Mi boca se sentía pastosa y mi garganta rasposa, aún no quería abrir mis ojos pero necesitaba beber agua e ir rápidamente al baño si no quería orinarme encima.
- ¿Do-Dónde estoy?- No estaba en mi habitación, desconocía el lugar.
- Al fin despiertas bello durmiente.
-¿Tú, quien eres?- Mi boca no producía saliva provocando que me saliera un gallo.
- Soy Eren, te conocí ayer... No de muy buena forma que digamos.- Se empezó a reír haciéndome sentir incómodo.
- Eres con el que choque...
- El mismo que viste y calza.- Se señaló de arriba a bajo.
- ¿Cómo es qué estoy en tu casa?- Mis nervios aumentaron, por el bien mío estaba vestido.
- Ah no, no es mi casa, es de tu amigo ¿Lainar? - Señaló con el pulgar hacia atrás de la puerta. - Dijo que te despertara para comer
-Mmm si, voy enseguida.
Nada más salió y cerró la puerta me fije mejor en mi entorno, era una habitación sin mucha decoración; una pequeña cómoda, un perchero, algún que otro cuadro, el color blanco de la pared la hacía parecer aún más especiosa.
Me levanto con pesadez y me acerco al espejo que cuelga justo encima de la cómoda, parezco un muerto viviente, mi cara blanca con esas ojeras debajo de mis ojos y los pelos alborotados. ¡¿Me vio así?! La vergüenza acrecentó, me peino un poco para antes de salir y justo al acomodarme la camisa esta está abierta.
-No puede ser... No puede ser...- Repito una y otra vez, no quiero salir, no quiero, van a preguntar. ¿Qué voy a decir? ¿Qué hago?- De repente tocan a la puerta.
- ¡Levi! ¡Vamos a comer!- La voz de Hange sonaba tan enérgica como siempre. -¡No me hagas esperar o te saco a rastras Levicito!- Me acercó hasta la puerta y tomo el pomo, no muy convencido salgo, justo estaba el comedor enfrente, en la mesa se encontraban los tres ya sentados dirigiendo sus miradas a mí.
-¿E-el baño?- Pregunté.
- La primera puerta a la izquierda.- Asentí con la cabeza y rápido entre, no tarde mucho en salir, todos estaban en la mesa riendo con el chico ese así que tome mi lugar y me puse a comer como si nada.
- Ey Levi. - Hange me susurra al oído. - ¿No crees que es guapo? Creo que me estoy enamorando.
- Pero es un extraño... ¿Qué hace aquí? - Susurré yo también.
Hange carraspea y se separa rápido de mí.
- Eren, Levi, no os hemos presentado correctamente - de repente me señala- el es Levi nuestro amigo y compañero en la cafetería, hace unos meses que nos conocimos. - se tira hacia mi tirando de mis mejillas y haciendo remolinos. - ¿No es adorable nuestro Levicito? -Decía como si fuera un niño pequeño.
-Y el es Eren- me lo señala Reiner, me estoy muriendo de la vergüenza- lo conocimos ayer de casualidad gracias a ti.
-¿A mí..?- No sé si hice bien en preguntar.
- Sí, ya que tuviste la genial idea de encerrarte en el cubículo del baño y después desmayarte. - La vergüenza rápido se subió mis orejas y poco a poco mis mejillas, por lo que agacho mi cabeza y me tapo con la mano.
- Lo siento. - Es lo único que puedo decir.
La comida se paso como si nada, entre risas por las anécdotas que Eren contaba sobre su trabajo, era veterinario y contaba sobre muchos de los animales que trataba él o su compañero que se ponían agresivos o las reacciones que hacían por el miedo a ser pinchados, Hange no se quedo corta poniendo verde a Reiner por como hacía su trabajo y de tropiezos y de más que tuvo, aunque de los tres sabemos que la más pastosa es ella.
Lo dicho, fue una tarde muy buena y que me gustaría volver a repetir, quizás no tenga la misma confianza con ese chico o quizás no lo vuelva a ver más, pero me cayó bien.
-Mierda, Isabel. - Maldita sea, me olvidé de mi gata por completo se ha quedado sola todo el día y no ha comido nada. - Me tengo que ir, ya nos vemos en el trabajo.
- Espera, quédate a cenar y luego te vas, ¿no?
- No puedo Hange, Isabel tiene que estar hambrienta, no he pisado la casa en todo el día.
- Bueno, entonces nos vemos.
Me despedí con un ademán y salí del edificio, ya afuera me doy cuenta que no tengo ni mierda idea de donde estoy, llamo a Reiner para que me de la dirección de la calle y llamar a un taxi. Cuando llego a casa Isabel sale corriendo por la puerta.
- Ey, ¿a dónde vas?- La consigo atrapar pero no deja de maullar, quizás sea que entro en celo pero aún es pequeña, la suelto un vez ya cierro la puerta y enciendo las luces.
- Al fin te encuentro...
-¿Zeke?
Hola, siento tardar en actualizar, he estado escribiendo y reescribiendo este capítulo porque no me convencía y aunque las ideas más o menos están siento que está aburrido, sorry.
Cualquier falta ortográfica o algo que no entiendan me lo comunican sin problema.
Hasta el próximo ^^
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Cicatrices. (Ereri)
FanfictionLa forma en la que me decía que me quería, bien sea con la mano abierta o el puño cerrado, sus formas de demostrar que soy suyo, palabras que duelen más que puñales. Todo tiene su límite. *AU Ereri*