a jungkook siempre le gustó estudiar al igual que jimin.
aunque ambos estudiaran en distintas aulas, termina⎼
ron estudiando juntos cuando un incidente se hizo pre⎼
sente.
el destino quería que dos chicos de doce años se cono⎼
cieran y se amaran e...
— ¿¡qué dices jeon jeonguk!? —gritó la madre desde la sala.
— ¡nada mamá!
— ¡eso espero!
jungkook rió ante los gritos que se escuchaban. miró su uniforme melancólico, estaba limpio y planchado, tenía una pequeña flor en su bolsillo delantero y se podía decir que brillaba. se miró unas últimas cuatro veces al espejo antes de salir de su habitación.
— por fin sales ko... wow hermanito, te ves asombroso.
— gracias hyung.
— mamá debe verte así —lo arrastró hasta la sala—. les presento a jeon jungkook el graduando.
— ¡hijo mío! ¡qué hermoso estás! —la madre sonreía orgullosa.
— gracias mamá.
— campeón, te ves magnífico —sonrió en respuesta.
al desayunar la casa se volvió un caos, todos buscaban cosas que no querían olvidar, daban vueltas y parecía que no tendría fin. jungkook salió de la casa y esperó afuera con un ramo de flores para jimin. el ambiente de graduando no se sentía, sin embargo, la emoción sí estaba presente.
la señora jeon parecía tener un altavoz al hablar, su emoción se notaba a kilómetros y es que, ¿qué madre no se emocionaría cuándo su hijo estaba a solo minutos de graduarse?
— sube al auto jungkook —asintió e hizo lo que le ordenaron.
— ¿mamá, no olvidas la cámara, cierto?
— ¡eso era lo que olvidaba! —la señora corrió por la cámara dentro de la casa y regresó.
— ahora todo está listo.
el castaño se dedicó a mirar por la ventana del auto el resto del camino intentando calmar sus nervios.
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ya se encontraba en el gran auditorio donde se celebraría la graduación, sus padres y hyung estaban ubicados en sus respectivos puestos y jungkook sólo miraba impaciente a la puerta, su novio no había llegado y la ceremonia estaba por comenzar, estaba preocupado por jimin, no podía pasarle nada malo estando con chaeyoung, ¿cierto?
— ¿a quién buscas conejo? —el niño dio un salto.
— ¡mochi! ¡ya llegaste! estaba tan preocupado —lloriqueó.
— sabes que con mamá no llego tarde a nada.
— ¿dónde está tu madre, por cierto?
— allá arriba, cerca de tus padres.
— qué bien. ahora ven, vamos a sentarnos.
mientras los tortolos se susurraban cosas y se daban pequeños besos, la graduación dio inicio.
