Cap 13 "El bosque".

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P.O.V _____.

Maldición... Quede llena.

—Gracias otra vez. Estubo delicioso. —agradeció Rintarō.

—No es nada.

—¿Quieres salir a caminar por aquí cerca?

—Vale. —me levante del asiento. —Me hace falta salir de aquí.

—Yo retiro las cosas. —ofreció.

—Esta bien. Yo me iré a cambiar de ropa y bajo.

—De acuerdo.

Camine sin dolor alguno hasta la escalera y ya al estar ahí alce la vista observándola más larga y terrorífica de lo normal, sin embargo...debo de lograrlo.

Primer paso, ningún problema.
Siete pasos, un poco de dificultad.
Once pasos, dolor.
Y el último paso, libertad.

—¡Oh! _____. —escuche la voz de Rintarō a mis espaldas. —Discúlpame, se me olvido que te tenía que ayudar pero veo que lo lograste sola. —escuchaba el arrepentimiento en su voz.

—¡No te preocupes!

Lo mire de reojo tirada en el suelo de la segunda planta. Levante mi mano y eleve mi dedo pulgar en forma de confirmación.
El asintió con la cabeza y se dio la vuelta para dirigirse hacia la entrada, supongo yo.
Después de descansar por un momento, me levante del suelo con la ayuda del barandal de las escaleras y camine hasta mi cuarto.

Busque algo cómodo y lindo para colocarme. Opte por una polera manga corta color negro con diseño de flores estampadas, y unos vaqueros azul marino. Sujete mi cabello en una coleta alta, me coloque mis zapatillas y baje las escaleras con sencillez.

—Ya estoy lista.

—Okey. Dejame cerrar y vamos. —dijo el sacando la llave de la casa de su bolsillo.

Asentí con la cabeza y di unos cuantos pasos hacia la acera. Mire a mi alrededor y salude a mi vecino de enfrenté agitando mi mano de un lado a otro.
Era un un señor ya algo mayor, se llamaba Hiro Kohaku. De vez en cuando iba a su casa a pasar tiempo con su esposa, quien se llamaba Hiro Fujumi, y el. Son como mis segundos padres. Les tengo un gran afecto.

—¡Hitoshi-chan! —me saludo alegremente.

—¡Señor Hiro! ¡¿Como esta?! —cruce la calle aprisa, revisando que de ninguno de los lados se acercara un vehículo. —¿Como se encuentra la señora Hiro?

—Ambos estamos bien, gracias por preguntar. ¿Y tu? ¿Como estas? —miro a mis espaldas. —¿Y ese muchacho? —pregunto con una sonrisa picarona.

Rei con nerviosismo, sintiendo mis mejillas calentarse poco a poco. Contesté entre tartamudeos intranquilos.

—B-bueno...e-e-el e-es m-mi... A-amigo. —conteste sintiendo la presencia de Rintarō llegar a mi lado.

—Mucho gusto, Señor. Soy Suna Rintarō.

El señor lo analizó de arriba a abajo, inspeccionando cada parte de su cuerpo y asintió levemente con su cabeza con una sonrisa sagaz.

—Hiro Kohaku, el gusto es mío, joven Suna.

—¡Kohaku! ¡A comer! —lo llamó su esposa desde el interior de su casa.

—¡Ya voy! —contestó. —Mucho gusto de verlos, Suna, Hitoshi. —hizo una pequeña reverencia.

—Adiós.—dijimos al unísono Rintarō y yo junto a una reverencia.

El mayor se fue y el castaño se giro en mi dirección ofreciéndome  su brazo.

—Toma mi brazo. —me extendió este.

Miradas Inocentes. (Rintarō Suna x Oc) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora