EPÍLOGO

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6 años después...


Corta exitosamente la última rebanada de melón y la coloca en el compartimento de fruta dentro de la caja bento de Ingfah, formando así una flor de melón adornada de miel y trocitos de mango en el centro.
Ohm observa con orgullo su obra maestra, con las manos en las caderas y una sonrisa orgullosa en los labios.

Desde atrás y con elegancia, Fluke lo abraza sutilmente, rodeando la cintura de su esposo mientras recarga la frente en su espalda. Ohm lo recibe con una sonrisa a pesar de que no le está viendo la cara, entrelazando sus dedos sobre su estómago.

-Buenos días, señor Thitiwat.

-Buenos días, señor Natouch. -responde Fluke, dejando un suave beso en el cuello del mayor.

-¿Desayunó algo?

-Nop... -continua el juego Ohm, dando media vuelta para encarar al pelinegro.

-Estoy esperando que despierte mi esposo.

-¿Y va a tardar mucho? -con sutiles caricias en el cabello, Fluke se acerca hasta que sus pechos se rozan.

-Tenemos tiempo... -finaliza Ohm, antes de besar al menor y sujetar firmemente su cadera para alzarlo sobre el espacio libre de la barra en la cocina.

El departamento de Fluke pasó a ser el nuevo hogar de la familia después del matrimonio.
Fluke recibió un ascenso siendo director del colegio donde trabajaba y Ohm se dedica a ayudar en la florería mientras su madre viaja junto a Bank. Los momentos a solas desde que tienen dos hijos han sido escasos, pero siempre encuentran el tiempo para dedicarlo al otro, antes de dormir, en llamadas telefónicas donde solo se dicen que se extrañan y se aman, una vez al mes cuando Sammy cuida a In y a Aroon, y pueden tener una noche de pareja o en pequeños espacios por las mañanas antes de ir a trabajar, como en ese momento.

Los besos de Ohm bajan por su cuello, recorriendo sus hombros mientras le acaricia la espalda y ambos gimen, solamente lo suficiente alto para que el otro escuche. Las piernas del menor rodean la cadera del más alto, quien baja con cuidado pero con prisa el short que lleva puesto para dormir.

-No vayas hoy al trabajo. -le ruega Ohm, mordiendo suavemente su clavícula. -Quédate aquí, cariño...

-Mmah... Si sigues haciendo eso... -se acomoda, para que Ohm tenga total acceso a su cadera y baje la prenda. -Voy a quedarme. -Lo sujeta desde abajo, uniendo sus frentes.

-Entonces ve pensando en una excusa.

Y con ese último pedido lo besa de nuevo, con fuerza, con ansias, sintiendo Fluke como la tela se desliza por sus muslos y Ohm se apodera de su cuerpo, acariciando justamente como le gusta por sus piernas, por sus glúteos subiendo por la espalda y...

-¡Papá Fluuuuuke! -grita una seguramente molesta Ingfah desde su habitación.

El matrimonio se separa de golpe al escuchar gritar a su hija, agitados y mal vestidos. Fluke apenas tiene tiempo de poner un pie en el suelo y subirse el short de golpe cuando el llamado se repite.

-¡Aroon tomó mi toalla!

-¡Miente! -se defiende el pequeño, quien corre directamente a la cocina todavía con el mameluco puesto. Al llegar, se lanza a los brazos de Ohm, quien lo carga sin hacer preguntas.
-Ingfah está loca, Papi...

-Aroon. – lo regaña Fluke en la puerta. -¿Cuántas veces te he dicho que no llames loca a tu hermana? -El pequeño de seis años pucherea, uniendo sus deditos.

-Muchas.

-PAPÁAAA!

-Ya voy. -suspira Fluke, antes de abandonar la cocina, pero regresa sobre sus pasos para darle un beso a su esposo y uno rápido en la frente a su hijo.

Un Novio Para Papá - ADAPTACIÓN OHMFLUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora