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– ¿Si sabes que puedo denunciarte por acoso? – enarcó una ceja

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– ¿Si sabes que puedo denunciarte por acoso? – enarcó una ceja.

Ambos chicos se encontraban en la cafetería que estaba frente a la puerta principal de la universidad. Las clases habían culminado y  Sasuke decidió que era el momento perfecto para tomar un taza de café amargo y talvez comer un pequeño postre. Pero para su mala suerte, la tranquilidad que pudo haber tenido de esfumo en cuanto su pequeño acosador hizo acto de presencia.

Naruto lo había seguido como un cachorrito en busca de mimitos por parte de su dueño.

El pelinegro se preguntaba si aquel chico tenia algún tipo de radar en la cabeza, porque siempre lo encontraba. No importaba si se escondía en la cima del Monte Fuji, Naruto siempre lo encontraba.

– No serias capaz de hacer algo así. – puchereó.

Sasuke frunció el ceño, ¿Cómo podía estar tan seguro de eso?

Una simple visita al director y podría alejarlo para siempre. 

– ¿Quieres probarme?

– No Sasuke. – junto ambas cejas – Primero tenemos que ser pareja para llegar hasta ese punto. – dijo mientras se sonrojaba y bajaba la mirada, uniendo sus manos con nerviosismo bajo la mesa. 

Sasuke lo miró confundido al principio, pero luego de que sus neuronas trabajaran en equipo para pensar, entendió a la perfección las palabras del pequeño rubio acosador. 

Sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso. Casi escupió su café cuando entendió todo. Ese mocoso era un pervertido por haber entendido de otra forma sus palabras. Él no quería decir nada parecido a eso.

– Y-yo no...– intentó hablar de forma clara, pero gracias al nerviosismo que tenía sus palabras quedaban atascadas en su garganta.

– No te preocupes, Sasuke. – habló ahora como si nada el rubio – Sé que siento tú un joven de 20 años, tienes esa nece...

Naruto no pudo terminar con su pequeño discurso, pues una grandes manos cubrieron su boca.

Sasuke se había levantado rápidamente de su silla y como el otro se encontraba sentado frente a él, casi mancha la parte superior de su camisa con el glaseado del postre al momento de cubrir la boca del rubio. 

– No digas tonterias. – dijo con una mueca – No es nada de lo que tu rara cabecita esta pensando.

Sasuke, aún sonrojado, miró amenazante al menor. Alguien podría oírlos y correría el chisme por toda la universidad. Continuo con la mirada puesta en el menor hasta que este quiso decir algo, pero no entendía nada de lo que trataba de decir, puesto que su mano en ningún momento se aparto. 

No hasta que el de marquitas en las mejillas se la lamió.

– ¡ERES UN ASQUEROSO! – soltó un grito agudo cuando sintió la saliva del rubio en su mano.

El de ojos azules rió malicioso. Su mayor se veía tierno cuando se enojaba y comenzaba a gruñir murmurando cosas inentendibles.

Sasuke comenzó a quejarse en voz bajita por la "atrocidad" cometida por el rubio acosador, más dejó sus quejas a un lado cuando se dio cuenta de que todo el lugar estaba en silencio. Miro a su alrededor, encontrándose con demasiadas miradas puestas en él.  Se avergonzó por un momento, mayormente cuando vio a su profesora de sociales sentada en la mesa continua a la suya, la señorita Kurenai reía divertida mirando a Naruto de manera tierna. 

Tragó saliva y volvió a sentarse en su lugar, pero ignorando al menor. 

El bonito chico de cabellos como el sol suspiró pacíficamente.  Posó sus brazos sobre la mesa y recostó su rostro sobre sus manos, haciendo que sus mejillas se abultaran; parecía un tierno e inocente niño.

Miró a sus contrario, quien tenia los brazos cruzados sobre su pecho y hacía un puchero pequeño e inconsciente en sus delgados labios tratando de verse molesto e intimidante, pero a los ojos de Naruto sólo hizo que se viera aun más perfecto.

– Sasuke. – susurró con dulzura. 

El nombrado apretó sus labios a modo de berrinche, volteó su rostro hacia otro lado y apretó más sus brazos contra su pecho.

– Gatito. – llamó Naruto, ahora con la voz mas aguda mientras apretujaba sus propias mejillas.

Sasuke no le dirigió la mirada. Se sentía molesto, su orgullo había sido herido por haber hecho el ridículo en una cafetería llena de gente.

– Gatito hermoso. – continuó llamándolo, esta vez, haciendo pequeños pucheros.

– No me digas así. – se resignó por contestarle. Le dirigió la mirada con los ojos entrecerrados y aun con los brazos cruzados.

Naruto sintió que en cualquier momento le saldrían corazones por los ojos por solo ver el rostro completo de su mayor, y pudo apreciar mejor el puchero que estaba formado en los labios del pelinegro. 

El rubio relamió sus labios al ver los del contrario, tenía muchas ganas de darle aunque sea un piquito, pero eso seria como un suicidio. 

– Gatito hermoso. – su voz ahora sonaba ronca, algo que sorprendió a Sasuke. 

– ¿Qué? – respondió bruscamente.

– Dame un besito.

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Advertencia!!!

Esto será muy dulce :3

¡Sal conmigo, Sasuke! ⠸𝔰𝔞𝔰𝔲𝔫𝔞𝔯𝔲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora