Los magos de las sombras han desaparecido de la faz de la tierra y nadie, ni siquiera sus amigos más cercanos, sabe adónde se han ido. 500 años después, se topan con el grupo más extraño de personas empuñando ... ¿palos? Estos extraños les suplican...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A la mañana siguiente, Bill Weasley, Remus Lupin y Alastor Moody miraban fijamente las arenas de Egipto -Comenzaremos con las coordenadas que nos dio Dumbledore y trabajaremos en el exterior en una espiral desde allí-
-Suena bien- Lupin estuvo de acuerdo -¿Tienes el ojo listo, Ojoloco?-
-Por supuesto- gruñó Moody -¿Dónde está este lugar donde se supone que debemos comenzar?-
-Justo más adelante- señaló Bill hacia un pequeño pueblo.
Los magos pasan el día buscando en la ciudad y el desierto circundante, cualquier señal o rumor de los Magos de las Sombras. No hubo ninguno, para su consternación, pero no había nada más que hacer que volver a intentarlo mañana.
Los siguientes tres días dieron los mismos resultados. Frustrados, los magos decidieron darle tres días más para hacer una semana sólida antes de declarar la misión un fracaso. Sin embargo, al quinto día, Moody vio algo escondido en la arena.
-¿Qué pasa, Ojoloco?- Preguntó Bill, tratando de ver lo que veía su ojo mágico.
-Parece una entrada a un túnel o una tumba escondida en el suelo- respondió Moody.
-No es del todo inusual en Egipto- comentó Lupin.
-Estamos cerca de las tumbas, pero no sé de nada escondido aquí- respondió Bill.
-Bueno, echemos un vistazo- sugirió Lupin -No es que encontremos algo aquí- Y así, los tres magos se dirigieron a la entrada oculta.
-Hay viejas maldiciones en esta entrada, similares a las de algunas de las tumbas- dijo Bill una vez que descubrieron la pesada puerta de madera -Debería poder neutralizarlas en unas pocas horas-
-Hazlo- Moody asintió con la cabeza -Haremos guardia-
Al caer la noche, Bill finalmente quitó la última de las barreras alrededor de la entrada -¡Listo!- anuncia victorioso -¿Ves algo ahí abajo, Ojo loco?-
-Hay una antorcha encendida- dijo después de un momento -Alguien debe vivir allí-
-Entonces será mejor que procedamos con precaución- dijo Lupin, sacando su varita.
Levantando la pesada puerta, los magos procedieron a entrar en la caverna iluminada por antorchas, con las varitas listas. Apenas llegaron a la primera bifurcación cuando las antorchas se apagaron repentinamente y la caverna se enfrió. Inmediatamente, los magos estan en alerta máxima, las varitas encendidas con un hechizo Lumos sin palabras tratando de ver qué podría haberlo causado. Si Bill no supiera nada mejor, habría jurado que las sombras parecían estar vivas.
De repente, una figura emergió de las sombras vestida con una túnica blanca y sosteniendo una extraña vara con alas amenazadoramente hacia ellos –Imposible- susurró Bill, dándose cuenta de que esto era lo que ellos estaban buscando.
