Esther Evans González, una chica que cambiaformas en una pantera negra, regresa de sus vacaciones en Colombia para enterarse que sus papás no la llevaran a Seattle con sus hermanos mayores, sino que su hermano, su mamá y su papá volverán a la reser...
Cuando llegamos, fuí corriendo a cambiarme, ya estaba haciendo frío, así que, jugué con mi temperatura y me puse esto:
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Estaba guardando mi cargador en el bolso cuando escuché un claxon
- Mamá, ya me vinieron a buscar, me vas a dar lo que me dijiste - dije ya que de por sí, no me gusta mucho pedirle dinero a mis padres, sabes, como ellos te dan todo, te cuidan, te alimentan, te visten, pedirles más como que, no va conmigo y menos ahora que tengo un poco más de consciencia de el papel que tiene el dinero en nuestras vidas.
- Sí, toma esto es para lo de la entrada y lo de las palomitas - me dio el dinero y corrí escaleras abajo, Matt me miraba de reojo mientras ponía palomitas, dulces y refrescos en la mesa.
- Adiós Matt - le dije burlónamente, al salir lo escuché despotricar contra mí, así que riendo corrí hasta la pickup naranja.
- Hola - dije cuando entré a la camioneta.
- Hola - dijo bajito Bella, para luego caer en un incómodo silencio - lindo auto - señaló para romper la incomodidad supongo
- Gracias, me lo dejó mi abuelo - dije intentando que la conversación no muriera - estoy esperando poder sacarme la licencia para poder usarlo, es como mi bebé.
- Bueno... Mi papá es el sheriff, si hablas con el creo que podría hacerte un permiso - dijo pausadamente, creo que es un avance para ella, incluso un logro.
- Enserio, eso sería genial, mi hermano se ha estado aprovechando de que es él quien lo conduce y si de la nada llego con un permiso para conducir del sheriff lo voy a dejar con la boca abierta - cuando termine de de hablar de lo maravilloso que aquello sería noté que habíamos llegado al cine.
Saben creo que me agrada Bella, fuera de su depresión se ve muy agradable, al salir de la Chevrolet naranja noté a la tal Jessica y me di cuenta que era una chica que no le quitaba el ojo de encima a mi hermano desde que lo vio, y bueno, sé perfectamente a que huelen las hormonas y otros sentimientos, los cuales emanan de ella con mucha naturalidad.
Como sea, como signo de incomodidad y de no querer estar muy cerca de Stanley enrrollé mis brazos en el brazo derecho de Bella, la cual pareció notar mis señales, así que le pidió el dinero de la entrada a Jessica y fué conmigo como un bebé Koala a comprar los boletos.
La verdad es que "The dead come back" no fue muy buena que digamos, los zombies no son mi tema favorito para ver en una película, Bella me dejó entre ella y Jessica. Que conste que aún voy del brazo con ella, lo que significa que realmente la parlanchina no es de mis personas favoritas y no estaba escuchando ni una palabra de lo que decía concentrándome en los latidos de Bella, dicen que cuando somos bebés nos tranquiliza el latido de nuestra madre y cuando crecemos seguimos calmandonos al escuchar latidos.
De repente escucho su corazón dar un salto y de su boca sale un jadeo.
- Oye vámonos- dijo Jessica mientras podía escuchar perfectamente lo que los motociclistas al final del callejón nos gritaban.
Jalé el brazo de Bella, mientras está llevaba su mirada de Jessica a los que se encontraban en el callejón hasta que dijo
- Creo que conozco a esos chicos - a lo que, nerviosa Jessica le respondió - se ven interesantes, nos Vamos?
A lo que Bella dijo un "voy a ver algo" y soltándose de mi agarre, caminó cuesta abajo adentrándose en el callejón, cuando iba a seguirla Jessica tomó mi brazo a lo que tuve que reprimir un rugido ya que estaba a punto de entrar en pánico.
- Tranquila si no llega en menos de tres minutos llamaré por ayuda- Me dijo Jessica aunque estaba segura de que por dentro estaba peor que yo.
Probé que tenía razón cuando después de esos tres minutos Bella volvió y Jessica comenzó a reclamarle que el tipo podía ser un psicópata y como nos imaginó a ella y a mi en un cuarto de interrogación como en las series de televisión, sin embargo yo me guardé mis comentarios para cuando estuviéramos en la camioneta y es que había notado un mínimo detalle que siempre pasé por alto.
Su ropa, su auto, todo en ella...
Olía a muerto.
- Sabes, por un segundo creí que tendría que llamar a tu padre, dar una declaración y luego asistir a tu funeral - dije creo que despertando a Bella de un trance.
- Lo siento, creo que me estoy volviendo adicta a la adrenalina - dijo mientras la pickup estaba ya entrando a la reserva.
- Bueno si es eso entonces cómprate tu propia moto, si quieres puedo estar contigo más seguido, pero por favor no vuelvas a arriesgar tu integridad y mi salud mental de esa manera - le dije tomando mi bolso para buscar las llaves y no quedarme mucho rato en el porche como una estúpida buscando mis estúpidas llaves.
- Está bien, lo tendré en cuenta - me dijo como despedida.
Cuando bajé de la chevrolet con mis llaves en la mano, una ráfaga de viento me pegó en el rostro y lo sentí.
