Pastel de Bienvenida

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CAPITULO 4

°Narra Kim°

¡Carajo! En ese momento me aleje de Jayson

-Eh...nada, estabamos hablando sobre el proyecto ¿Verdad?-Le dije a Jayson esperando que me siga la corriente.

-Yo creo que no- Me miró desafiante y entró al auto sin decir nada mas. Jessica me miró confundida y caminamos al auto sin hablar sobre Jayson o lo que había pasado hace unos minutos, solo hablamos sobre las clases y las vacaciones.

Llegando a mi casa, me despedi de ella y quedamos en vernos mañana a primera hora en mi casa para irnos a la escuela. Entré a mi casa y estaba todo silencioso . Era extraño ya que siempre había alguien en la casa pero con mi hermana de viaje estaba aún más vacio, entré a la cocina y en el refrigerador había una nota pegada de mi madre:

"Cariño, tuve que salir a comprar. Hay comida en el refrigerador por si tienes hambre. cuidate. ATTE: Allison"

No tenía hambre, así que sólo subí a mi habitación y deje mi mochila en la cama; No pude evitar ver por la ventana, el cuarto del vecino, se veía, estaba pintado con un gris muy bajito, estaba lleno de cajas. Diablos. El pastel se me había olvidado por completo. Bajé las escaleras corriendo en busca del dichoso pastel,estaba en la barra. Era un delicioso Cheese cake, mi favorito. Lo tomé y salí de la casa, en la casa de a lado vi a una señora no muy mayor en el jardin con unas hermosas rosas rojas que plantaba en una maceta, me acerqué un poco y saludé

-Hola-Dije y ella volteó a verme y dejó las flores que tenia en las manos en el pasto.

-Hola-Dijo sonriendo.

-Mi mamá me pidió que trajera este pastel para usted.-Me sonrió y se limpió las manos en su delantal para poder tomar el pastel.

-Muchas gracias

-De nada, bienvenida al vecindario.

-De nuevo, gracias-Dijo con una sonrisa-Te invitaría a comer un poco pero la casa esta muy desordenada.

-No se preocupe, será despues.

-Me gustaría que conocieras a mi hijo, pero creo que salió.

-Creo que también tendra que ser despues señora...-Dije tendiendole la mano y esperando a que dijera su nombre.

-¡Oh, lo siento! Señora Elizabeth, Elizabeth Dumont.

-Mucho gusto señora Elizabeth, mi nombre es Kimberly, digame Kim.

-Lindo nombre Kim

-Muchas gracias Elizabeth. ¡Que lindas rosas!-Dije admirando las hermosas rosas rojas.

-Gracias, cuidar cosas tan bonitas como estas, son mi pasatiempo favorito. Toma-Dijo dandome una hermosa rosa roja, yo la tomé.

-Muchas gracias, esta hermosa.

-Igual que tu Kim, tu eres muy bonita.

-Gracias-Le sonreí y bajé la cabeza, no quería que viera lo sonrojada que estaba.

-Me gustaría ayudarla, pero tengo mucha tarea por hacer.-Sonreí

-Claro, no te preocupes; mi hijo me ayudará.

-Okey, hasta luego señora Elizabeth y gracias por la rosa.

-Gracias a ti por el pastel.

Sólo sonreí y me fuí de ahi, no queria conocer a su hijo, ya habia conocido a muchos chicos por hoy. Entré a mi casa, y despues de poner la rosa en agua, calenté un poco de pizza que habia en el refrigerador.

No quería hacer tarea aún, asi que me quedé en la sala viendo una pelicula romantica, mientras comia pizza.

°Narra Jayson°

Despues de tener un muuy agradable momento con Kimberly, sali a dar la vuelta, necesitaba despejarme. La idea de mudarme no me agradó en lo absoluto, aunque creo que me ayudará a a superar mi pasado y mi madre también lo creía. Estuve manejando algunas horas sin rumbo en busca de un lugar donde pudiera estar solo, hasta que al fin lo encontré.
Me estacioné y bajé del auto. Era un lugar con muchos árboles, arboles grandes y flores de todos los colores.

Caminando, llegué a un lugar con una gran roca donde me senté y la vista desde ahí era maravillosa, toda la ciudad de Broomfield estaba a mis pies, era como un acantilado, y para estar a las afueras de Broomfield era un lugar muy bonito. Me acosté en esa gran roca que era mucho mas grande que yo, y que también era muy cómoda. Sin contar el tiempo que pasó, me quedé acostado viendo la pequeña ciudad en la que viviría los próximos años de mi vida, mientras no pasara algo que haga que me mude. De Nuevo.
Estando ahí me acordé de esa chica...Kimberly, era todo un personaje. Sin darme cuenta ya eran las 6:30 pm. Mi madre me matará. Caminé al auto y volví a casa, tratando de recordar donde se encontraba mi lugar secreto. Al llegar a la casa, vi las rosas de mamá en una maceta, no me sorprendió.
-Ya llegué.-Grite al entrar y busque a mi mamá, hasta que la encontré en la cocina.
-Hola, ¿Ya comiste?
-No, ¿Que hiciste de comer?
-Ya verás.

Subi a mi habitación y comencé a sacar más cosas de las cajas. Me asomé por la ventana para ver si ya había llegado mi vecina y al parecer si, porque la ventana seguía abierta al igual que la puerta y en la cama estaba una computadora. Entonces, una chica apareció de espaldas, tenia el cabello amarrado en una coleta y estaba con un celular.
-¡Jayson!-Gritó mi madre desde la cocina, así que bajé.

•Narra Kimberly •
-Hola Kim.
Mi mamá entró y una linda sonrisa salió de sus labios antes de sentarse junto a mi en el sillón.
-¿Qué has hecho?-Pregunta curiosa.
-Nada interesante.
-¿Le llevaste el pastel a los vecinos?-Preguntó con la misma sonrisa.
-Si, la señora se llama Elizabeth y tiene un hijo, pero no se como se llama ni como sea.
-¡Oh! Gracias por el favor.
-De nada, por cierto...nos dio una rosa, está en la mesa.
-Si, ya la vi.-Dijo-Está muy bonita.
-Si, ¿Qué compraste?-Su sonrisa desapareció de su rostro.
-Y...yo...co...compré-empezó a tartamudear. Está mintiendo yo lo sé.
-¿Mamá?
-Es que...te había comprado unas donas pero...no resistí y me las comí. -Me sonrió nerviosa, pero le creí, ella ama las donas al igual que yo, así que de seguro eso paso. Aunque no estoy muy convencida le creí.
-Bueno, me voy a mi cuarto.
-Okey
Subí las escaleras y entre a mi habitación, mi laptop aun estaba en la cama. Me senté un momento pero sonó mi teléfono. Era mi hermana Palmer.
-¡Hola! ¿Acaso ya te olvidaste de tu hermana mayor?
-Claro que no Palmer, ¿Cómo has estado?
-Genial, este lugar es de lo mejor.
-¿Cuando vuelves?
-Parece que el próximo sábado
-Ok, me traes algo ¿eh?
-Sii, hablamos después ¿okey?
-Bueno, bye. Cuidate
Colgué y aventé el teléfono a la cama, sentí que alguien me estaba viendo y me sentí como una loca por eso. Aunque intente ignorar ese sentimiento, no puedo evitarlo asi que voltee a ver lentamente hacia la ventana, pero no había nadie asi que trate de tranquilizarme.

Algo Mas Que SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora