Travis

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Volar con Festus era una pesadilla. El dragón hacia ruidos extraños que no entendíamos y daba giros y vueltas repentinas, era claro que había algo mal con ese dragón. Aun así no podíamos bajar de el, no sabíamos donde estábamos exactamente y el GPS que Leo había instalado era imposible de usar, había miles de botones y pequeñas palanquitas por todos lados, malditos hijos de Hefesto que les gusta hacer todo tan complicado. Llevábamos varios días volando, teníamos que detenernos de vez en cuando para conseguir comida e ir al baño, o conseguirle botellas de salsa a Festus.

Por fin, después de casi una semana logramos tomar el camino aéreo correcto para llegar al campamento. La verdad yo esperaba una fiesta con fuegos artificiales o que me coronarán rey del campamento o al menos Héroe del año pero no. Todo estaba en silencio y las luces totalmente apagadas, las antorchas que iluminaban el pabellón estaban casi apagadas totalmente y el silencio hacia que el lugar diera miedo...algo estaba totalmente mal, el campamento era el luga en el que cualquier semidios se sentiría seguro.  Katie se agacho y empezo a susurrar cosas al pasto y yo saque mi espada para protegerla mientras ella hablaba con la hierba.

- Hubo un ataque...se llevaron a todos
- ¿Que? ¿Quien?
- No se. Dioses, ¿Que hacemos, Travis?
- Pues no podemos buscarlos porque no sabemos dónde están y no creo que Festus esté listo para un largo viaje sin rumbo.
Esto último era muy cierto. Festus se había apagado y estaba en medio del campamento.

Estuvimos tratando de averiguar que había pasado o buscar a alguien que quedará ahí pero después de una hora  nos estábamos quedando dormidos así que después de bañarnos rápidamente nos dirigimos a mi cabaña. Estaba haciendo un frío inexplicable así que me robe las cobijas Connor y las puse sobre nosotros.

- ¿Crees que estén bien?

No puede evitar preguntarlo. Ella se acercó más a mi, enterrando su cabeza en mi pecho y haciendo que su aroma a flores me reconfortará.

- Eso espero, Travis. Los buscaremos, lo prometo.

En minutos los dos estábamos totalmente dormidos, sumidos en un sueño que iba de pesadillas a sueños reconfortantes y felices.

Un Año Más en la Vida de un SemidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora