Esther Evans González, una chica que cambiaformas en una pantera negra, regresa de sus vacaciones en Colombia para enterarse que sus papás no la llevaran a Seattle con sus hermanos mayores, sino que su hermano, su mamá y su papá volverán a la reser...
Después de eso pedimos otro taxi y nos fuimos, Matt sacó su celular y yo mis audífonos, nos miramos y supimos que escucharíamos, un segundo más tarde "Show me the meaning of being lonely" de los Backstreet Boys estaba sonando en nuestros oídos.
Y bueno, que sorpresa! estaba lloviendo, nótese mi sarcasmo, y creo que la canción lo hacía peor, pero ni mi hermano ni yo le dimos importancia, después de unas cuantas otras canciones tristes de los Backstreet, pude ver el letrero que decía que falta poco para llegar a la reserva.
Cuando habíamos por fin llegado a nuestra antigua casa, con el ánimo por los suelos, le quité los audífonos a Matt, para bajar del auto, tomar nuestras maletas, y, sin mediar palabras subimos a las que eran nuestras habitaciones hace años ya, el techo de mi habitación era azul oscuro, casi negro, con estrellas de plástico que brillaban en la oscuridad para simular un cielo estrellado, las paredes eran blancas, excepto por la pared de la que está pegado el respaldar de mi cama, que justo arriba de este había una hermosa pantera negra que Marc al ser el artista de la familia pintó para mí.
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Al verlo sonreí sintiendo mis ojos aguarse al recuerdo, pero no, no me voy a deprimir, al menos no en este momento, por lo que decidida fui hasta mi maleta empaqué un cambio de ropa, me quité los zapatos y fui directo a la ventana, la cual para mi suerte daba al bosque, la abrí y me preparé mentalmente para saltar desde un segundo piso, no crean que por ser un cambiaformas nada puede salir mal al saltar de un segundo piso, se requiere habilidad.
- Ni se te ocurra!!! - dijo Matt abriendo la puerta de mi habitación de un portazo. Pero ya era muy tarde, para cuando entró yo ya estaba tocando el suelo en mis cuatro patas.
Me introduje en el bosque mojándome con mi bolso y zapatos en mi hocico rogando porque Kim estuviera en casa, y bueno, que no se haya mudado en todos estoy años.
Para cuando ya estaba cerca me detuve y cambié debajo de un árbol, me coloqué la ropa y los zapatos, guindé mi bolso en mi hombro y salí del bosque.
- Hey! Esther!, Soy Sam, jugaba a la pelota con tu hermano mayor, no se si te acuerdas de mi - dijo, bajo una lluvia que a juzgar por su suavidad y lentitud estaba a punto de terminar, un chico raro sin camisa y en pantalones recortados, de repente hizo una cara rara y por un segundo me pareció que me estaba olfateando.
- Sam, si me acuerdo, como estas? - le dije sonriendo al recordar un John de trece años jugar con él.
- Bien, están tú y tu familia de visita? - me preguntó, supongo que por cortesía.
- Nop, John y Marcus están en Seattle, pero mis padres, Matt y yo nos mudamos de regreso para acá - le dije empezando a impacientarme porque si Matt me siguió entonces ya debía estar cerca y yo solo quería huir a casa de Kim.
- Oh! entonces bienvenida de regreso - dijo incómodamente.
- Gracias, sabes si Kim aún vive cerca de aquí, es que corté camino por el bosque y quiero estar segura de que tomé el camino correcto - le pregunté para poder irme.
- Creo que deberías alejarte del bosque, no sabes cuando un oso puede atacar - dijo tornándose su cara más seria, por favor, puedo con un oso, soy más grande que una pantera promedio.
- Está bien, lo recordaré y tendré más cuidado la próxima vez - le dije poniendo cara sería también.
- La casa de Kim es la de el frente, fue un gusto verte otra vez y aún más el saber que vuelven a la reserva, pero debo irme - dijo para emprender camino irónicamente al bosque.
- Fue un gusto también, y gracias por la ayuda - le grité al ver como luego de mandarme un asentimiento salió corriendo internándose en el bosque.
Ok, eso fue un poco raro, decido ignorarlo para comenzar a caminar a la casa de Kim, lo bueno es que ya no llueve, al tocar la puerta puedo sentir ese delicioso olor a galletas y madera que caracterizaba su casa, que por un segundo me transportó de regreso a cuando tenía 9 y jugaba con Kim en su casa, a pesar de ser mayor que yo siempre la quise como la hermana que nunca tuve.
Auch - dijeron simultáneamente mis hermanos por el vinculo.
Hay cállense - les respondí.
Con una sonrisa por lo que dijeron vi la puerta abrirse para ver a una Kim con el delantal de su mamá puesto y un bowl con masa de galletas.
- LLEGASTE!!!! - gritó para dejar el bowl en una mesa al estilo flash, para salir corriendo a abrazarme - estás hermosísima, no puedo creer que enserio estés aquí, te he extrañado demasiado.
- Hay Kimmi, yo también te he extrañado mucho, pero espera eso que huelo es lo que creo que es? - le pregunté porque déjenme decirles que huele a gloria cruda.
- Sip, galletas de matequilla de maní con chispas de chocolate, tus favoritas, estaba apunto de ponerlas en la bandeja y tengo el horno precalentándose, así que pasa y me ayudas mientras nos ponemos al día.
Así comiendo galletas y hablando de un millón de cosas como en los viejos tiempos, pasamos el resto de la tarde, sólo espero que el regaño por salir sin avisar y no responder las llamadas de mamá no sean tan duros...
Ja! vas a estar más que castigada.
CALLATE MATTHEW!!
Y eso fue todo por el capítulo de hoy, espero que les haya gustado! 😊
