Capítulo 2

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—¿Mi hermana? Eso es imposible. Yo no tengo familia Maximiliano. Invéntate una mejor que esa —le digo aún con la palabra martillando mi cabeza.

—No estoy inventando nada, Karina, por dios escúchame —espeta exasperado.

—Hazlo de una vez —Grito nuevamente. Tengo que controlar mis emociones. Estamos en un lugar público.

—Contrólate, estamos rodeados de personas —me pide.

—Es difícil después de lo que me acabas de decir —me defiendo.

—Inténtalo, si no, no diré más.

—Eso no, quiero saberlo todo. ¿Cómo es posible que tenga una hermana?

—Lo supimos gracias al robo —Todo lo que dice cada vez me parece más absurdo e imposible de creer —. Cuando supimos que habían detenido a la culpable fui a investigar. Era imposible cuando Karime estaba en el cuarto del al lado mientras yo veía la noticia.

—Karime —pronuncio su nombre—, hasta nuestros nombres se parecen —al menos eso fue lo único que hizo la mujer que nos trajo al mundo.

—Comencé a investigar. Contraté detectives, los mejores para que me explicarán cómo es posible que las dos sean idénticas y se hayan criado separadas. Lo único que hallaron fue un registro del 22 de abril de 1996 con tu nombre. Según el informe, fuiste encontrada envuelta en una manta y una nota que decía que tu nombre es Karina. Por otra parte, de tu hermana no había nada. A ella la dejó en el basurero de un bar donde la dueña la encontró y la cuidó. No la entregó a la policía ni nada. Se apropió de la niña, Karime sufrió muchísimo en manos de esa mujer hasta que conoció a Octavio Santarém. Adoptó a Karime como su hija y la convirtió en la mujer que es hoy…

—Una ladrona —digo interrumpiendo su explicación—. Convirtió a mi hermana en una criminal.

—Gracias a eso te reencontrarás con ella muy pronto —informa y lo veo asombrada.

—¿Ella sabe de mí? ¿Por qué decidieron ayudarme? —pregunto.

—Sí, está ansiosa por conocerte. Hubo un momento donde nos descuidamos y supo lo de tu detención hace un año. Fue ella quien nos hizo mover cielo y tierra a Octavio y a mí para sacarte de prisión. Fue su idea el nuevo asalto que comprobará tu inocencia.

—Necesito tiempo para procesar esto — Admito tocando mi sien—. Necesito que me dejes sola.

—No me sorprende que tomes esta postura al enterarte de todo. Hay un pequeño departamento que puedes usar mientras tanto. Allí está todo pago, no tienes que preocuparte por nada —me explica.

—No tengo como pagar nada de eso —admito, aunque él lo sabe.

—Fue tu hermana, ella desea que estés tranquila en un lugar cómodo, para que no te preocupes por nada. Está ansiosa por verte en persona, por conocerte, pero promete darte el tiempo necesario.

—Lo acepto porque ahora mismo mi cabeza es un lío y es demasiado. Dale las gracias de mi parte —le pido—, por todo —concluyo.

En el auto camino al departamento me mantengo sumida en mis pensamientos, mi cabeza parece un casete rayado recapitulando todo lo que Maximiliano me contó en el restaurante. No fui capaz ni de comer la deliciosa comida del nudo que tenía en el estómago. El auto se detiene.

—Toma —dice extendiéndome un pequeño bolso. Al meter la mano, siento unas llaves y una caja, la cual saco —, es un teléfono, para mantenerte localizada y que puedas localizarme en caso de que tengas algún problema. Ya registré mi número y también el de tu hermana. Cualquier inconveniente, ya sabes.

—Gracias —es todo lo que dije. No tengo cabeza para rechazar nada de esto ahora.

***

Una semana. Ese es el tiempo que estuve metida en estas cuatro paredes. Lo único que hago es pensar en todo. El hecho de tener una hermana gemela, que gracias a ese robo nos hayamos enterado de la existencia de la otra, y lo más doloroso, saber que ella es la culpable de mi desgracia los últimos años.

Decido salir del apartamento a tomar aire, a caminar. Llego a un parque donde hay muchas personas realizando diferentes actividades. Me siento lo más alejada que puedo y enseguida que lo hago, siento una presencia tras de mí, al voltear, me levanto de inmediato al ver quién es.

—¿Qué haces aquí? Sal de mi vista Abraham —le pido con voz temblorosa.

—¿Cómo pudiste hacer un robo como ese? Cuando supe que te soltaron vine a buscarte enseguida. No creerás que el motín será solo tuyo —habla sentándose frente a mí en la banca.

—Abraham salí en libertad sin cumplir mi condena completa. Soy inocente maldita sea. No tengo ningún diamante. No soy la ladrona.

—A otro perro con ese hueso, bonita. Si no me das los putos diamantes, te mato —Sus palabras no me afectan, después de la cárcel, ya no le tengo miedo a nada.

—Quién te va a matar soy yo cuando no le quites las manos de encima a Karina—Siento la voz de Maximiliano tras de Abraham. El mencionado voltea y se echa a reír.

—¿Este es el nuevo que encontraste para que te mantenga? —Sus palabras me hieren, mas, decido ignorarlo.

En cuanto comienza a carcajearse Max se lanza sobre él separándolo de mí y le da un puñetazo fuertísimo que le saca sangre de la nariz.

—Escúchame atentamente maldita sanguijuela, Karina no está sola. Tiene muchas personas que la cuidan y la protegen, tú no podrás hacerle daño. Ella no tiene los jodidos diamantes. Así que si no quieres terminar siete metros bajo tierra, piérdete —espeta y me toma de la mano.

—Gracias por salvarme.

—Sabía que cuando salieras esto pasaría. Tienes seguridad que te sigue a todos lados—en cuanto lo dice miro a mi alrededor, pero no noto nada raro—. Ni los busques. No lo veras, su trabajo es cuidarte desde las sombras.

—Vale.

—Bueno, me voy. Cualquier cosa, sabes que hacer —Se da la vuelta alejándose y tomo una decisión.

—Max —le llamo—, ¿puedes llevarme con mi hermana? —mi pregunta lo ha dejado en shock.



                  Besitos Kya😘❤

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