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ᖇEIᒍᑌ - ᑭᗩᖇᗩÍᔕO


AU


El pecho de Reiju bajó con un suspiro, disfrutando de los rayos de sol calentar su piel; una suave brisa marina se llevaba la fuerza de esos rayos, haciéndola agradable, y el olor a mar se filtraba por su cabello y la empapaba de tranquilidad. El paisaje de la playa cobró un tono acaramelado cuando se bajó las gafas de sol y se levantó de la hamaca, agachándose para sacar el protector solar de su bolso.

Reiju había ganado un sorteo, y el premio había sido unas vacaciones de ensueño a una isla tropical, conocida por los lugareños como El Paraíso.

Sin duda, Reiju estaba de acuerdo con ellos.

—¡Ichiji, pasa la pelota! —gritó Yonji.

—¡Ahí te va! —respondió Ichiji, pero Niji se metió en medio y robó la pelota al menor.

—¡Tío!, ¿de qué vas? —se quejó el peliverde.

Reiju suspiró de nuevo y puso los ojos en blanco.

—¿Queréis dejar de pelearos? —dijo cansada.

—No tenemos nada mejor que hacer, hermanita —se burló Niji.

—Yo creo que sí. —La pelirrosa le lanzó el bote de crema—. Ayuda a tu hermana, ¿quieres?

Ahora fue el turno de Niji de poner los ojos en blanco, pero se alejó de la improvisada pista de vóleibol, aunque a regañadientes, y se acercó a Reiju.

—¿Acaso soy tu esclavo? —se quejó el peliazul, echándose un buen puñado de crema en la mano y empezó a restregarle la crema por la espalda.

—No me des ideas. —Sonrió ella—. Ya que estás, podrías hacerme un masaje.

—¡Ja! —Niji le dio dos palmadas fuertes en la espalda cuando acabó de ponerle la crema—. Qué graciosa.

—Au —se quejó y chasqueó la lengua—. Por intentarlo... —Cogió el bote que su hermano le devolvía y terminó de ponerse crema en el resto del cuerpo.

—¡Reiju! —la llamó Yonji—. ¿No te apuntas a un partido? —Movió la pelota de plástico en el aire. La muchacha se bajó las gafas para mirarlos con una cara que hablaba por sí sola.

—No, gracias. Prefiero relajarme.

—Vamos —alargó las vocales—. Solo somos tres; estamos desigualados.

—De eso nada —habló Ichiji—; yo valgo por dos, podría derrotaros en un santiamén yo solito.

—Ya quisieras —respondió el peliazul.

𝟕 𝐡𝐨𝐫𝐚𝐬 || ᴏɴᴇ ᴘɪᴇᴄᴇ ᴠɪɴꜱᴍᴏᴋᴇ ᴡᴇᴇᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora