XVIII

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El japonés apenas divisó a su amiga atravesar la entrada de la escuela salió corriendo a abrazarla. -¡Hannie! ¡Te extrañé, linda!

-¿Qué harías sin mí, Riki? -La chica rió y correspondió el abrazo. -¡Toma! ¡Compre varios!

-¡Taiyakis! -Los ojitos le empezaron a brillar como un niño pequeño. -¡Eres la mejor, Hannie! Por un momento creí que no los traerías.

-¿Y olvidarme de mi promesa? Eso jamás. -El rubio sonrió y se adentraron a la escuela.

En la hora de refrigerio se pusieron a conversar como comadres, como si no se hubieran visto por meses aunque sólo hubieran sido algunos días. Ni-Ki se reía de las anécdotas que Hana había pasado en el país natal de ambos.

-Y entonces mi abuela me dijo: "¿Estás segura que no quieres que te presente a Touya? Es un jovencito muy educado". ¡Pero vamos, Ni-Ki! ¡Ese chico es menor que yo por cinco años!

Ni-Ki no paraba de reír con la expresión indignada de su amiga. -Tú me llevas tres años y no me reclamas nada.

-Tú eres mi mejor amigo, Ni-Ki. ¡Mi abuela poco más y me quiere casar con un chico menor que yo! -Hizo una expresión de horror en su rostro. -Pero bueno dime, ¿pasó algo mientras no estaba?

El japonés miró a su amiga. -Sung Hoon te escribió una carta, Hana.

-¿¡Qué?! -La chica casi se cae de su asiento.

-Ayer me entregó la carta. -Dijo. -Yo pasaba por tu salón cuando él me pidió si te la podía dar, supongo que se confundió pensando que yo era de tu clase. -Rió recordando aquel momento. -Toma, esto te pertenece. -Le entregó un pequeño sobre color coral.

"Tan solo me voy algunos días y todo esto sucede. ¡Genial!"

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Letters for you | Park Sung HoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora