Strangely happy
...
Extrañamente feliz
🌑. Momento y lugar indicado .🌑
—Otra vez faltó a clase.—Dicen que está enfermo de gravedad.
—Se pasa el día en la enfermería.
—No tiene padres.
—¡Eh! ¿En serio? Yo escuché que fue visto cerca del barrio Rojo. Ya sabes, "ese" lugar.
—Ewww, será mejor mantenerse alejado.
Atsushi no entendía por qué, de todos los momentos y lugares, estaba recordando esas palabras justo en ese instante.
Odiaba los chismes. Él mismo había sido víctima de muchos de ellos y sabía, de primera mano, que nunca eran tan macabros ni oscuros como los pintaban; sino que eran las mismas personas quienes se dedicaban a crecerlo y pasarlo de boca en boca.
¿Acaso no entendían que la persona de la que hablaban se sentía peor cada vez que escuchaba un nuevo rumor —conpletamente falso— acerca de él?
Si esas energías las emplearan para ayudar, el mundo sería un lugar mejor.
Aunque, para él, era el peor del universo.Recordó su propia desgracia y aceleró el paso por el pasillo de madera encerada hasta brillar. Giró a la izquierda, subió las escaleras, caminó otro tramo y se detuvo frente a una puerta de color blanco que ponía en logras negras "Enfermería".
Tocó una vez. Por muy desesperado que se encontrase, su vida en el orfanato le enseñó a mantener por ante todo, los modales.
Pero, para su mala suerte, fue a base de mal.
Tocó otro vez, pero esta, a diferencia del perenne silencio de la primera, le pareció escuchar una especie de gruñido.
¿Acaso Yosano-sensei tenía un gato ahí dentro?
Al final, se decidió a abrir con suavidad, como si tuviese miedo de que una pantera negra se le lanzase a la yugular.
No fue una pantera rabiosa, pero lo dejó igual de sorprendido.
En la camilla, un chico de cabellos negros lloraba desconsoladamente con el antebrazo ocultando su cara.
Maldijo interiormente a esa parte del cuerpo, quería verle la cara; seguro que era guapo.¿¡Qué estaba pensando!?
Acababa de entrar sin permiso a la enfermería, donde había un chico lamentando sus penas y él estaba ahí, de pie frente a él, sin saber qué mierda hacer o decir.
Se percató de algo curioso, el muchacho vestía las mismas ropas de gimnasia que él: un juego de chándal y pantalón de color lila con franjas blancas, exactamente las ropas que eran usadas en la clase de gimnasia de primer año.
Juraría que nunca lo había visto en su clase, ni en las otras.No es fuese despistado —quizas un poco—, pero esa aura melancólica que emanaba le hacía recordarse tanto a sí mismo hace unos años, que hubiese sido imposible de ignorar.
Caminó unos pasos hasta colocarse frente a él, se agachó para quedar a su altura. No pudo evitar mirarlo con lástima. Iba a hablar cuando:
—Dices algo y Yosano-sensei tendrá que comprar una nueva alfombra, pues está quedará manchada de rojo.
—¿Eh? —fue lo único capaz de articular.
¿Qué había pasado con el chico roto de hacía unos segundos?
Unos afilados ojos grises lo atravesaron con intenso odio.
—Que como se te ocurra contar algo de lo que acabas de ver, te mataré. —repitió con aquella voz ronca que aún tenía atisbos de haber estado llorando.
—Eso lo entendí a la primera. —murmuró desviando la mirada.
—Oh, no creí que un cerebro como el tuyo fuese capaz de comprender algo así.
«¿¡Pero que le pasa a este emo?!»
El albino sintió su orgullo herido. Lo acababa de llamar idiota de una forma dura y directa y no se le ocurría ningún insulto para contrarrestarlo.
¿Idiota? Muy simple.
¿Imbécil? Demasiado inocente.
Lo estudió lo más rápido que pudo en busca de algo que le ayudase.
Sonrió con victoria.
—No aceptaré nada que venga de un emo sin cejas. —dijo orgulloso de su respuesta.
Le pareció que el azabache se tensó.
—¿Cómo me has llamado? —preguntó rechinando los dientes.
La mirada del pelinegro le atravesaba como mil lanzas, aún así, no se contuvo en decir:
—Emo sin cejas —recalcó cada sílaba—. ¿Acaso tu hermanita pequeña te las depiló?
Silencio.
Oh, oh.
«Creo que acabo de meter la pata hasta el fondo.»
La auténtica mirada de odio del azabache le respondió que sí, acababa de meter la pata, y bien metida. Y, también, que a acababa de pensar en voz alta.
El chico lo tomó del cuello de la camisa y lo levantó unos centímetros. Ahora de pie, pudo darse cuenta de que medían casi lo mismo, sin embargo su constitución física estaba peor que la suya.
Y su piel. De un color pálido y enfermizo.
Se percató de algo inusual: la apuntas de su cabello eran de color blanco.
Extrañamente peculiar, pero hermoso.
Recordó que estaba suspendido en el aire, a segundos de recibir la paliza de su vida por bocón, cuando un dolor en su abdomen lo hizo retorcerse.
Con todo el show había olvidado el por qué de su visita a la enfermería.
No le dio tiempo despedirse de su —seguramente— futura pierna amputada por cierto azabache, cuando un segundo dolor, diez veces más intenso que el primero, le hizo gritar y aguantarse el estómago.
Lo siguiente que vio fue oscuridad.
«Una noche de luna llena.», pensó antes de caer en la inconsciencia.
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𝑆𝑡𝑟𝑎𝑛𝑔𝑒𝑙𝑦 𝐻𝑎𝑝𝑝𝑦 |❣︎| 𝐒𝐡𝐢𝐧 𝐒𝐨𝐮𝐤𝐨𝐤𝐮 |❣︎| ©
Hayran Kurgu--¿Otra vez aquí? --Nunca pedí tu compañía. --Es que... es la enfermería; todos los estudiantes pueden venir. --... excusas. O donde Akutagawa y Atsushi intentan hacer feliz al otro sin que este se dé cuenta. 🌑. Dedicada a @NakaChuu18 por su cumple...