catorce

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14. De largo a largo.

Taehyun

—Hola, buenas tardes —saludó una señora ya de una edad avanzada.

—Si dígame —le contesté con una sonrisa, mi cara estaba toda sudada gracias al inmenso calor que hacía en el lugar. Coñoelamadre, por qué coño no arreglar ese aire.

—Bueno, lo que pasa es que estoy cansada de meterle saldo a mí teléfono, y como en tres días se me acaba, tienen esa vaina muy cara.

— ¿Cuánto le mete? —pregunté, la señora saco un papelito del bolso y me lo pasó—. Esto es lo que pago.

—Con razón, solo le mete cien, y eso está a dos mil, aunque le puede meter doscientos para que le dure más —recomendé, agarré un pañito y me lo pasé por la cara para limpiar el sudor. Se me iba a bajar la presión.

—Es que me ve cara de rica, la tengo pero no lo soy —la señora agarró el papelito y lo volvió a meter en el bolso con altanería—, ¿dónde está tu jefe?

—No se encuentra.

—Movistar tenía que ser, no les basta con que le descuenten plata a uno, de paso ponen a un tripón culicagado que ni sabe sumar, aparte chino y pelo pintao', ¿a dónde vamos a parar?

—Que usted no tenga plata para pagar el saldo, no es culpa mía, señora.

—Llámeme al gerente —reclamó, me contuve de ponerle la cara de culo—, muévete, pues.

—El gerente no está, señora. Y si estuviera no podría hacer nada pues son políticas desde el centro de la empresa, nosotros somos sólo una sucursal.

—Uy si, claro. Capaz esa plata la agarran ustedes para meterse quién sabe qué droga —coño de la madre doña, cómo le digo que hasta a mí me roba movistar.

—Señora, pero... —intento excusarme, ella me saca el dedo medio. Vergación tengo calor.

—Anda a cagar muchachito amarillo, devuélvame mi plata.

Taehyun, respira. Te vas a desmayar, concéntrate en respirar.

— ¡Taehyun, muchacho! —Ingris, mi compañera de trabajo llega a mi lado y pone su mano en mi hombro— Pareces un papel, toma un poquito de agua —me pasa un perolito de agua mineral, yo bebo. Pana, me voy a morir—. Dígame, señora, yo la atiendo.

—Que movistar jode que jode robándome el saldo, coño que peo —se queja.

—Ay doña, no se preocupe, cómprese un chip digitel y listo. Que tenga buenas tardes.

Y con eso, ella me lleva hacia el depósito de la tienda.

—Anda a lavarte la cara, porque si sigues ahí con ese calor vas a caer de largo a largo.

— ¿Y quién atiende a la señora? —pregunto, ella le resta importancia con la mano.

—Déjala, la traiciona la memoria, ella ni siquiera usa movistar, usa movilnet.

Coño de la madre

TxT in VenezuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora