Capítulo 4.

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Me miraba en el espejo y no podía sentirme más nervioso, aún no me contentaba la idea a salir de ese modo, espero que tengan razón y que sea todo lo contrario, realmente es lo que deseo.





Llegamos a un bar, estaba hasta arriba de gente y tuvimos que esperar nuestro turno para coger mesa, solo había dos personas por delante nuestra.

- Tendríamos que haber reservado mesa. - Hange hizo un puchero.- Si queréis podemos ir a otro sitio.

-No, esperemos ya aquí, no tiene que quedar mucho. - Agregó Reiner que no dejaba de mirar a todos lados.- ¿Y si nos vamos de momento a la barra? Hay sitio y podremos tomarnos algo hasta que se levanten, voy a avisar. - De repente se separó de nosotros para dirigirse al chico detrás de la barra, poco después nos hizo un ademán para que fuéramos.

- Que bien usas el coco cuando quieres Reinercito. - Hange le acarició la cabeza, no pude evitar reírme, la cara de Reiner era poco simpática.

- Que graciosa, pavoneate pero tu querías irte.

Estuvimos de tapas una detrás de otra y hablando todo lo que se podía por todo el jaleo del establecimiento, al final no nos movimos de sitio ya que se estaba bien allí.

- Deja de pedir más vino tinto o no vas a llegar al pub, Hange.

- Que aburrido eres Reiner, quiero pillar un poquito el gustillo para luego no ser una estatua bailando.

Ambos se rieron, me encanta como son, no tienen problemas para comunicarse, ni dar opiniones, yo solo me baso en escuchar y respondo cuando algo tiene que ver conmigo.

- Levi, ¿sabes bailar verdad? - De repente doy un pequeño salto.

- Pues no sé, imagino que sí. Aunque me da vergüenza.  - Ambos se rieron. - No hace falta estar en una escuela de danza para saber.

- Ay mi pequeño Levi, después de un par de copas la vergüenza ya no existirá. -Reiner asintió con la cabeza a las palabras de Hange.

Nuestro turno en la cola pasó, el bullicio que había dentro era ensordecedor no me dejaba escuchar bien a los chicos así que simplemente los seguí. Se dirigían a la barra, costaba mucho acercarse ya que había más personas que espacio.

La verdad es que ya quería irme, no me siento para nada bien en este sitio, tanta gente que para pasar tiene que chocar con otras realmente me agobia.



...



Hange rápido empezó a tragar como una loca mientras yo aún iba por mi primer vaso, aunque era muy dulce para mí estaba realmente bueno.

- Vamos a bailar Levicito. - Con un poquito de brutez la castaña me arrastró más adentro provocando que el líquido rosado de mi copa saltara fuera de esta pringandome las manos.

- Hange, más despacio que me voy a chocar. - No sirvió de nada porque de repente apareció una espalda que no me dió tiempo a esquivar. - Auch, eso dolió. - Asustado mire hacia arriba, un chico corpulento de media melena y una mirada fría se giró, automáticamente quedé paralizado y no sabía que hacer. - Yo...yo. - Mis palabras no salían.

- ¿Estás bien? - Su mirada cambió a una un poco más amable y aunque quería hablar solo puede asentir con mi cabeza, él simplemente sonrío.

De súbito volví a notar como tiraban de mí y puede ver como era Hange que no se en qué momento traía a Reiner con ella.

- Uy, uy, ¿quién era ese bombón?- Quería gritarle y decirle que era culpa suya por andar de loca en una aglomeración de gente, pero no pude.

- Accidentalmente choque con él porque no lo vi. - Fueron mis palabras, ambos nos miramos y olvidamos el cometido.

De tanta vergüenza que sentía tragué todo el contenido de mi copa de una.

- ¡Wo, ese es mi hombretón, aquí tienes otra! - De repente me dió otra igual a la anterior y esta vez me la tomé con más rapidez.

Cuando ya tuve las manos libres, la castaña me agarró de ellas para invitarme a bailar juntos, no sé en qué momento cedí pero me empecé a mover al ritmo de la música.

Las horas fueron pasando de manera que ni cuenta me dí, ya no sabía cuanto había bebido ni cuanto había bailado, el caso es que ya no controlaba mi cuerpo ni mi mente, ya no podía más.

- ¿Qué hora es ya?- Pregunté lo mejor que pude. Reiner que parecía que era el que estaba más cuerdo de los tres respondió.

- Ya casi son las seis de la mañana.

- ¡Vamos a desayunar chicos! - No sé como Hange aún podía seguir tan activa, pero yo estaba como loco por coger la cama y dormir sin fin.

- Yo... Quiero dormir, ya no puedo más. -  Cerré mis ojos por un momento y sentía  como no los podía abrir de nuevo.

- Vamos al baño a que te des un poco con agua. -  El camino hasta el era interminable, me costaba dar los pasos.

- Vamos, mojate un poco, ¿puedes? - Negué con la cabeza.

- Voy...un momento. - Señalé los cubículos que estaban detrás, el rubio asintió esperandose ahí.

Me senté encima del inodoro y juro como pude sentir un alivio infinito recorrer por mis piernas, fue tanto que no me di cuenta de que me quedé dormido.









Hola😊, ¿qué os está pareciendo la historia? Es mi primera vez escribiendo un fanfic, bueno en sí, pero espero que sea de vuestro agrado, me hacía ilusión escribir una historia Ereri.

Hasta el próximo capítulo👋🏻...

Cicatrices.  (Ereri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora