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Japón siempre había tenido la creencia de que antes de todo, el mundo era liderado por los espíritus, tanto malignos como buenos. Los humanos habían aparecido, según la creencia, poco después, alterando la madre tierra y destruyéndola.

Pero hubo familias que no quisieron formar parte de ello, y así se formó el reino Chakoshi, liderado por los descendientes de la familia que había hecho un pacto de paz con los lobos.
Los lobos mantenían la paz y lideraban el bosque, odiaban a los humanos y eran criaturas audaces, y a diferencia de otros animales, son criaturas honestas y benevolentes.

Los descendientes de los lobos eran los Sakusa, integrantes del clan Itachiyama. La familia Sakusa había mantenido la raza uniéndose únicamente con descendientes del mismo clan Itachiyama. Kamari, el espíritu líder de los lobos, con quien tenían contacto hacia miles de años, estimaba a los Sakusa y estaba de acuerdo con su forma de mantener vivo el bosque.

Seguidos de los Sakusa, los búhos, el clan Fukurodani, mantenían lo que vendría siendo el equilibrio espiritual de Chakoshi. Eran criaturas silenciosas que espiaban entre las sombras y aniquilaban a cualquiera que quisiese alterar el orden.

Los descendientes de los gatos eran pertenecientes del clan Nekoma. A su vez, eran los encargados de la ley de los hombres; eran conocidos por su pensar analítico y calculador, los gatos conocían a los hombres y los manipulaban a su antojo y conveniencia, logrando de esta manera que se destruyeran así mismos.

El rey Itachi Sakusa estaba en la cima de una colina, con el espíritu de los lobos, respirando el frío viento del bosque.

"Necesitas sangre de zorro." Kamari rompió el silencio, hablándole al rey.

"¿Sangre de zorro? ¿Para qué? No quiero ensuciarme las manos con sucia sangre de zorro." El rey se confundió, algo extrañado por las palabras del espíritu.

"Itachi, necesitas sangre de zorro en el clan. Los zorros van a ayudarnos."

"¿Así que...?"

"Sí. Necesitas un primogénito enlazado, hijo de un descendiente de los lobos y una descendiente de los zorros."

El rey tragó saliva.

"Y a tu hijo no le gustarán las mujeres. ¿Qué piensas hacer?"

"Kamari."

"Sabes que amo los pactos."

La primera regla para mantener el orden espiritual, no pactar con un espíritu que en cualquier momento podría convertirse en un demonio.

"No."

"Tráeme a un niño cualquiera y a un descendiente de los zorros. Yo me encargaré de que el niño tenga la sangre de ambos linajes. Pero para eso, tendrás que darme tu vida. Tu hijo será el legítimo rey, y tendrá ese primogénito cuando llegue el momento." Hizo una pausa, y sonrió. "A menos... De que seas un humano egoísta como todos. Un humano más que prefiere su vida antes que la de su especie."

"Si lo hago, tienes que jurar sólo tener buenas intenciones con Kiyoomi. Nada turbio, nada con intenciones escondidas. Criarás a Kiyoomi como tuyo y una vez que muera se hará parte del bosque. Kiyoomi no será ensuciado por humanos. El destino lo conectará con la persona que tiene o tendrá el extremo de su hilo rojo y tú no vas a interferir."

"Lo juro por mi sangre."

El rey asintió.

"Entonces el pacto queda sellado."

『 fox eyes ; sakuatsu 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora