5.

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Apenas la sintió removerse gritando, golpeándolo cogió sus brazos, los movió hacia atrás y cogió la sábana destrozada por él, tirando de un trozo, atando sus muñecas a pesar de ella removerse como un animal salvaje.

- Suéltame mamarracho, ¡Socorro!

Él se llevó una de las manos a uno de sus oídos, pitaron ante los gritos de ella, mientras por un instante se volvía y lo golpeaba en todo un lado de su rostro con su pie desnudo, haciéndolo gruñir, pero movió su cabeza un instante y se subió sobre ella, viendo sus pechos moverse. Sabía que ella penas podía verlo, no entraba claridad alguna por la ventana de aquel lugar, la bola blanca brillante que le habían identificado como luna daba un reflejo leve de su proyección, pero nada más, puso su mano sobre los labios de ella, siseando, resistiendo con su cuerpo cada movimiento que ella hacía, cortó un trozo de tela grande y mientras ella chillaba lo entro por sus labios, dejando su boca cubierta por el suave material, escuchándola tratando de liberarse de aquello.

- Ma…ma…ma…a…mamaracho.

Movió su rostro en gesto de extrañeza, tratando de decir la palabra varias veces, había recibido montones de insultos que recordaba perfectamente, pero nunca le habían dicho aquello. Encogiéndose de hombros observó a la hembra de nuevo, se movió a un lado de ella, cogiendo los cojines en los que había tenido su rostro apoyado, los apiló sobre la cama mientras la cogía y la volvía, tirando de su cabello con suavidad a pesar de no saber si la dañaba por los profundos gruñidos que hacía y la tumbó sobre el material, haciéndola caer hacia delante, en una altura perfecta, abrió sus piernas y volvió a enterrar su lengua en su sexo, lamiendo sus labios empapados por sus jugos anteriores a despertarse. Chupó de su clítoris que él identificaba como un pezón extra enterrado ahí, las hembras que le habían obligado a tener no tenían ese brote pensaba estupefacto, sin parar de darle atención con su lengua y labios, quería volver a saborear aquello que había vertido por su canal antes de despertarse. Gruñó con fuerza cuando se sacudió alrededor de su lengua, él ronroneó, haciendo más vibraciones, provocándola a seguir avanzando en su clímax y lo hizo, se corrió varias veces mientras el estado de él aumentaba, su polla se arrastraba por la sábana de la cama y la empapaba, en el tercero de ella, mientras el sol comenzaba a iluminar el cielo antes de salir él se corrió en la cama, ensuciando todo, mientras ella seguía temblando de placer, corriéndose sin que él supiera el número de veces que la había hecho venirse y desmallarse, volviendo a hacerla despertar mientras la seguía devorando, se soltó la tela que desnudaba sus labios y la escuchó decir con claridad SAW, viéndola mirar hacia la puerta del dormitorio donde el nombrado observaba la escena junto al resto de sus hermanos, viéndola desmayarse. 22881 no sabía que decir, levantó su rostro, lamiendo sus labios hinchados y empapados, observando a sus hermanos.

-Encontraste a Deborah.

Saw se cruzó de brazos, dejándose caer contra el marco de la puerta de espaldas, diciendo a Gold y Leo que soltasen las ataduras de ella y la tumbasen, él reaccionó cargándola un poco contra su cuerpo, haciéndola moverse a su alrededor, las almohadas se deslizaron por la cama y él se volvió al sentir la tirantez que había hecho con ella, su rodilla se había clavado en las ataduras de sus muñecas, preocupado la soltó de lado en la cama y tiró de las ataduras soltándola, observando que estaban enrojecidas ambas muñecas, preocupado, bajando su mirada por su cuerpo observó sus muslos marcados por sus garras y su campo de visión se nubló mientras se llevaba ambas manos a los labios, sintió unas manos en sus hombros y se dejó alzar por Saw, pestañeó varias veces, para volverse hacia ella y ver como uno de sus hermanos masajeaba sus hombros delicadamente, mientras el otro sacaba una jeringuilla de uno de los bolsillos de su pantalón y la pinchaba en una nalga, se puso rígido un instante, iba a lanzarse para defenderla, pero Saw trataba de calmarlo y sabía que el resto de sus hermanos lo detendrían si trataba de volver a ella.

- Debes aprender a controlar tus instintos hermano, tranquilo. Eso sólo es para relajar sus músculos y que se recupere mejor, puedes olerlo, relaja tus sentidos un poco, no huele como la mierda que nos pinchaban.

22881 asintió, se dejó caer en una silla cercana, escuchando el ruido del mimbre crujir por su peso, tenía los brazos entumecidos de la posición que había estado manteniendo mientras devoraba a la hembra, agachó la cabeza y respiró por la nariz con fuerza.

Obsesión SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora