Sakura creía que todo en su vida era normal: trabajo, alguna que otra salida con las pocas amistades que tenía y una hermana que cuidaba de ella, pero esa normalidad comenzaría a derrumbarse ante sus ojos, dejando en su lugar la realidad. Muchos afi...
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Solo a mí se me ocurría pedirle que nos reuniéramos el día de su cumpleaños. Sabía que no era una persona que le gustaran las celebraciones, pero al menos esperaba que le agradara lo que tenía preparado para él para que no me atacara como lo había hecho en el pasado.
Gruñón no dejaba de ser, pero se notaba que estaba haciendo un esfuerzo por llevarse bien conmigo, lo cual había sido un avance importantísimo, y por eso deseaba hacer algo que fuera de su agrado.
―Hola hija, llegaste temprano ―saludó mi padre entrando por la cocina. ―El que llegó temprano fuiste tú ―le dije, abrazándolo como saludo―. ¿Cómo te fue? La cena estará lista dentro de poco, pero podemos tomar un poco de té mientras termino. ―Estoy bien, no te preocupes ―respondió, poniéndose un delantal y lavándose las manos―. Te ayudo un poco.
Asentí y le regalé una sonrisa, indicándole a papá que se encargara de la ensalada, mientras yo seguía con lo mío.
―¿Cómo va el proyecto? ―preguntó cuando regresó a mi lado. ―Muy bien, las cosas van mejorando y los niños están emocionados con la presencia del señor Li ―conté poniendo un par de tazones en el comedor. ―¿Cuánto tiempo estarán con ustedes? ―inquirió al sentarse a la mesa. ―Hasta el fin de curso. ―Ya veo, me gustaría saludar a Eriol ―comentó. ―Él quedó en pasar un día a saludarte así que lo tendrás pronto por aquí ―mencioné, recordando aquel día cuando me hizo esa promesa. ―Eso me parece buena idea ―sonrió―. ¿Has visto a tu hermana? ―Hace un rato regresó del trabajo, dijo que está cansada ―respondí y como seguía de buen humor por lo que Li había hecho, no me atraganté con la comida. ―Me preocupa un poco que últimamente no podamos estar los tres juntos en alguna de las comidas ―dijo con pesar, pero sentía más pesar por él, porque ignoraba lo que su hija hacía―. Luego subiré a verla, pero no dejemos que nuestra cena se enfríe.
No quise profundizar en ese tema, pero era obvio que Tomoyo no compartía con nosotros porque no lo deseaba, sin importar cuán agotado se regresara del trabajo, estar con la familia debería de ayudarte a sonreír y relajarte. Así que, lo dejé pasar. Yo tenía muchas cosas que hacer como: preparar mis actividades escolares para el día siguiente y también pensar en que podía hacer para el cumpleaños de Li.
De todas las cosas que Eriol me confió, estaba segura que haría algo que valiera la pena y que a él le iba a gustar. Le daría otra razón para confiar en mí. Era consciente de que me hacía falta trabajar mucho para mejorar como profesional, pero necesitaba buscar la ayuda de las personas indicadas para eso, y tal vez él podría inspirar un cambio positivo en mi vida, además de la mejoría emocional y conductual de mis estudiantes.
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