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Al llegar al cuarto giró la manilla y la puerta se abrió sin dificultad.

《Lo supuse, si ayer salió apurada de la habitación era poco probable que se detuviera para cerrar con llave》

Una vez dentro del cuarto se congeló. Definitivamente alguien había entrado, y no solo con la intención de asustarla.

La habitación estaba completamente desordenada; papeles desparramados por doquier, vidrios de un vaso que debió de estar sobre una mesita que estaba en el suelo, los cajones de la cómoda estaban abiertos y la ropa, al igual que los papeles se repartía por toda el lugar.

Entró con cuidado a la habitación, intentando no pisar nada y cerró la puerta.
¿Puede ser que realmente nadie escuchara nada? Por la forma en que está la habitación parece poco probable, pero por como le trató la mucama no pareciera que tenga idea, y si alguien de otra habitación hubiera reportado sobre los ruidos habrían venido al cuarto y al ver este desastre... las cosas no estarían tan normales como están.

Luego de peinar la habitación con la mirada se acercó a la cama y levantó las sábanas que se veían revueltas.
Al hacerlo sus ojos se abrieron de la impresión; el colchón había sido apuñalado y cortado a lo largo 3 veces. Eran Cortes firmes y seguros. Volvió a dejar las sábanas como estaban y miró bajo la cama.

Rose no le había contado todo. En las conversaciones que habían mantenido los días que la acompañaba, ni en las cenas que tuvieron juntos le había mencionado sobre esto, pero al ver la habitación era claro que la persona que entró buscaba algo, y lo que fuera que fuese le importaba tanto que hasta las tablas bajo la cama había arrancado.

Sacó el teléfono de su pantalón y tomó algunas fotos del estado de la habitación.

Al terminar de tomar fotografiar se acercó para ver más de cerca algo que le había llamado la atención en el marco de la ventana. Eran unos pétalos de un rojo profundo como la sangre.

Cuando tomó uno de los pétalos vió en el suelo habían otros de color amarillo.

Se agachó para coger uno y los miró detalladamente uno junto al otro. No sabía mucho de flores, pero alrededor no había plantas como para que sus pétalos callesen ahí, así que decidió guardarlos en su billetera, podrían ser una pista.

Luego de inspeccionar la habitación un poco más salió al pasillo y respiró profundo.

Revisó su teléfono mientras caminaba al ascensor; eran las 3 de la tarde y ni rastro de Rosie.

Rose nunca le dió su número, sólo ella tenía el suyo en caso de emergencia, por lo que no tenía forma de contactarle a menos que ella lo llamara, eso le ponía ansioso.

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RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora