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Naruto se encontraba recorriendo los extensos pasillos de la universidad a la que asistía

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Naruto se encontraba recorriendo los extensos pasillos de la universidad a la que asistía. Justo ahora debería estar en clase, pero para su maravillosa suerte, el profesor que daba clase de literatura no llego hoy, pues al parecer tenia un curso de capacitación junto a otros profesores de diferentes facultades. Así que el rubio decidió que era un gran momento para perseguir al dueño de su corazón: Sasuke.

Para Naruto, Sasuke era el ser más bello que pudiera existir en este planeta; era alto, piel pálida, hermosos ojos negros, labios delgados e igual de pálidos como su piel. Simplemente perfecto. 

Sasuke tenia una actitud un poco agria, pero al rubio le valía un rábano, porque el creía devotamente que los polos opuestos se atraían y estaban destinados a estar juntos. 

Él era alguien bastante alegre y juguetón, mientras que Sasuke era callado y serio. Básicamente, eran la combinación perfecta.

Los sentimientos del rubio comenzaron a florecer luego de que uno de sus profesores lo mandara a un grado mayor para entregarle unos papeles a la señorita Kurenai. En ese grado mayor se hallaba Sasuke exponiendo con una carita enojona. Según el rubio, fue amor a primera vista.

Un día después, Naruto comenzó a acosar al pelinegro también a sus amigos y compañeros de clase, para que le brindaran información.  

– ¡Naruto!– gritó alguien a sus espaldas.

El nombrado detuvo su andar y giró su cabeza para encontrarse con su mejor amigo, quien se encontraba corriendo hacia él.

– Hola Gaara, ¿Necesitas algo? – preguntó con una gran sonrisa.

Gaara, quien apenas pudo llegar a la par de su mejor amigo, se agachó mientras ponía sus manos en la rodilla y asi poder recuperar el aire luego de haber corrido tanto.

– Queria saber cuando volvería Sai.– contestó. 

– Se supone que llegaría hoy.– dijo el rubio.– A lo mejor estará en casa cuando salgamos de aqui.

Gaara sonrió en grande por la información dada, Sai era un primo lejano de Naruto pero por sus estudios empezó a vivir con Naruto y su familia.

– Entonces me iré contigo.– dijo mientras trataba de pasar su brazo izquierdo por los hombros de su amigo, cosa que no logro, Naruto era más alto que él.

– Bien, pero ahora déjame seguir con mi búsqueda.– retomo su caminata,

– ¿Cuándo dejaras de acosar a Sasuke?– preguntó burlesco.

– Cuando acepte casarse conmigo.– dijo con una seguridad abrumadora.

Él pelirrojo sonrió ante las ocurrencias de su amigo. Naruto realmente estaba obsesionado con ese pelinegro.

– No crees que eso es algo, nose...¿precipitado?

– No.

– Bueno, pero no te enojes. – rodó los ojos.

– No estoy enojado.– admitió – Solo estoy desesperado por encontrar a mi príncipe. 

– Lo más seguro es que se este escondiendo de ti.– dijo con mofa ante la desesperación del rubio.  

– Eso es imposible – susurró.

Gaara no respondió y mejor se puso a sacar la pequeña paleta de sabor cereza que se hallaba en el bolsillo trasero de su pantalón.

Naruto siguió en busca de su amado. Hasta que luego de cinco minutos logro dar con él.

Sasuke se encontraba recostado sobre el pasto verde y fresco del jardín; rodeado de rosas hermosas, pero claro, ninguna de esas rosas era más hermosa que él.

Gaara decidió que era hora de abandonar el lugar. No quería ser parte de la humillación que el pelinegro le haría pasar a su mejor amigo.

El rubio corrió y sin pedir permiso, se sento junto al mayor.

Sasuke estaba descansando un poco, luego de sus pesadas clases,  y se asustó cuando sintió un peso caer al lado suyo. Abrió los ojos  y  alzo un poco la cabeza, sólo para ver al protagonista de sus pesadillas.

¿Este chico nunca se iba a cansar de acosarlo? 

Sin darle importancia alguna, volvió a su anterior posición, tal vez así el contrario se iría.

– Hola, gatito. – habló con una sonrisa ladina.

El mayor no respondió. 

– Gatito.– volvió a llamar haciendo un leve puchero. 

Sasuke tampoco respondió.

– Sasunya.– volvió a insistir mientras movía las piernas en señal de estar haciendo un berrinche.

– Gatito malo. – se resignó.

– ¡No me llames así!– gruñó el mayor.

Y con esa respuesta las intenciones de ignorar al menor se fueron por el caño.  Odiaba que lo llamara de esa forma. Es cierto que amaba a los gatos tanto como a los tomates, pero por alguna desconocida razón, le estresaba que ese mocoso lo llamara así. 

– No puedo evitarlo, es que eres igual de hermoso que un gatito negro.– admitió.

Naruto sonrió ampliamente cuando vio que su contrario se levantó y cruzó las piernas para quedar sentado frente a él. Pero sonrió aún más, cuando noto que su amado tenia pasto en su linda cabellera.

Se ve hermoso, pensó

– No soy un gato. – murmuró.

– Para mi si lo eres. – confesó – Eres mi gatito.

El rostro de Sasuke se coloreo de un rojo casi tan intenso como un tomate por la vergüenza y el enojo que sentía ante lo dicho por el rubio.          

– Me largo. – Habló con enojo mientras se paraba y sacudía el pasto de su ropa y cabello.

– Nos vemos mañana, gatito. – le dedicó una de sus mejores sonrisas.

Naruto de levanto de un salto y sin que el otro tuviera tiempo de reaccionar, le dio un pequeño beso en la mejilla.

Ambos se sonrojaron.

El rubio salió corriendo antes de que Sasuke intentara matarlo por atreverse a darle un beso.

Sasuke quedó rojo de la vergüenza mientras pegaba con su pie el pasto. Ese chico se las iba a pagar.

 Ese chico se las iba a pagar

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¡Sal conmigo, Sasuke! ⠸𝔰𝔞𝔰𝔲𝔫𝔞𝔯𝔲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora