Tu Voz

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—Por los dioses, Ali, ¿qué haces?
La pregunta estaba acompañada de una inusual risilla llena de picardía por parte de Alistair.

—Claro, mi diosa, si por usted lo hago.

—Ali, si me sigues llamando así, Yvaine creerá que es mi nombre.

Un gracioso puchero adornó el rostro de la diosa. Era un mohín adorable a los oscuros y magnéticos ojos del antiguo gobernante de Overworld. Empero, ni el tierno gesto en los labios ligeramente rosados de la mujer que amaba, evitó que él siguiese con su cometido.

—Sabe, creo que aún sin decírselo, ella sabe que es hija de la más bella de las diosas.

—Eso es lo que usted piensa, mi señor.

—Eso es lo que se puede ver. Incluso un ciego lo haría.

La sonrisa se volvió a apoderar de la boca femenina. —Dudo que lo haga.

—No dude del poder que tiene su voz en la ausencia del ruido de día, mi diosa.

El rostro de la deidad se tornó furiosamente rojo, entendiendo el trasfondo de las palabras de su esposo. La respuesta vino luego de un breve silencio, aunque las palabras abandonaron a tropezones la garganta de la diosa, que de pronto se sentía seca.
—Es algo que sólo le pertenece a usted, mi señor.

Por la mente de Alistair navegó la idea de verbalizar alguna broma sobre las palabras casi susurradas. Mas al voltear la vista en dirección de su amada. Los ojos avellana de su diosa permanecían levemente abiertos con un brillo húmedo que acompañaba a un suave rubor de sus mejillas.

Desprendía una inocencia salvaje que se contradecía con la mujer que era capaz de domar a la bestia que habitaba en él.
Y aun así, incluso después de haberla tenido tantas noches y días, el eco de la voz suave de su diosa declarando pertenencia de esos detalles, era suficiente para desfigurar su conciencia.
Ella era su fuerza, e increíblemente, también su más grande debilidad.

No era la primera vez que lo notaba, ni sería la última.

—¡Ali!

El grito preocupado de Stacia se superpuso con el fuerte golpe que hizo eco en la cabaña.

Inmediatamente después, se vio a sí mismo de espaldas sobre el piso, con la diosa de abultado vientre poniendo sus delicadas manos sobre su pecho.

—¿Estás bien?

—No lo decido aún. ¿Estoy muerto? — las cejas de la diosa se fruncieron — perdón, creí por un momento estar en el cielo.

—No puedo con usted, mi señor. — una pequeña palmada resonó en la porción de piel a la vista del pecho masculino.
—Stacia, me dolió.

—Oh, lo siento… ¡Por los dioses…! — no alcanzó a protestar por la risa traviesa con la que se burlaba Alistair, ante sus disculpas por el golpe dado.

Él había tomado su brazo y la había besado. La sorpresa de un comienzo rápidamente fue reemplazada por la complicidad que comparten los amantes.

Sentada sobre él, sin alejar sus labios de los amados, murmuró — ya dime, ¿qué hacías ahí arriba?

—Una sorpresa. Aunque creo que aquí abajo me siento mejor, golpeado y todo, pero definitivamente mejor.

—Tonto — el tono suave y delicado era hipnótico para Alistair.

Simplemente cerró sus ojos y la volvió a besar.

La sensación sublime de un milagro en tan sólo un susurro de su voz.

<Por supuesto que haría ver hasta un ciego>

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Nota de autor:
Un 2x1?
XD gracias por leer ♥️

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