Capítulo 1

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Siempre supe que independizarme traería algunos problemas, pero nunca imaginé lo que estaba por suceder: acababa de comprar una casa cerca de la universidad, no era exactamente la más lujosa o grande pero siquiera podía contar con un poco de privacidad, o al menos eso creí. Era una casa algo vieja, cuyos antiguos inquilinos al parecer se habían ido sin pagar, y por esa misma razón aún quedaban algunas de sus cosas, y yo era ahora quien gozaba del placentero privilegio de limpiar todo.

Examiné todas las cosas perfectamente organizadas, casi había terminado, y en mi recorrido visual noté una vieja caja de cartón oculta en un rincón del lugar, la tapa se encontraba cubierta por una gruesa capa de polvo, pero aun así la abrí para terminar rápido con la limpieza del ático pues comenzaba a hartarme, aquel clásico olor que tienen los objetos antiguos inundó mis fosas nasales y arrugué la nariz en un gesto casi inconsciente gracias a la sensación de escozor que me provocaba haber estado tanto tiempo en un lugar lleno de polvo y cosas viejas, examiné uno a uno los objetos temiendo en cualquier momento encontrarme con una araña o algo por el estilo, no parecía haber nada interesante, solamente algunas viejas fotografías, una pequeña moneda de plata de apariencia un tanto extraña, algunos cómics antiguos de superhéroes, una bolsa con canicas de diferentes matices y tamaños, un álbum de estampillas, entre algunos otros objetos irrelevantes, el pensamiento de simplemente tirar todas esas cosas cruzó por mi mente, pero entonces lo vi, un libro grueso empastado en cuero de apariencia antigua, sus páginas ya se encontraban amarillentas y desgastadas debido al paso del tiempo, y lo que se encontraba escrito en la portada ya era completamente ilegible, lo cual hizo que mi curiosidad despertara todavía más.

Contemplé aquel extraño libro por algunos instantes más mientras me debatía en continuar con mis labores de limpieza o tomarme un pequeño descanso para hojear mi nuevo descubrimiento, pero en ese momento el sonido de mi teléfono celular me devolvió a la tierra mientras miraba en todas direcciones buscándolo, entonces recordé que lo había dejado en el buró de mi habitación y bajé lo más rápido posible intentando llegar a tiempo para contestar la llamada.

—¿Diga?—Respondí mientras aún sostenía el extraño libro entre mis manos.

—¡Naw!—Gritó la aguda voz a través de la línea, era Vera, mi mejor amiga. Me vi obligada a separar un poco el dispositivo debido a los altos decibeles de su voz, los cuales podría apostar que eran escuchados hasta por los perros de mis vecinos—¿Has terminado ya?—Preguntó refiriéndose al aseo de mi ático.

—Algo así...—Dije mientras me paseaba por mi habitación—Digamos que tomaré un pequeño descanso, ¿Ocurre algo?

—No no no, solo quería contarte sobre mi última cita con Tyler—Murmuró con voz melosa.

—¿Cómo es posible que hayan tenido una cita con ésta tormenta?

—Para el amor no existen obstáculos, Nawja—Agregó con desparpajo.

—Solo ustedes son capaces de tener citas mientras se está cayendo el cielo, es más, son capaces de tener una cita en medio de un apocalipsis—Corregí mientras hojeaba el libro teniendo cuidado de no romper las frágiles hojas, testigos mudos del tiempo transcurrido, pero el paso del mismo había cobrado factura, era lógico, todo sufría un desgaste, es como si las manecillas del reloj avanzaran mientras con cada minuto pierdes un poco más de algo, ¿De qué? No lo sabes hasta que simplemente ya no queda nada de eso que perdiste.

Mientras escuchaba los incesantes parloteos de mi amiga y el repiquetear de la lluvia en mi ventana, comenzaba a leer las partes aún legibles del libro, palpaba las hojas de forma superficial sintiendo su textura e imaginando a quien pudo pertenecer o los lugares en los que estuvo alguna vez, parecía ser de magia negra y algunos hechizos, nunca creí en esas cosas por lo que me pareció un tanto divertido contemplar los dibujos e instrucciones, incluso encontré unas líneas escritas con una perfecta caligrafía en cursiva que parecían ser unos versos en alguna otra lengua que no logré entender pero al parecer servía para algo relacionado con la muerte, nunca entendí por qué algunas personas buscaban con tanta desesperación romper la barrera entre vivos y muertos con la intención de comunicarse con alguien, solía pensar que el ser humano es un misterio, algunas veces pareciera que lo más valioso es la muerte en vez de la vida, se llevan más flores a los muertos que a los vivos, no se valora lo suficiente a las personas que nos rodean hasta que mueren, entonces algunos buscan por todos los medios volver a hablar con ellos tan solo una vez más, reflexionaba acerca de ello cuando una loca idea cruzó por mi mente.

Mi vida a través de ti  [COMPLETA ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora