En Noches Como Esta

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La noche era brillante, la luna se había adueñado del cielo nocturno, bañando su hermoso cabello sedoso y de encendido color avellana. Sus labios estaban apenas entreabiertos, el tono pálido de su piel y la luz que entraba entre las rendijas de la cabaña, la hacían ver azulada y pulcra. Sus pestañas levemente titilantes, tal vez soñando. Pero el compás de su respiración era lento y suave, increíblemente tranquilo. Y aunque había unas pequeñas marcas oscuras bajo sus párpados cerrados, juraría por mi propia vida que no había nada más divino que verla dormir.

Ella dulce y encantadora, animada y con una amable sonrisa para todo el que la necesite. Como el sol, cálida.

A veces, divagaba en sueños de días lejanos, cuando ese amor que desborda en mi pecho, era un secreto.

Cuando entre muchas miradas, la mía compartía con ella un deseo culpable de dos reinos enemistados.

Lo cierto era que cuando miraba el fondo de sus ojos como el atardecer, podía ver la infinidad, ella me daba mi risa y felicidad, pero también mi llanto.

Y luego de muchos años, seguía dándome todo, ofreciendo su corazón a un maldecido, bendiciéndome con su vida y la que ella misma dio a luz, la vida que palpita en el vientre que como media luna se dibuja bajo las sábanas.

Su silueta camina taciturna por mi alma, calmando a la bestia que era.

Rápidamente había entendido cuánto la amaba, aunque me habían hecho olvidarla. De pronto todo lo que habíamos pasado se había apoderado de mis pensamientos y no podía dormir.

Sentí tantas veces que no tenía las fuerzas para protegerla; pero en todas y cada una de esas veces, fue ella quien finalmente me protegía.

Con mis dedos de manera suave acaricie su mejilla, corriendo sus largos mechones.

Era mucho lo que nos esperaba por sufrir, aunque en ese momento no era consiente de aquello. Dentro, muy dentro de mí, siempre lo supe y ella también lo hacía.

Pero Stacia nunca dudó, nunca dio un paso atrás.

—Eres tan fuerte.

Susurré mientras se acurrucaba un poco más hacia mi pecho, como si me hubiese escuchado.

Volví mis ojos hacia arriba, donde entre la madera, podía filtrarse hilos de luz. Lentamente mis párpados comenzaron a pesar y en algún momento, me dormí.

Ali, Ali… — mi diosa — son moras, del jardín, las saqué para ti…

¿Dónde estamos? — en Underworld…

¿Cómo? — Vector…

¡No! Tú no estás aquí… aléjate de Stacia, ¡aléjate de mi hija!

¡Déjalas!

—Ali, tranquilo, estoy aquí.

El sobresalto terminó con la suave voz de Stacia. Demoré algunos segundos en enfocarla. Unas gotas de sudor perlaban su frente y la tela delgada que cubría su pecho estaba ligeramente desgarrada. Cuando miré alrededor, todo el lecho estaba marcado y sombras negras se suspendían cayendo lenta y pausadas al suelo, al mismo tiempo que otras reposaban sobre las telas.

Eran las largas plumas negras de mi maldición.

—¿Fui yo? ¿Te lastimé?

Su respuesta fue una apacible sonrisa. Algunos cabellos se deslizaron sobre la línea de su pecho semi expuesto y su delicada mano acarició mi rostro. Pude sentir la cálida sensación de amor.

—Nunca me lastimará algo tuyo. ¿Recuerdas? Soy yo la que acoge todo de ti, Ali.

En el silencio de la noche, ella rompió la distancia de mí con un beso sereno, limpió mi frente y me acomodó en su pecho. El ritmo de sus latidos era suave.

—Puedo escuchar tú corazón.

—¿Y qué te dice?

—Que todo estará bien.

<No importaba cuán profundo y oscuro era el abismo de mis demonios, si ella estaba conmigo, incluso el escabroso camino que recorríamos tenía luz… su luz>

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Nota de autor:
Un corto drabble para no perder costumbre 😅🙏

Gracias por leer!

Espero poder traer una actu entre estos días, pero no puedo prometer nada 🥺.

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