Epilogo

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La mañana llego y no había ninguna noticia del príncipe heredero,  ninguna señal de huida o pelea; bueno la única señal que había era en una zona alejada de los jardines. Había una daga de plata junto a unos zapatos de cristal, ambos bañados en sangre coloreándolos de rojo.

Mientras tanto, en algún lugar del pueblo una joven pelirroja había conseguido un carruaje y ya preparaba a su tío para el viaje, llevaba una pequeña bolsa con dinero junto a una carta que se llevaba al pecho. Un hombre encapuchado se encargo de hablar con ella de porque no encontró a su primo por ningún lado;  no le dio mas que una bolsa con dinero y un par de palabras.

 Sabia que le debía todo a Naruto y que no lo volvería a ver. Al menos esperaba que ella también tuviera su propio final de cuento de hadas.

Otra Cenicienta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora