Capítulo Dos: Raro.

16.1K 1.9K 3.3K
                                    

Era sábado, su cabeza dolía un poco, habían dormido todos en la sala para ver partidos de vóleibol en la televisión por la noche, a su lado se encontraba Hinata y... ¡lo estaba abrazando!

Kageyama giró su cabeza totalmente sonrojado, se acomodó en el montón de cojines y mantas y abrazó a Hinata pegando su pequeño cuerpo junto al suyo, dispuesto a dormir más tiempo de ese modo.

Cuando volvió a despertar Hinata estaba sentado a su lado, daba suaves caricias en su cabello mientras hablaba con Nishinoya, emitió un pequeño quejido y se sentó con cuidado rascando sus ojos.

— Buenos días. —Murmuró con su voz ronca y el cabello algo desordenado por las caricias del otro.

— Woah, si esa es tu voz al despertar déjame dormir a tu lado todos los días. —Bromeó Tanaka, los demás riendo mientras se sentaba entre el montón de mantas, Tsukishima y Yamaguchi aún dormían y los de tercero no estaban, quiso preguntar dónde habían ido pero en ese preciso momento escuchó la puerta de su casa abrirse, se estiró un poco para ver hacia ésta, venían con cafés y cajas.

— ¿Fueron a comprar el desayuno? —Preguntó Narita, levantándose, los demás lo imitaron para ayudar a los mayores quienes asintieron.

— Sí, hace demasiado frío afuera. —Se quejó Sugawara.

— Me gusta... El frío se siente bien y la nieve es cálida en sentimientos. —Murmuró Kageyama levantándose, todos siguieron con disimulo sus movimientos. — invierno es una estación perfecta.

— Prefiero verano, así podemos ir a la playa y jugar vóleibol playa. —Dijo Hinata levantándose para ordenar dónde había dormido.

— Que alguien despierte a Tsukishima y Yamaguchi. —Pidió Asahi desde la cocina, Kageyama fue a la cocina, confundido al ver tantos pasteles y dulces para desayunar. Nishinoya con toda la energía del mundo intentando despertar a los más alto de primero.

— ¿Por qué hay tantos pasteles y dulcesitos? —Susurró el ojiazul, tomó el café que tenía su nombre.

— Decidimos que hoy era el día de mimar a Kageyama. -——Respondió Sugawara abrazándolo por el cuello. — Te hemos traído éstos pastelitos y café con leche, hay que cuidar al bebé de Karasuno.

— ¿Quién eres? ¿Su madre? —Preguntó Asahi mientras bebía de su café, Sugawara le sacó la lengua de manera infantil, haciendo sonreír un poco a Kageyama.

— Solo para que sepas, Azumane, tengo pene. —Asahi escupió su café y Kageyama soltó una fuerte carcajada, dejando a todos en shock, nunca lo habían oído reír de ese modo, de hecho... Jamás lo habían oído reír.

— Kageyama... ¿Se puede reír? —Preguntó Nishinoya en la entrada de la cocina, el menor solo cubrió el rostro con su mano libre, Sugawara San aún no lo soltaba.

— Ese no es el punto, Asahi dice que soy la madre de Karasuno, imperdonable. —Gruñó Sugawara, se acercó al de cabello largo y le dió un golpe en la cabeza, éste quejándose mientras reía en voz baja. — Tendré que demostrarle que soy un hombre y tengo un pe...

— ¡Suga! —Regañó Daichi, todos aguantando la risa mientras desayunaban. — Además, puedes tener pene y ser madre, no tiene nada que ver con tu sexo. —Rodó los ojos, Sugawara alegando que quería ser el padre número uno y no la madre.

Kageyama... Kageyama jamás había compartido un desayuno con alguien y ahora tenía once personas en su cocina, comía cosas dulces y tomaba un café con leche que sabía increíble, además Hinata estaba a su lado y le daba miradas poco disimuladas.

¿Había logrado suicidarse y su último sueño antes de morir se había cumplido?

Nah, no era eso, pero si era extraño de repente tener a todos sobre él y en su casa, incluyendo a Tsukishima.

El diario de Kageyama Tobio. |Kagehina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora