Cosas de dioses

2. Primer encuentro

Una vez el avión había puesto sus ruedas en suelo peninsular , el nudo en el estómago que había cargado conmigo desde que había salido de mi antigua casa esta mañana, había pasado a estar en mi corazón y se había convertido en un dolor profundo y oscuro, el cual no creía que pudiera soportar. El simple hecho de estar a miles de kilómetros de mi hogar, de mi zona de confort , y el pensar de que tardaré muchísimo en volver, me atormentaba tanto mis pensamientos como mis sentimientos.

Con mis pies ya en tierra, no veía la hora de largarme a dentro del aeropuerto, no se si era el ruido de los aviones, o el calor abrasador del mediodía, pero me sentía incómodo, necesitaba despejarme y la verdad que en medio de una pista de aterrizaje a 35 grados bajo el sol no era un buen sitio para hacerlo. Una vez dentro del edificio, y de que el aire acondicionado rozara mi piel con su frescura revitalizante, me di cuenta de varias cosas sobre el aeropuerto, primero me fije en el techo de la infraestructura, me encanta como las olas creadas por madera fina se funden con las cristaleras inmensas que inundan el lugar. Nada más entrar nos dirigimos a comer antes de nuestro siguiente vuelo, yo quería ir al burger king pero mi hermana no podía saltarse la dieta así que fuimos a un restaurante pijo como los que a ella le gustan , la verdad es que me sorprendió ver un restaurante de tanta clase en un aeropuerto pero sería algo normal por esos lares, dado que estábamos nada más y nada menos que en la capital de España. Cuando acabamos de comer nos dirigimos hacia la puerta de embarque la B45 Barcelona y decidimos esperar delante de la puerta hasta que fuera la hora correcta para entrar en el avión.

-Ya habéis decidido como os repartiréis las habitaciones? - Dijo mi padre mientras miraba unos correos electrónicos en su móvil.

-Si, yo me quedo la habitación grande e Isa se queda la pequeña. - contesta mi hermana ondeándose el pelo y cruzando los pies mientras mira al frente.

-Si claro, porque tu lo digas ahora, yo me quedo la grande que para eso soy el mayor. - Respondo sin dejar de mirar a mi hermana ni un segundo.

-Isa vamos a ser sinceros, no te gusta traer amigos a casa, nunca has tenido novia, y siempre estás encerrado en tu habitación leyendo o estudiando. Para nada necesitas una habitación grande.- Replica mi hermana girándose hacia mí y regalándome su perfecta sonrisa blanca.

-Me da igual, ademas tu no sabes si he tenido novias o no , que no las lleve a casa como tu tus novios, no significa que no necesite un cuarto grande, y que tu no estudies no es mi problema. El cuarto grande es mio y punto. Contestó antes de coger mi móvil y ponerme a jugar con él.

-Bueno pues como no lo tenéis claro se echará a suerte , y quien gane se la quedará y no habrá más discusiones por la habitación ¿Está claro? - Rechista mi madre antes de levantarse para estirar las piernas.

En ese preciso momento una fragancia mentolada y afrutada inunda mi sistema olfativo, lo cual me hace levantarme y buscar ese profundo olor con la mirada, pero no encuentro resultado no veo a nadie que desprenda ese olor , parece como si el olor se hubiera introducido directamente dentro de mí sin dejar ningún rastro por el cual pudiera utilizarlo para encontrar su origen de procedencia.

-¿Isa que te pasa? - Pregunta mi hermana con una cara de confusión.

-Nada,¿ Ustedes no oléis eso? - Pregunto sin dejar de mirar a todos lados

-Oler ¿el que?- Responde mi padre , inhalando todo el aire que cabe en los pulmones.

-Ese olor afrutado - Replicó mientras me siento y desisto de mi lucha por encontrar la procedencia de ese olor.

-No, yo no huelo nada- Contesta mi madre.

-Yo tampoco - Colabora mi padre.

-Isa , te estas volviendo majareta, no huele nada, bueno si a aeropuerto. - Finaliza mi hermana con toque de burla.