Las crónicas del lobo

Capítulo 7: La academia Magnograunt

La academia era un muy grande. El solo edificio abarcaba un cuarto del valle en que estaba ubicada. Tenía tres pisos, cuatro campanarios uno en cada extremo, y al centro una gran torre central la cual era una biblioteca enorme, más alta que la academia en su cima un jardín botánico con todas especies de hierbas y flores y algunos árboles.

La academia se dividía en cuatro secciones y se subdividía en cuatro cada parte. Las primeras cuatro divisiones estaba primaria, y se subdivida en grados calificados como "a, b, c y d"  al igual que la segundaria (segunda parte) y la universidad (tercera parte) estaba destinada a salas de estudio el gran comedor y salas de clubes los cuales eran ciencia, esgrima, literatura, teatro y deportes. Cada Sección contaba con dormitorios para sus alumnos, separados entre hombre y mujeres y en cada habitación se alojaban dos alumnos.

La academia estaba literalmente en medio de las montañas y de la nada, los alumnos tenían comida, habitaciones, duchas con calefacción y aun así Eliot y Erwin decidieron dormir afuera, en los árboles, aunque en los días de lluvia volvían a su habitación en las tardes después de clases iban a cazar con los lobos quienes ya tenían sus nombres Grumpy la gran loba blanca, Haru el lobo blanco y plomizo, Aki el cachorro marrón y más aventurero, Kaze la única loba hembra hija de Grumpy, Alexander el lobo negro aunque cazaba solo siempre protegía al resto, Gohn un lobo blanco y negro era fuerte y siempre acompañaba a Haru y por último, Yan un lobo gris el mejor cazador de la manada, se alojaban a los alrededores de la academia. Las clases empezaban a las nueve de la mañana y terminaban a las siete de la tarde. Sólo tenían tres descansos sin contar la hora de la comida.

Esta era la vida que debían vivir Eliot y Erwin desde ahora en adelante hasta que cumpliera su cometido. Pero no será tan tranquila como esperaban,  esto se les explicó el primer día de clases al cual no asistieron por órdenes del profesor Edward su primer día seria mañana y no sería el más tranquilo.

— ¡Maldición!, No, suéltame. De ninguna manera- Gritaba Eliot

Sus gritos resonaban por todo el pasillo, sus compañeros y compañeras se asomaban para ver lo que pasaba. Nadie sabía por qué y qué estaba pasando dentro en su habitación, muchos pensaban que el profesor Edward le estaba golpeando y empezaron a preguntar si estaba bien mientras tocaban la puerta pero todo lo que oían era Eliot gritando ‘ayuda por favor’. Entonces la hija del director Elisa, abrió la puerta .

—Que es este escándalo, qué demonios pasa aquí—gritó con ira

Pero tras abrir la puerta su cara se puso completamente roja, lo estaba frente a ella era el profesor y Erwin intentando colocarle el uniforme a Eliot quien se negaba rudamente, Elisa roja cerro bruscamente la puerta diciéndole a todos que no pasaba nada, fue la única que vio lo que pasó y cuando le preguntaron solo corrió hasta las escaleras, pues nunca había visto un hombre en ropa interior.

Los días pasaron Eliot se dedicaba a estudiar las mañanas y en las tardes luego de las 5 de la tarde salía a reconocer los alrededores con sus lobos los cuales guiaban y marcaban la zona.

Erwin investigaba y estudiaba todo el día sin parar porque tenía que tener conocimiento pleno de lenguas y geografía si deseaban viajar por el mundo, Edward les enseñaba esgrima y uso de armas de fuego. Estaban ocupados todo el día todos los días, no tenías más amigos en la academia más que Eliza y el profesor. A menudo tenían las mejores calificaciones en todas las materias y la atención y preferencia de los maestros, mucha gente quería ser amigos de ellos pero tenían un objetivo claro y no necesitaban ser distraídos lo que trajo envidia, odio y repulsión del resto, se les miraba con desprecio y a menudo se les hacían bromas pesadas, aunque eso no les importaba, sabía que si tenían algún pleito ponían el juego todo lo que llevaban a cabo.

Pero un día esto se salió de control Nelson y su hermano Jefferson junto a un grupo de amigos descubrieron la amistad entre ellos y Elisa, entonces esperaron una tarde tras seguirlos hasta que dejaran sola a Elisa y en ese momento la tomaron por sorpresa y le vendaron los ojos. Ella intentó gritar, pero antes que pudiera hacerlo le habían cubierto la boca  y dejado inconsciente, nadie nunca supo que cosas horribles le hicieron.

Hasta esa tarde del día siguiente. Ella apareció recostada en la orilla de la fuente de agua principal con la ropa rasgada, inconsciente, con moretones en un ojo frente y estómago, despeinada con sangre en la mejilla  y muy pálida. A su lado un letrero de ladera escrito con rojo “Vete con perros y quedaras como perra’’. Nadie lamentó lo ocurrido, todos se reían entre dientes y murmuraban

“Merecido se lo tenía la muy engreída” “Por qué no humillan así a sus otros dos amigos” se escuchaba decir a los alumnos

Pero antes que digieran otra cosa más, todo el mundo se dio cuenta que ellos estaban allí. Era imposible no notarlos, todo el mundo se hizo un lado, tenían miedo de sólo verlos, sus caras desprendían una ira infinita, un rencor enorme y una sed de venganza insaciable. Se acercaron a su amiga, Eliot la tomo en sus brazos y le puso de chaqueta y Erwin tomo el letrero y de un solo golpe lo destrozo y sin decir una palabra se dirigieron a sus habitaciones, una chico se interpuso entre ellos.

— ¿Dónde crees que llevas a esa perra? tírala al suelo y vete aun no terminamos con…

Pero antes de terminar la frase, Eliot lo golpeó en el estómago , a tal fuerza que el joven escupió sangre. Todo el mundo estaba impactado todos se hicieron a un lado y los dejaron pasar

 Al llegar a su habitación el profesor no podía creer lo ocurrido pero antes de que pudiera decirles algo ambos alzaron la voz.

—Ya hemos aprendido mucho profesor gracias, ahora ya no importara si los expulsan..-

— ¿A qué se refieren? ¿Qué piensan hacer?- Pregunto el profesor

— ¿No es lo lógico profesor? Encontrar y aplastar a los bastardos que hicieron esto.

Dijeron ambos con mirada fría y sin tener intenciones de tener piedad, se levantaron silenciosamente y salieron de la habitación, el profesor pensó en ir por ellos pero al estar solo con Elisa se dio cuenta que repetía un leve murmullo “Eliot, Erwin por favor ayúdenme…” y entonces entendió todo el sentimiento de culpa ira e impotencia, comprendió de que hiciera lo hiciera no podría pararlos.

Pasaron los días  estabas listos para partir lejos de la academia si tiempo hay había terminado, pero, no sin antes haber castigados a aquellos que lastimaron a su querida amiga, quien más sentía aquella rabia era Erwin quien estaba enamorado de Elisa.

El día anterior Erwin se paró sobre la estatua del patio central y una rabia ciega bloqueó su mente y explotó por su boca

— ¡Creen que el dinero les da poder, creen que porque no tenemos sangre noble, porque sólo somos becados sin dinero pueden tratarnos como basura, cómo sus perros y creen que eso les da derecho de lastimar a nuestros amigos!— Gritaba con furia, guardó silencio un momento y con más calma concluyó— Si creen tener los cojones suficientes, espero que los tengan para enfrentarlos, los esperaremos mañana en el puente de acceso a la academia.

Antes de bajarse de la estatua Erwin puso una mirada fría y miró hacia todos los alumnos que estaban en el patio y dijo para finalizar.

—No me importa cuántos sean.... Los aplastaré a todos—y se fue.

Elisa solo podía mirar desde su ventada mientras soltaba un llanto de alegría y tristeza, tal acto demostraba lo mucho que le querían y a la vez sabía que por el mismo ellos se irían, a peso en decirles que se retractaran pero ellos no eran capaces de mirarla a la cara pues más que nadie ellos se sentían los más culpables.

Llegó el momento. Ambos estaban ahí, en el puente esperando, cada uno ya con todo listo para partir pero. No sin antes terminar su venganza.