🌑. Sexto mes .🌑

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🌑. Nadie está vacío; estamos llenos de soledad .🌑


Primero de mayo.

El día era una de esas mezclas atmosféricas que te hacían sentir pequeño, insignificante; una mota de polvo en la inmensidad del universo.

Las nubes grises cubrían cada mancha azul, salvo una: donde estaba el Sol.

Un día extrañamente soleado y nublado.

Una representación de ellos.

Atsushi no había podido dormir la noche anterior; pero esta vez la culpa no la tuvo el insomnio o la ansiedad, sino las ganas de ver por fin al pelinegro sano junto a él. Hoy cumplirían sus promesas.

Se había preparado rápido, increíblemente rápido, y corrió hacia el lugar donde habían quedado.

Le exigía a sus pies que fueran más rápido, mucho más. Quería verlo, hace unos días que no lo veía, pues Akutagawa había aceptado a adelantar su alta médica con la condición de que Atsushi no fuese al hospital en las últimas dos semanas que le quedaba allí.

Había aceptado con una gran sonrisa. Y ahora, esa misma sonrisa era la que lo impulsaba a llegar cuanto antes. Quería abrazarlo, besarlo; amarlo.

Llegó.

El lugar estaba justo como lo recordaba: un espacio junto a la calle rodeado por arbustos de nomeolvides.

El mismo lugar donde se besaron.

Donde Akutagawa le confesó que lo amaba de una forma única.

Revisó su ropa por décima vez: se había colocado el mismo conjunto que la vez que fueron al parque de diversiones, una sudadera blanca con un corazón negro en el medio, y pantalones negros. ¿Akutagawa también llevaría lo mismo? No lo sabía, pero sentía que sería así, que estaban conectados de alguna forma.

Miró el reloj de su celular. Solo quedaban quince minutos para la hora estimada: las 11:00 de la mañana; exactamente la misma hora en la que él, impulsado por un intenso dolor de estómago, había arribado a la enfermería del colegio; encontrándose con —ahora— el amor de su vida.

La imagen de esos ojos grises —como el cielo de ese día— llenos de lágrimas y esa mueca de dolor nunca serían borrados de su retina. Salvo que ahora había una diferencia: él estaba allí para secarlos, estaba allí para evitarlo.

Un nuevo capítulo se escribiría en la historia de sus vidas.

Dos libros que ahora... tendrían una sola historia.

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𝑆𝑡𝑟𝑎𝑛𝑔𝑒𝑙𝑦 𝐻𝑎𝑝𝑝𝑦 |❣︎| 𝐒𝐡𝐢𝐧 𝐒𝐨𝐮𝐤𝐨𝐤𝐮 |❣︎| ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora