Primera noche

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Me froté los ojos creyendo que me había vuelto a dormir, acomodé mi cuerpo sobre la cama adoptando una postura reacia.

-¿Quién eres tú? -pregunté intimidado, miré con mayor detenimiento a quien tenía delante de mí, era difícil averiguar qué era exactamente puesto que llevaba encima una especie de capa negra con símbolos extraños de color blanco. La figura atendió a mi enunciado y me otorgó el lujo de observar un fino perfil azulado y cabellos anaranjados, quedé boquiabierto debido a sus ojos. No podía tener mayores dudas, esos ojos me recordaban fuertemente a Midna.

-Digamos que soy una vieja amiga tuya -sonrió, se levantó de la cama y giró a la ventana. Era una fémina de alta estatura, casi podía tocar el techo con su cabeza, me sentía anonadado.
-¿Qué pasó con Midna? -no me respondió con lo que esperaba.
-No te preocupes por ella, está bien. Antes de salir me habló de ti y la promesa de hoy ¿Estás listo?
-¿Listo? ¿Para qué? -responder con otra pregunta, qué ingenioso. Sé lo que había prometido hoy, pero esa mujer me parece un poco extraña, así que antes de cualquier cosa, prefiero estar seguro de lo que ella sabe.
-¡Pues para el carnaval! -volteó hacia mí pero apuntando su mano al exterior -¡Hay mucho que ver! Afuera está muy animado -cruzó los brazos naturalmente, estoy seguro que se me hace muy familiar su silueta, movimientos y hasta su voz. Agité la cabeza despabilando por última vez para luego sentarme en la cama, fue ahí cuando vi mejor su silueta, rostro y altura. Era un ser para existir bajo la luz de la penumbra, hermoso como el silencio y misterioso como la aventura misma.
-Está bien, iré al baño un segundo y salimos ¿de acuerdo? -ella guardó silencio mientras seguía mirando al exterior. Velozmente corrí al baño, empapé mi rostro con agua fría y me golpeé un par de veces en las mejillas para comprobar que no estaba soñando. Me asomé sigilosamente por el marco de la puerta para mirar hacia el interior de la habitación o al menos el rincón donde estaba la mujer. Sigue ahí, no es un sueño. Cogí las llaves que estaban sobre la mesa de noche y la observé nuevamente. Sentía el rostro tibio comparado con lo demás, nervioso, solté una torpe pregunta.

-¿Estás preparada? -soy un idiota.

-Estoy feliz de que estés listo -respondió, se me acercó con un par de pasos vacíos. No había caído en cuenta que andaba descalza, lo ignoré y preferí no enredarme más la lengua frente a ella.
-Gracias -agregué. Abrí la puerta sin antes dejar los platos en el carrito al exterior de la habitación y ella salió después de mi, aseguré la puerta y guardé la llave en mi alforja.

Hubo un silencio mutuo muy incómodo, aunque no era molesto, más bien era extraño. Mientras que yo estaba nervioso por tal ser tan misterioso, ella por el otro lado demostraba una sólida y pacífica confianza. Caminamos hasta el recibidor y el casero no se encontraba, pero la puerta exterior estaba abierta, así que sólo cruzamos el portal y una ráfaga de distintos aromas y sonidos nos golpeó los sentidos.
A pesar de que la mujer que me acompañaba tenía una estatura fuera de lo común, así como el color de su piel y ropajes, nadie la observaba con ojos extraños, pero pude oír comentarios como "ella es muy alta" "¿será una nueva evolución de los Zora?" (me imagino que fue por su color de piel) "¡Es muy hermosa!" escuchaba. Estaba seguro que me había sonrojado. Repentinamente ella me tomó del brazo y me arrastró a un puesto de chucherías. Sin tapujos, lanzó una pregunta al vendedor quien obvió en primera instancia la presencia de esta chica.
-¿Qué es eso de ahí? -señaló con el dedo a una caja con un lazo de un vivo color rojo- ¿Cuánto es su valor? -quedé corto de palabras y creo que después de todo esto, quedaré corto de rupias.
-Son bombones, señorita y tienen un valor de 20 rupias -dijo el vendedor. Levantó la vista buscando la mirada de su cliente y mientras más la subía, su boca pasaba de un pequeño suspiro a una bocanada de aire seco.
-¡Link! Tu zurrón -extendió la mano como si me conociera de toda la vida y actué por inercia, tal como muchas veces lo hice con Midna.
-De inmedia... ¡¿Espera, qué?! -me detuve a medio camino -No puedo, ¡tengo el dinero contado! -chillé, ella me miró fulminante y el vendedor la tranquilizó.
-No se preocupe dama, usted puede llevarse todo lo que quiera gratis -dijo a la vez que una gota de sudor corría por su rostro, estaba ruborizado al mismo tiempo que preparaba las manos para hacer su trabajo.
-¿De veras? -reaccionó la chica, llevando sus manos al pecho y regalándole al vendedor una carismática sonrisa.
-Claro ¿Qué desea? -respondió sonrojándose aun más, llevó su mano a la cabeza e inició una serie de ligeras reverencias.
-Además de los "bombones" me gustaría eso de ahí, eso y eso de allá -apuntó con el dedo a una bolsa de galletas, una caja de dulces surtidos y a un jarro de mermelada. Todos tenían detalles rojizos y rosados. En una etiqueta azul pálido llevaba escrito "Día del Amor de Nayru".
-Muy bien, aquí tiene hermosa dama -el vendedor los envolvió en papel y me los entregó.
-¡Muchas gracias, señor! -dijo ella con suave tranquilidad, la sonrisa que vi de ella era perfecta, incluso con un colmillo que se asomaba coqueto entre sus labios.

El regalo más dulce | Link x Midna 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora