Capítulo 22

497 73 17
                                    

"Tomar decisiones es asumir las consecuencias que una acción o una palabra pueden traer consigo, yo prefiero considerarlo el arte de elegir entre tú o los demás y equivocarte es simplemente la definición humana de las experiencias que determinan qué tan capaces seremos de atravesar el infierno y quemarnos en silencio, pero sin convertirnos en cenizas."

- Ciaran Blackwell

Cuando somos niños vemos y entendemos la vida desde otra perspectiva, inclusive, la solución a muchos de los problemas existentes en el mundo de los adultos son muchísimo más simples a esa edad, pero conforme vamos creciendo nos damos cuenta que las acciones son una cadena de acontecimientos que te guían hacia un destino que se va trazando mientras recorres tu camino, y que a veces no somos conscientes de que la acción más pequeña y aparentemente insignificante, puede tener grandes consecuencias hasta que nos vemos atrapados en un callejón sin salida.

Estaba tirada boca abajo en mi cama, mi almohada se sentía pegajosa y mojada debido al tiempo que llevaba llorando sobre ella, pero no quería moverme, solo quería llorar hasta quedarme dormida o sin lágrimas, lo que ocurriera primero, pero mi bucle depresivo se vio interrumpido cuando esa voz que llevaba molestándome por Dios sabe cuánto tiempo ya, habló repentinamente llamando mi atención.

—Lamento mucho tener que desilusionarte al decirte que si tu plan es suicidarte asfixiándote con la almohada, lo estás haciendo mal.—Se burló, pero no me digné a alzar la cabeza, solo me quedé en silencio en la misma posición en la que había estado desde que subí a mi habitación.

No pensaba responder, pero en ese momento una de mis sudaderas cayó encima de mi cabeza, tampoco me iba a molestar en quitarla, pero entonces la voz de Ciaran volvió a escucharse por encima de mis sollozos ahogados.

No pienso sepultarte bajo una montaña de ropa para que no encuentren tu humanidad, así que vístete, límpiate la cara y mueve tu trasero. Quiero que vayas a un lugar.—Demandó, tan imperativo como era su costumbre.

—Por si no te habías dado cuenta—Me animé por fin a hablar—Yo también tengo una vida que, por cierto, en éste momento es un desastre y me gustaría arreglarla antes de encargarme de alguna otra turba iracunda con ansias de enviarte de vuelta al infierno.

Tengo la certeza de que eres lo suficientemente curiosa como para querer saber a dónde quiero llevarte y por qué—Aseguró, como si me conociera tanto y tan bien que parecía bastante confiado de la que sería mi respuesta.

—La curiosidad mató al gato, esa fue una lección que aprendí a la mala, gracias. Así que como éste gato ya está muerto y enterrado...—Fue lo único que se me ocurrió argumentar en contra, aunque bien sabía que nadie, ni siquiera yo, hacía caso al refrán.

Pero ese gato murió sabiendo, además, los gatos tienen siete vidas, a lo cual supongo, que habrás dejado alguna de reserva. Tu nombre es sinónimo de metepatas.

—Pues perdóname, pero yo aprecio bastante mi vida aunque no lo parezca, y hoy no se me antoja correr de un lado al otro tras alguien con ganas de volver a matarte mientras escucho como me tachan de loca—Repliqué—Si alguna vez prestaste atención a las clases de biología, deberías saber que tengo seiscientos cincuenta músculos, cincuenta billones de células y doscientos seis huesos, y no se me antoja llevar todo eso fuera de mi cama en éste momento.

¿Y si te dijera que, solo por ésta ocasión no tienes que hablar con nadie más?—Cuestionó, en ese momento me decidí a despegar mi rostro de la almohada y mirar hacia arriba, ya me había acostumbrado a simplemente imaginar dónde es que Ciaran se encontraba.

Mi vida a través de ti  [COMPLETA ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora