nueve

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9. Las mandarinas de Yeonjun.

Yeonjun

— ¿Ahorro o corriente? —pregunté a la castaña que estaba frente a mí, ella estaba más pendiente de mi cabello que de lo que le estaba diciendo— Hey, ¿Ahorro o corriente?

—Poné ahorro a ver—dijo volviendo a ver mi cabello. 

Sí, sé que soy precioso, pero coño, había gente esperando.

—Dice saldo insuficiente—la castaña me miró extrañada.

—Pásala otra vez, pero me parece raro, si ahora se me hizo efectivo el bono de cuatrocientos cincuenta.

— ¿Señora no será que es la cuenta de ahorro que no tiene plata? —esta miro para otro lado y luego volvió a mirarme.

<<Ay Dios mío señora, hay gente esperando>> 

— ¿Intento con la corriente? —suspiró y asintió. Volví a pasar el punto— ¿Ve? Yo le dije, con la corriente si pasó.

—Ay gracias a dios —me doy una sonrisa y luego agarro las bolsas—, ¿chico en que peluquería se pinta el pelo?

—Yo no voy a una peluquería especifica, yo voy a cualquiera, o me lo pinto en la casa.

—Ah, pero si lo tiene bonito —mis piernas temblaban por las ganas de orinar, empecé a sudar frío. 

—Bueno ya me voy, gracias.

—A la orden —sonreí forzadamente— ¡Leo, te toca! —le grité a mi compañero.

La señora de una vez salió, salí corriendo directo para el baño. Cuando salí me senté en unos banquitos a esperar clientes, pero no llegaba nadie. Pasó una hora y media y no llegaba nadie y el hambre empezaba a alborotarse, me puse a jurunguear a ver que hallaba pa' comer y me encontré con unas mandarinas que todavía no habían sacado, seguro eran para venderlas al día siguiente.

No le pare bola y JUAS me agarre una, así a lo malandro. Y después me agarre otra y otra me comí como 4 y cuando iba pa' la quinta.

— ¡¡SEÑOR YEOJUN, DEJE DE COMERSE LAS MADARINAS!! —el grito del jefe se hizo presente en la habitación, yo no hallaba que hacer o que decir. 

—Señor es que me dio hambre, y usted sabe que yo vivo pal quinto coño y yo no iba a ir pa' mi casa y devolverme con esta pepa e' sol —me excusé.

Ya estaba preparado para la insultada que me iba a meter Taehyun por hacer que me despidieran recién empezando. Y eso no se comparaba con la regañiza de Yoongi.

—Ay, coñoesumadre, usted es un caso serio, no te voy a despedir porque me caes bien, mocoso, pero espero que no se vuelva a repetir —asentí emocionado porque conservaría mi trabajo, y aún mejor, no me iban a insultar.



TxT in VenezuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora