Capítulo 2

31 7 0
                                    

Al abrir los ojos lo primero que puedo notar es que no estoy en mi habitación sino en la de Inna. El dolor de cabeza hace presencia y parece como si todo se estuviese moviendo.

¿En qué momento y cómo llegué aquí?

Lo único que recuerdo después de haberle ganado a Mikk, es que nos sentamos cerca de unos autos que parecían salidos de una pista de carrera y comenzar a tomar. No creo que las pocas cervezas que teníamos hayan podido dejarme tan mal así que supongo que había más gente que solo nosotros.

No puedo creer que hice de todo para no terminar ebria a causa del juego y acá estoy, sufriendo las consecuencias de todo el maldito alcohol que seguramente tomé anoche y que no sé de dónde salió.

Tratando de levantarme como puedo, me dirijo a la cocina del departamento de mi amiga. Ahí estaba, apoyada sobre la barra desayunadora con un vaso de jugo en la mano. Se veía demasiado bien si la comparamos conmigo. Vestida con su pijama de ceda negro y sus pantuflas negras con delicados bordes dorados; toda delicada, como siempre. No tenía rastros de maquillaje lo que me hace asumir que la única que no se acuerda de nada soy yo, por lo menos ella debe haber llegado consciente. Me siendo en las banquetas que están frente a Inna y sostengo mi cabeza entre mis manos.

— Buenas tardes, pensé que tendría que despertarte para cenar - dice a la vez que se da vuelta hacia la heladera y llena de agua otro vaso, el cual lo pone frente a mí junto con una pastilla y lo tomo -. Tu cara demuestra el dolor de cabeza que tienes.

— ¿Cómo fue que terminé así? Mis recuerdos llegan hasta dos minutos después de haber terminado de jugar - pregunto agarrándome la cabeza por la punzada de dolor que siento.

— No tendrías que preocuparte por el cómo terminaste así sino lo que hiciste después - me mira divertida cuando la miro con cierta duda y hasta con miedo, borracha no soy nada buena -. Digamos que en treinta minutos pasaste de estar bailando sobre el techo de un auto, a ser una borracha cariñosa a la que le falta sexo para terminar siendo una persona dolida que llora hasta dormirse.

Trato de hacer fuerza para recordar algo de lo que me dice, pero nada viene a mi mente. Debo haber tomado como nunca. Me he puesto borrachas muchas veces y nunca había pasado por tres cambios emocionales, siempre fui una borracha feliz que toma y baila con todo el mundo. El haber bailado arriba de un auto lo entiendo, sería lo normal en mí. ¿Cariñosa? Nunca, con nadie en ninguna circunstancia. ¿Dolida? Siempre, o por lo menos desde hace unos años, pero así y todo nunca me había pasado.

Siempre hay una primera vez para todo ¿no?

— Así que cariñosa, eh... - levanto las cejas de forma insinuadora hacia Inna que ríe.

— Me encantaría decir que te tuve encima de mí toda mimosa - me guiña un ojo -, aunque te la pasaste colgada del cuello de Drago sin parar de decirle cosas al oído que lo tenía riéndose a cada rato. No pude oír nada, pero por tus gestos podía imaginar que nada de lo que salía de esa boca era apto para decir dentro de una iglesia - no puedo evitar soltar una carcajada.

— Bueno, a mí me encantaría decir que el culpable es el alcohol, pero la verdad es que la falta de sexo se me empieza a notar - me burlo de mí misma -. ¿Quién es Drago?

— Yo - escucho que dicen detrás de mí.

Distinto día, misma mala suerte.

No me muevo ni siquiera miro hacia atrás. Siento su presencia detrás de mi espalda y una mano aparece frente a mí.

— Me presento – dice ofreciéndome su mano en gesto de saludo -, Drago Ablack, el afortunado de presenciar tu etapa de borracha cariñosa, como lo llama mi hermana.

Beber o PagarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora