7.

2.8K 119 11
                                    

Aquella mujer no tenía palabras, parecía muda, Deborah enredó en su pelo, sacando una horquilla, desencadenó su pie y enterró la horquilla de nuevo en su pelo mientras se levantaba hasta otro dormitorio de la casa.

-   Vamos a salir de la puta isla, así tenga que ver un jodido tutorial de cómo despegar el maldito avión en el que venías, si sólo puedo salvarte a ti y a mí misma tendré suficiente.

Cogió el móvil al escucharlo sonar, lo silenció y lo enterró entre sus pechos de nuevo para después coger por un brazo a aquella mujer y tiró de ella abriendo la puerta de la casa.

-   ¿A dónde me llevas?

Al sisearle la mujer se quedó cayada, caminó tras ella por más de diez minutos a paso rápido, ambas se enterraron entre hiervas altas por más de cinco minutos, caminando cómo podían, detuvieron su paso delante de una pared de bloques de hormigón y la mujer le hizo una seña para que la siguiera rodeando aquella construcción hasta llegar a un gran ventanal, habían llegado hasta la enorme construcción donde hacían las subastas y comenzó a hacer fotografías al interior, captó a Saw, a muchos seres y cambiantes, la mujer acercó sus manos a la ventana, puso sus dedos, pulsándolo a un lado y Deborah le negó a que pusiera su rostro delante señalándose la nariz.
¾    Señores calma, la subasta aún no ha comenzado, no se alteren por el olor a miedo en las hembras humanas.
Deborah no conseguía escucharlo y no podría grabar sus palabras, menos en un video. Aquel ser llevaba una especie de máscara cubriendo su rostro, se encendieron varias luces de colores que se movían alrededor de aquel inmenso lugar y la mujer jadeó al ver a los tres hermanos con tatuajes de dragones sentados alrededor de una mesa junto a Wolf que los había llevado en un vehículo hasta la casa, más como él los rodeaban en la misma mesa, en otras alrededor de aquel lugar había muchos más seres que se iban iluminando con la tenue luz, Deborah tragó al igual que la mujer al ver que eran seres muy raros con pieles de colores, rasgos tan marcados en sus cuerpos como los seres de la isla o de pieles que parecían marcadas por escarificaciones. Entre aquellas luces oscuras rojas y azules comenzó a iluminarse una línea recta de focos blancos, mientras el paso de cinco mujeres iba avanzando hacia el centro de aquel lugar. Deborah apretó los dientes mirando a Saw, la rabia irradiaba en su rostro.
¾    Ninguno de ustedes puede negarme que no son unas perfectas humanas de cría.
Las palabras se repitieron en la cabeza de Deborah mientras observaba a aquel ser ponerse delante de una de las mujeres, sus brazos estaban hacia atrás, el ser sujetó el centro del vestido entre sus pechos y destrozó la tela, era de las cinco la que más grandes pechos tenía, sus aureolas eran grandes y marrones oscuras como sus pezones, después se puso tras la mujer y terminó de desnudarla, arrancando incluso el tanga blanco que tenía puesto, la mujer se intentó agachar, pero sólo consiguió que aquel ser la cogiera por el pelo y tirase hacia atrás de ella, dejándola inclinada a la mitad del suelo, la mujer intentó apretar sus muslos, pero el ser puso una rodilla bajo sus nalgas y la hizo alzarse sobre sus puntillas de los pies y abrirse completamente metiendo su otra mano libre entre sus muslos, entró los dedos de su mano entre sus labios mostrando su vagina rosada, incluso su agujero a los seres que miraban aturdidos aquella belleza.

-   En el universo no existe nada igual amigos, las hembras humanas posees muchos puntos sensibles.

Subió su mano por su vientre hasta llegar a uno de los pechos de la mujer y en un movimiento la puso de pie delante de él, pegó su vientre a su espalda y la rodeó con sus brazos, jugando con ambos pechos con sus manos, pisando la cadena que tenía atando sus tobillos para que no pudiera correr.

-    Hoy empezaremos la subasta…

Deborah y la mujer junto a ella escucharon la cifra que decía el ser boquiabierta, alrededor de aquel lugar comenzaron a levantar paletas en algunas mesas repletas de seres que incluso permanecían de pie cerca de los que se mantenían sentados, una pantalla cercana se encendió, Deborah se levantó y tiró de ella, en estado de shock la mujer la siguió tratando de recuperarse, incluso subieron las escaleras del avión se tropezaba y finalmente la mujer se dejó caer en el suelo del avión, mientras ella corría a la puerta y cerraba. La zarandeó y cuando golpeó una de sus mejillas la mujer alzó su rostro los ojos brillosos de lágrimas.

Obsesión SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora