[Cap_N°10]: La Cordillera [2/2]

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Las bajas eran mínimas y la piel de troll de hielo muy buena para el frío, el campamento temporal tomó forma y todos tenían sus iglus para descansar, la diferencia de ambiente se notaba pero no era nada de lo que preocuparse, de hecho así me gustaba más, el frío golpeando mi piel me hacía sentir vivo, quizás era un fanático del invierno en mi vida pasada, no lo recordaba del todo, habían cosas que se iban dilatando poco a poco con el paso del tiempo y desapareciendo en mi mar mental, pero eso no me ponía nervioso más bien es como si poco a poco me fuera librando de ataduras en mi, era un sentimiento liberador.


Había pasado un mes desde que partimos desde casa y cruzar la cordillera fue todo un desafío, las tribus trolls y los elementales no eran pocos, incluso un viejo ermitaño nos lanzó una lluvia de flechas de escarcha, al parecer no le gustaba el ruido que hacíamos al roncar, pero pese a todas las dificultades logramos llegar a la playa, los fiordos estaban llenos de aves marinas anidando y disfrutando del amanecer mientras una brisa fresca golpeaba sus picos.

Ver a tan felices aves me hizo soñar con volar y disfrutar de la vista y maravillas que este mundo me podría dar, me aseguraría de anotar y nombrar cada una de las maravillas naturales que encuentre en esta vida y levantar un glorioso monumento para que sea recordado a través de la historia, la nación que formaría sería una de las más ricas en historia y cultura, era seguro que lo lograría, tenía la confianza para lograr eso.

Pero primero tenía que resolver el tema de cómo cruzar el mar, sabía navegar gracias al bote pesquero de mi padre y las aventuras con el abuelo en el mar, pero para construir botes era un asunto diferente, por eso es que había capturado a un carpintero enano, este no tardó mucho en revelar sus verdaderos colores, puede que aunque no sepa construir botes si se sobre su composición y note las fallas y los elementos faltantes que podrían hacer que los barcos se hundan o rompan durante una tormenta en el mar, pero después de unos buenos azotes el enano puso más empeño en su trabajo, una buena dosis de puños era suficiente para hacer entender varias cosas.

Los barcos eran las galeras vikingas que tanto me gustaban, con ellas podriamos surcar los mares hábilmente, pero antes tendría que enseñarles a navegar lo suficiente a mis subordinados, el tiempo era corto y una nube negra se estaba apoderando de los cielos en la lejanía, una presencia imponente se podía sentir en la distancia y fuertes estallidos de poder y luz se reunían para frenar con dificultad esa presencia.

Mientras más rápido saliera de este continente más rápido estaría de terminar siendo un esqueleto subordinado de alguien más.

Quien rayos querría vivir como un esqueleto, suena débil y aburrido, si hubiera tenido que reencarnar en uno hubiera roto mi cráneo contra una piedra de puro sufrimiento. Pero eso no viene al caso, lo más importante es entrenar a estos enanos lo suficiente como para que no caigan al mar y también tendré que encontrar limones o algún tipo de cítrico en alguna parte o el escorbuto matara a muchos, creo que será bueno entrenarlos y de paso explorar los otros extremos de esta larga playa, quizás encuentre algo interesante.

"Gigak pon en marcha a un grupo para la pesca, tomaré al grupo Grunt para una exploración en busca de recursos, quiero a todos listos en menos de  5 minutos entendido?!"

"Si señor como ordene mi señor!"

"Así me gusta kulkulkul!!"

...

Pescado, frutas, verduras, pieles, minerales y metales finamente forjados, bueno al menos finamente para el estándar de un monstruo, pero lo importante era que nuestros recursos se estaban almacenando bien, éramos como una máquina eficiente en nuestro trabajo, con cada uno de nosotros haciendo un trabajo y actuando como una máquina gigante llena de entidades, sólo tomaría unas semanas para partir, además nuestra población estaba creciendo aún más, debido a que los goblins y orcos tenían una taza de reproducción y crecimiento más alta que el resto de las especies podíamos comenzar la falta de mano de obra con nueva sangre en la Horda, había asignado a goblins artesanos,  en logística, carpintería, sastres y más, los orcos se encargaban de la forja y trabajos pesados mientras que los goblins hacían trabajos más rigurosos de los cuales hacia falta una mano más delicada y astuta para el trabajo.

Usando al máximo las capacidades de nuestras especies y ya no retenidos por el hambre y la supervivencia salvaje éramos una nueva civilización emergente, aplicando años de experiencia brindadas por la humanidad pude sacar lo mejor de estos tipos, ya tenían un propósito, un oficio y una barriga llena, estaban felices de poder vivir así, pero no bajaban la Guardia, entrenaban cada día para no perder la costumbre y que los tiempos de paz momentáneos no los volvieran débiles, no podíamos volvernos débiles por un pequeño momento de paz, más bien en todo momento debíamos estar preparados para la guerra, para defender nuestra existencia.

Nuestra especie la raza orca y goblin no eran las únicas en la Horda, trolls, ogros, gnomes, duendecillos o imps, incluso kobolds formaban una minoría, eran tipos que quería criar si o si, incluso los lobos negros estaban aquí, cada uno de ellos iba a formar una parte fundamental en nuestra nueva nación, haciendo uso de sus dones por nacimiento para lograr una civilización nunca antes vista, un imperio, ese era mi objetivo era ambicioso pero tenía las ideas para lograr tal locura, mi mente y mis músculos me decían que no era difícil lograr tal proeza era cuestión de tiempo, sólo cuestión de tiempo para lograr formar un imperio.

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Reencarne en un OrcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora