4.

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Deborah se retorció, pero apenas consiguió terminar boca abajo en la cama de nuevo, tratando de ponerse sobre sus rodillas y tirar de las ataduras que habían puesto en sus muñecas, tuvo que gemir al sentir una fuerte mano en el centro de su espalda, haciéndola caer de cara contra el colchón, trató de estirar sus piernas, pero sintió como estiraban sus rodillas hasta doler y su sexo quedó expuesto. Unos ronroneos llegaron a sus oídos, ella bajó su rostro, apenas pudiendo ver en la oscuridad el brillo de unos penetrantes ojos dorados salvajes entre sus muslos, el brillo de unos colmillos por el reflejo de la luz de la luna dio en sus ojos y ella comenzó a implorar mientras zarandeaba sus brazos y su cuerpo tratando de huir.

- No, por favor, no deseo esto, no, ¡No!

Las yemas de unos dedos ásperos recorrían sus muslos, subiendo lentamente hasta llegar a los pliegues de su sexo, gimió al sentirlos jugar con su coño humedecido, empezó a respirar con pesadez, sintiendo su piel erizarse, sus pechos se tensaron, acariciaron su clítoris lentamente, aumentando sus movimientos cada vez más, ella saltó al sentir un aliento en su sexo, pero apenas pudo ahogar un grito entre sus labios mientras la volvían sobre su cuerpo, dejándola boca arriba, habían puesto algo en sus rodillas que le impedía cerrarse de piernas o abrirlas, tragó al sentir que la cogían por la barbilla.

- Eres una espía.

Deborah saltó al ser golpeada en uno de sus pechos, la mezcla de la quemazón del golpe la estaba encendiendo, recuperando la cordura negó.

- Acabarás engañándonos, todos los humanos sois iguales.

Se removió en la cama al sentir dos enormes bocas alrededor de sus pechos, las lenguas lamían sus pezones y con los dientes le daban mordiscos precisos.

- Por eso tienes tanto interés en saber de nosotros.

Tuvo que negar mientras sentía las primeras olas de su clímax inundándola, podía sentir la crema saliéndole por la vagina.

- Eso es mentira, solo quiero ayudaros.

Sus mejillas ardían cuando prendieron una luz de la mesilla, observó a los siete enormes seres de rasgos gatunos sintiendo que la vergüenza la ahogaba.

- Soltarme ya.

Observó la barra que separaba sus piernas y las movió escuchando al material.

- No preciosa, llevamos un mes sin tan siquiera verte y te necesitamos.

Saw llevó una de sus enormes manos de zarpas hasta su pecho, tocándolo varias veces.

- Denunciaré est…ooo oo … ¡Dios mío!

Bajó su rostro para ver a Gold y Lion entre sus piernas, lamiendo ambos su sexo, abriéndole los labios con los dedos para poder jugar mejor con su agujero y su clítoris.

- ¡Basta!, ¡Basta!

Dark y Eiden chuparon de sus pezones con ansia, haciéndola gritar con fuerza su clímax una y otra vez……

Deborah saltó asustada de la cama, estaba empapada, se puso sobre sus pies, respirando con rapidez, no sabía si era el calor o ella misma, su sexo estaba sensible, inflamado, sus pechos más aún, se observó en un espejo cercano, viendo sus muslos pálidos marcados por arañados y rojeces, trató de respirar calmada, le costaba caminar al baño, pero necesitaba sentarse para orinar, escuchó voces abajo, llamándola, arrastró la mano hasta el lavamanos, cogiendo el reloj de pulsera y se sorprendió de ver que era más de medio día. Pero recordando que los ápices de los rayos del sol estaban pintando el cielo mientras se corría por a saber cuántas veces sobre los labios hinchados de Eiden suspiró.
Álex y Max estaban fuera de la casa, la acompañaron hasta el restaurante para comer, ella decidió ir en el vehículo que le habían dejado mientras permaneciera en la isla, había cargado su libro electrónico y llevaba el biquini bajo un fresco vestido, las rodillas le dolían todavía, incluso tenía el cuello irritado por el collar que le habían puesto para atar el centro de la barra que separaba sus piernas, obligándola a permanecer siempre con las piernas dobladas sobre su vientre, gimió por la sensación del agua en su cuerpo y al salir colocó su sombrilla y una silla cerca del coche, aquello era demasiado hermoso, las fotografías no estaban permitidas allí, por lo que su teléfono tenía la misma cámara del teléfono bloqueada, a los seres de la isla no se les escapaba una, se puso los cascos de música y comenzó a echarse crema mientras escuchaba algo de rock.

Saw junto a sus hermanos debatían en una sala de interrogatorios sobre los nuevos empleados y las dos bajas de las doctoras que trabajaban junto a Deborah, estaba cerca de un ventanal desde el que podían ver la habitación de interrogatorios, el olor de la lejía todavía era fuerte.

Obsesión SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora