UN PROBLEMA MENOS

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Las noches en vela pueden llegar a convertirse en uno de los momentos más tortuosos de la vida de una persona. Solo existes tú, tus pensamientos y el silencio. Para Mai, era lo más similar a quedarte atrapado en el tiempo. Los minutos no avanzan, y las horas parecen no llegar nunca.

Por los mismos motivos, las noches en vela también pueden dar lugar a momentos de paz, reflexión... A veces, las mejores ideas ocurren cuando la mente viaja entre la oscuridad a lugares donde durante el día no puede llegar.

Aquella noche fue una combinación de ambas para la chica.

Mai dudaba el que Tsunade estuviera dormida, pero eran casi las cuatro de la mañana, y no soportaba más estar encerrada entre las cuatro paredes de su habitación. Era fácil llegar hasta el río desde donde se encontraba, solo tenía que salir por la ventana y subir la calle.

El camino fue casi más angustioso que el estar en su casa. El silencio de la noche la ahogaba y sus pensamientos pasaban como un torrente en su cabeza. Nunca había planteado la posibilidad de perder a su madre, lo que era estúpido teniendo en cuenta la sociedad en la que vivían. Los peligros acechaban en cada esquina.

El vacío seguía instaurado en su pecho, y se preguntaba si en algún momento de su vida volvería a llenarse de nuevo. Si no era así, no sabía cómo viviría a partir de ese momento. Era como si hubiera alcanzado el fin de su mundo y ya no hubiera nada más.

Naruto pasó por su cabeza. Nunca se había sentido tan identificada con él como en esos momentos. Su vida sería como la suya, solitaria, sin nadie que la esperara al volver a casa. No podía pedirle a su abuela que se quedara para siempre. Su vida estaba lejos de la aldea, no podía ser tan egoísta.

—¡Mai-chan!—gritó una voz conocida.—Mai se giró. Había llegado ya al río y se encontraba sentada en un banco en la orilla. Naruto se acercó a ella.—¿Estás bien?—su voz era triste, y conocía la respuesta a la pregunta que acababa de formular.—Lo siento mucho 'ttebayo, me he encontrado con el tercer Hokage cuando estaba buscándote y... yo... Lo siento mucho.

Mai sentía que si hablaba comenzaría a llorar, así que se acercó más a él y lo abrazó con fuerza. Aún así, sus lágrimas cayeron sin que pudiera detenerlas.

—No te preocupes Mai-chan, descubriremos qué pasó tarde o temprano, lo prometo 'ttebayo.

Sus palabras eran seguras, y la chica se aferró a ellas con todas las fuerzas que le quedaban.

Mientras Naruto consolaba a su amiga, un joven de su misma edad los observaba desde la distancia. Había estado buscando a Mai desde que su madre rompió a llorar tras escuchar que su mejor amiga había muerto. A esas alturas de la noche, sus padres y su hermano probablemente lo estarían buscando por todas partes, pero él solo quería acercarse a Mai, darle su apoyo.

Pero no se atrevió a romper el momento entre los dos amigos.

Verla así de rota le partió el alma. Ella siempre lo había tratado bien, y la consideraba su primera amiga de verdad, aunque sabía que él para ella solo era el hijo de Mikoto Uchiha.

Echando un último vistazo, el Uchiha se alejó, prometiéndose que cuándo no tuviera nadie en el que apoyarse, él estaría allí, para ayudarla en lo que necesitara.

°°°

En la oficina del Hokage, el Tercero hablaba con un hombre cuyos problemas habían desaparecido.

La Última SenjuWhere stories live. Discover now