanto.

— ¿Crees que yo no sufrí? — agregó, acercándose aún más hacia su destrozado amigo.— Todo este tiempo, durante un año, me he estado muriendo de la culpa por dentro — una vez frente a él, puso sus manos sobre las suyas mirándolo también con lágrimas.

— Perdón, perdón — repetía una y otra vez.

— Ella nos dejó, se fue — le habló con una dulce voz a su querido amigo.— Solo nos queda vivir recordando y atesorando, los hermosos y fascinantes recuerdos que tuvimos junto a ella.

— No creo que pueda, ya lo intenté.

— Lo volveremos a intentar, está vez no estarás solo — añadió volteando a mirar a la expectante chica junto a ellos.

— Está bien — habló con voz temblorosa, cruzando cuidadosamente la barandilla, de regreso al seguro pavimento.

— ¡Idiota! — el castaño se abalanzó hacia su amigo para estrecharlo entre sus brazos.— No sabes lo aterrado que estaba, vine a la velocidad de la luz en cuanto ví tus mensajes.

— Perdón, no debí preocuparles a los dos — respondió avergonzado.

— No lo vuelvas a hacer — reprochó la chica para también unirse al abrazo.

— Espera ¿Estás sangrando? — se alejó con sorpresa al notar la herida de la chica.— ¡¿Porqué no hiciste nada al respecto, Taehyung?!, ¡Debemos ir al hospital! — gritaba paranoico caminado de un lado a otro.

—Jungkook cálmate, yo manejaré, suban rápido — sugirió subiendo al vehículo.

—No quiero ir al hospital — se quejó la chica subiendo al auto.

—¡Arranca, Taehyung! — apresuró una vez adentro.

—¿Acaso no me escuchan? — reprochó mirando a los dos chicos que parecían ignorarla.

—¡No! — contestaron al unísono.

—Está bien, vamos al hospital — suspiró frustrada.

Y así, se pusieron en marcha por las solitarias calles de la gran ciudad.

Iniciando un largo recorrido hacia una nueva vida, una vida junto a sus amigos, también junto a el recuerdo de una gran chica que marcó su corazón.

Iniciando un largo recorrido hacia una nueva vida, una vida junto a sus amigos, también junto a el recuerdo de una gran chica que marcó su corazón

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