Todos saben mi nombre y todos buscan que les conceda favores, aunque digan que no, todos creen en mí. Quien menos lo esperas es quien más me busca y quien más me busca es quien menos me desea. Porque mi trabajo es formar parejas, parejas cuyas historias de amor deberían durar una eternidad o dos, pero no puedo hacer favores a todos. Entre millones de personas yo solo actuó en unas miles, es imposible que todos conozcan el dulce beso de mis flechas, no tengo tantas como quisiera.
Muchos tienen una imagen de mí, una imagen de un querubín panzón en pañales que lanza flechas a diestra y siniestra. Pero no soy eso. Realmente, yo no tengo una imagen. Soy lo que muchos llaman una bola de energía. Puedo tomar la forma que desee cuando lo desee, eso realmente facilita mi trabajo. Cuando lo deseo soy una chica hermosa como puedo ser un adorable chico.
La gente no entiende que no soy una criatura perfecta y todo es gracias a ellos. Yo solo uno a las parejas perfectas, nunca busco impares. Muchas personas se enamorar por convicciones, por apariencias e ideas y cuando todo va al drenaje me echan la culpa.
Hay días que encuentro combinaciones perfectas y antes que dispare estas se separan y sus caminos se borran. Y existen noches donde disparo a la mitad del par cuando la otra decide enamorarse de alguien más. Porque aunque los humanos no lo comprendan tengo una clausula, no puedo enamorar a alguien que ya este enamorado. Aunque este amor no fuera a durar y sea algo autodestructivo, no tengo poder de interferir en el amor. Puede que suene ridículo, cupido no pudiendo interferir en el amor, pero es verdad, puedo crearlo pero no puedo hacer más.
Gracias a los nuevos tiempos con todos tan listos, y tanta ciencia. Todos buscan sus respuestas y no aceptan ayuda mía o de los míos. Gracias a la incredulidad humana muchos de nosotros estamos cayendo. Santa solo lleva regalos a unos pocos chicos ya que el resto son comprados por sus padres. Pueden imaginar la decepción de bajar por una chimenea y encontrar que el árbol ya fue cargado? No creo que puedan. El hada de los dientes y el ratón Pérez no tienen más dientes que recoger de bajo las almohadas. Pero yo en cambio, siempre me necesitaran, aunque no lo crean. Aunque todos quieren echarme y piden que no les dispare, siempre me desean.
Porque yo soy cupido. Y yo soy el amor.
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Yo cupido.
RomanceEn estos tiempos el amor es muy independiente. La gente lo busca de manera superficial y por conveniencia y muchos deciden olvidarlo. Pero aunque todos digan que no, en el fondo todos quieren que cupido los fleche. Aunque a veces algunos lo desean m...