Segundo día

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-Link... -escuché, no atendí al lejano llamado.
-Liiiink -volví a oír, pero esta vez sentí piquetes en las mejillas.
-¡Link, despierta! -gritó una delgada y sonora voz, en cierto grado fue algo molesto, así que como un mosquito, agité la mano y me volteé hacia un lado, una vez acomodado plácidamente, un resoplido me golpeó en la oreja y en un par de segundos fui tomado por los pies, arrastrado por toda la superficie de la cama siendo finalmente tirado al piso. El golpe dolió lo suficiente.
-¡Maldición! -gruñí -¿por qué tanta agresividad desde tan temprano? -me levanté, todo me daba vueltas gracias a la caída.
-Mira afuera -dijo Midna.

El día se arruinó. Una fuerte lluvia golpeaba el cristal y parecía que se fuera a volar en pedazos, todas las tiendas exteriores eran socorridas por sus dueños y Midna estaba sobre la cama, abrazando la almohada con las mejillas infladas.
-¿Qué sucede ahora? -me cuestioné, tomé asiento cerca de ella y esperé paciente - ¿Estás triste por la lluvia? -ella agitó la cabeza y me mostró su ojo enfadado, señaló al cartel de horarios del baño y miró al viejo reloj colgado en el muro. Sorprendido por la hora, sólo atiné a acercarme para saber cuando era el siguiente.
-¿Quieres asearte? -Midna me seguía con la mirada, al terminar con la pregunta, soltó la almohada enojada.
-¿Que si quiero tomar un baño? ¿Para qué? ¿Para quitarme el olor a lodo y lluvia? No gracias, no lo necesito aunque haya pasado un año -hizo una pausa irritada sin dejar de mirarme -¡Pues claro, no estaría demás! -se acomodó de rodillas sobre las sábanas y dejó ambas manos sobre la cama, golpeándola oportunamente para enfatizar su enfado- La última vez que ambos nos bañamos fue cuando volvimos a Kakariko para ayudar a tu queridísima amiga Ilia y eso parece haber sido hace ya casi dos semanas, ¡estamos estancados en búsqueda de los malditos búhos! -respiró y llevó una mano a su frente, comenzó a gritar en voz baja para no llamar la atención, aunque me dio a entender que no está realmente enojada- ¡Estoy hecha un desastre! ¿Acaso tu olfato de lobo no detecta el hedor? Además, déjame decirte que tu fragancia es un poco fuerte, la almohada no deja de oler a perro mojado -soltó una sarcástica sonrisa, enseñando su colmillo al mismo tiempo que bajaba la mano y se echaba hacia atrás -Yo no más digo que te bañes luego de mi turno, soy más pequeña, menos mugre o lo que sea que tengo pegado en la piel se va a quedar en el agua. Si nos encerraremos aquí a descansar, que al menos valga la pena.
-Creo que estamos a tiempo para darnos un baño ahora, debe estar por pasar el servicio con el desayuno, así que avisaré para que nos traigan el agua que corresponde -y de paso darle un lavado a la túnica, Midna no está equivocada con el aroma. Posteriormente pensé una idea y la dejé escapar de mi boca -Y... ¿Si nos bañamos juntos?

Midna no alcanzó ni siquiera a tomar una bocanada de aire porque fuimos interrumpidos por un par de golpes en la puerta.

-Link, soy yo -dijo la gruesa y gangosa voz, la reconocí, era el casero. Traigo el desayuno, abre la puerta.
-Piénsalo -murmuré nervioso. Midna sorprendida no dijo palabras, mostró exclusivamente una cara de molestia, esquivó mi mirada y se escondió en mi sombra. Corrí a la puerta y tembloroso por lo de hace un segundo, giré la perilla.

-¡Buenos días, Link! -saludó el señor -¿Qué tal estuvo tu primera noche? Me dijeron que no estabas para recibir la cena ¿Acaso fuiste al carnaval? ¿Conociste a alguien especial? -dijo acercándose y moviendo el codo con la intención de picarme en las costillas.
-Estuvo bien, muchas gracias por su preocupación -no dejaría pasar la oportunidad- ¿Señor...? Oh, vaya. No me había dado cuenta que no sé su nombre.
-¡Oh, qué torpe soy! Permítame. Soy Hal, dueño de este hostal llamado Piedra aulladora. ¿Está mejor así? -se rio fuertemente, sosteniendo su barriga con energía -Me emocioné tanto contigo que olvidé mostrar mi gafete ¿es bonito, verdad? -enseñándolo, golpeó su pecho orgulloso, pronto hizo un gesto rápido con la mano y se movió al carrito donde traía la comida.
-¡Sí! mucho mejor. Estuvo muy tranquila la noche, aunque nunca imaginé que llovería así de fuerte el día de hoy, siendo que anoche el cielo era hermoso -al mencionar ese detalle, ciertas imágenes vinieron a mi mente. Estuve inmóvil por un tiempo que no contabilicé, Hal me despertó con una pregunta.
-¿Necesitarás agua caliente hoy? Ya está por ser la hora de abastecimiento -lo escuché a lo lejos dentro de mis pensamientos, pero con un par de chasquidos mí mente regresó al ahora.
-¿Ah? ¡Oh! sí, sí, por favor, además de un poco de agua corriente y jabón para lavar mi ropa ¿Es posible? -consulté ladeando la cabeza, Hal simplemente sonrió asintiendo. Abrí totalmente la puerta de la habitación para que entrara el desayuno, al terminar habló un poco más antes de irse.
-Contamos con lavandería a 5 rupias, no sé si has revisado el clóset, pero hay ropa de cortesía, tal como batas para dormir y pijamas unisex, eres libre de usarlos siempre y cuando los entregues con el servicio cuando te vayas.
-Muchas gracias, señor Hal, entonces ¿En dónde dejo mi ropa para lavarla?
-Puedes entregármela con el pago cuando el agua esté lista, vendré a buscarla. En cuanto lo segundo, una campana sonará en el baño para dar aviso, por favor pido que estés atento, gracias -enserió, con un nudo en la garganta, agité la cabeza de arriba para abajo dando mi respuesta -Una última cosa, no sé si habrás notado, pero quiero recordarte que estás en una habitación conyugal, por eso mismo tu comida es para dos personas, no solamente para ti -se relajó en esa última frase, yo atiné a reír con nervios.
-Ni siquiera me había dado cuenta, Hal. Últimamente viajo tanto que me alimento muy poco y esto para mí es como un enorme bufé -intenté salir de ese detalle improvisando algo que no va tan alejado de la realidad. Me otorgó una ligera inclinación con una sonrisa, tomó el carrito y se marchó.

El regalo más dulce | Link x Midna 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora