Cicatrices. (Ereri)

Capítulo 3.

- ¡¿No te dije que no quería verte sonriendo a nadie más?! - Debido a su ira lo toma con fuerza del cuello. - Eres un babas, cualquiera pensaría que tienes otro trabajo.

- No he hecho nada malo, es mi trabajo y lo principal es la simpatía con los clientes. Por dios Zeke, solo sirvo. - lo mira de manera cautelosa.

- Simpatía mis cojones, no te vuelvo a repetir esto más Levi, como te vuelva a ver coqueteando con otro cliente más no respondo. - su voz grave me pone los pelos de punta, es la primera vez que se pone así conmigo.

- ¿Y qué vas hacer? Por fin puedo valerme por mi mismo y encuentro trabajo y ¿así te pones? Eres un bipolar de mier. - Un guantazo me hizo callar de golpe haciendo que me tambaleara en el sitio. - Que sea la última vez...¡ Qué sea la primera y última vez que me pones la mano encima Zeke! - Y ante el miedo de recibir otro me encierro en el baño, me deslizo sobre la puerta y comienzo a llorar. 

¿Por qué? Es mi pregunta, no puedo entender a que viene esto, soy fiel a mis principios, se lo demostré. Tanto fue que lo dejé todo por estar con él y ahora viene con estos celos de repente.

La puerta suena y me saca de mis pensamientos poco después se escucha la voz de Zeke.

- Lo siento Levi, por favor abre la puerta. - No respondo, no me muevo de mi sitio. - No sé que me pasó por la cabeza para hacerte eso pero te juro que estoy muy arrepentido y no lo volveré hacer, por favor abre la puerta. - Dude, pero decidí abrir y entonces se abalanzó hacia mí en un abrazo, ofreciendo miles de disculpas mientras besaba también mi mejilla rojiza.


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Me despierto llorando, mi corazón se acelera y por un momento me olvido de como se respira. Aún es de noche, todo está oscuro y no puedo evitar sentir miedo por lo que me levanto y enciendo una luz pequeña que tengo en la mesita de noche y miro la hora.

-Las 04:00 de la madrugada...- suspiro.
Otra vez, otra maldita vez tuve que soñar.

Si bien es verdad que no tengo un sueño correcto, en cierta parte no me perjudica ya que tengo bastante aguante y cuando llego a casa caigo rendido.

El trabajo ya es algo monóto, agradezco los días en los que trabajo con Hange y Reiner porque son más entretenidos ya que ellos forjaron una amistad hacia mi persona de manera muy fácil, si es verdad que me demostraba una persona poco sociable pero es la mala costumbre que obligado tuve que obtener. Ya conozco mejor la ciudad gracias a mis nuevos amigos que cuando hay algún día de descanso aprovechan para darme un tour ya que mi rutina era casa, trabajo, supermercado y así, lo agradezco bastante porque así también me distraigo y no tengo pensamientos innecesarios.

- Bueno, entonces ¿qué les apetece hacer esta noche?- Hange con el móvil en mano preguntó. Yo me quedé mirándolos levantando los hombros.

-¿Qué hacías para pasártelo bien Levi?- Esa pregunta me chocó bastante, ya que no he salido a ningún sitio en específico  desde que conocí a Zeke.

- No sé, ¿qué se suele hacer? - Reiner y Hange me miraron con los ojos como platos y se echaron a reír.

- No me digas que eres virgen aún bomboncito. - Hange me da un codazo y pone cara de pervertida, a lo que yo sólo respondo con un sonrojo, estos temas aún me dan pudor.

- Oh, nuestro pequeño se sonrojo. - Con voz infantil se unió Reiner a la tortura.

- ¿Q-qué? No, a ver... No lo soy, pero tampoco tengo porqué decíroslo. - Dirigí mi mirada a otro punto más interesante que ellos.

- Tranquilo bebé, no es para avergonzarse. - Hange soltó una mirada pervertida mientras movía sus cejas.

-¡Qué nos vamos de tema! ¿A dónde vamos esta noche? - Reiner dio con la palma encima de la mesa haciéndonos sobresaltar. -¿Nos vamos de copas? Mañana es festivo, nos podemos desmadrar.

- ¡SÍ, DE COPICHUELAS! Me parece un buen plan, ¿te apetece Levi?

- Bueno... Nunca he ido, pero no sé si sea buena idea... - No acaba de convencerme el plan al completo.

- Anda ya nene, ya verás como después dices todo lo contrario. - Reiner ya estaba en modo eufórico. - Vamos a acabar la jornada y de ahí nos vamos directos.

- ¿Perdona? No pienso ir en mallas y sudadera, así que nos arreglamos un poquito y nos vemos en casa de Levi. ¿De acuerdo? -Todos afirmamos, terminamos nuestro aperitivo y seguimos con el trabajo.

                                                                                                  ...

Me miraba en el espejo y no podía sentirme más nervioso, aún no me contentaba la idea a salir de ese modo, espero que tengan razón y que sea todo lo contrario, realmente es lo que deseo.