𝟕 𝐡𝐨𝐫𝐚𝐬 || ᴏɴᴇ ᴘɪᴇᴄᴇ ᴠɪɴꜱᴍᴏᴋᴇ ᴡᴇᴇᴋ

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IᑕᕼIᒍI - Eᑎ ᐯIᐯO

—Buenas, seguidores míos —habló Ichiji frente a la cámara—. En este vídeo de hoy voy a enseñaros cómo es vivir con los Germa.

—Ichiji, ¿qué coño haces? —se extrañó Niji.

—Shhh, estoy grabando.

—Lo que tú digas... —El peliazul se fue como si nada por el pasillo. El pelirrojo volvió a apuntar el objetivo hacia él.

—Como iba diciendo, voy a enseñaros cómo es la vida por aquí. ¿Por quién empezamos primero? —Se levantó del sofá y caminó por el castillo, a ver si encontraba a alguien por casualidad—. Oh, perfecto, ahí están Sanji y Yonji.

El rubio y el peliverde estaban comiendo sopa en la mesa y hablando tranquilamente:

—¿Por qué demonios llevas ese plátano mugriento contigo a todas partes? —le preguntó Sanji.

—Es un Maurizio Cattelan —dijo Yonji con superioridad. Es famoso por sus... eh, obras

—No sé qué es un Maurizio Cattelan —respondió Sanji.

—Es famoso por sus... eh... obras.

—... —Sanji lo miró sin expresión alguna, levantando su cuchara de sopa y sorbiendo lentamente.

—Deberías ir a clases de arte.

—¿Por qué tienes que hacerme sentir inferior por no saber quién es? Podrías explicármelo sin tener que mirarme por encima del hombro —se quejó el rubio.

—Lo siento... Es un Maurizio Cattelan —y añadió—. Se escribe con zeta y dos tes.

—...

De repente, por el rabillo del ojo, vieron una cosa negra y peludita moverse por la mesa.

—¿Qué es esa cosa? —musitó Sanji.

—Tiene muchas patas...

—Oh, no...

—¡ES UNA ARAÑA! —gritó Yonji, levantándose del taburete.

—¡SE ESTÁ ACERCANDO A MI SOPA! —se alarmó Sanji.

—¡AAAAAAH! —gritaron cuando la araña saltó de la mesa al suelo.

—¡ME CAGO EN LA PUTA! ¡MÁTALA, MÁTALA! —Yonji se subió al taburete, de pie, y por poco se cae.

—¡ERES UN CAGAO'! —Sanji cogió el plátano de la mesa como arma.

—¡OYE, QUE ME COSTÓ 108.000 BERRIES! ¡ES ARTE!

—¡HAMPARTE, ES LO QUE ES! —Sanji espachurró a la araña con el plátano, el cual también acabó espachurrado contra la mesa, el trozo de cinta aislante manchándose y quedando pegajosa.

Ichiji observó la situación desde el umbral, sin decir nada. Tan solo se dedicó a susurrar a la cámara un: «Mejor vámonos afuera».

Ichiji salió a la piscina y se encontró a Reiju nadando y buceando como una desquiciada, salpicando agua por todas partes. Cada vez que salía a la superficie se palpaba las orejas y gritaba:

—¡Mis pendientes! ¡He perdido mis pendientes de 75.000 berries! ¡Voy a llorar! —gritaba.

—¡Reiju, cállate! ¡Hay gente muriendo! —replicó Ichiji, burlándose de ella. Luego susurró a la cámara—. Es una piscina, no pueden ir muy lejos, no sé qué coño le pasa.

Tras hacer un tour de la casa, de enseñar habitaciones más grandes que tu casa entera y de llamar a sus seguidores andrajosos, pobres y zarrapastrosos en 15 idiomas, volvió al salón.

—Esto de los videoblogs no se me dan muy bien... Mejor vamos a gastar bromas telefónicas a lo Auronplay. —Cogió el teléfono fijo y marcó un número al azar.

—Buenos días, le llamamos de Impel Down, ¿que hablo con el señor Ollas?

—¿Ollas? No, se ha equivocado.

—Sí, con un tal Philip Ollas.

—Aquí el único gilipollas eres tú. —Le colgó.

—Mmm... Quizá se me den mejor los gameplays.  

Un intento deplorable de hacer comedia xd