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C A P I T U L O    U N O

antes del desastre



GIRÉ NUEVAMENTE LA CABEZA PARA MIRAR mi móvil en la mesa 01:47 p.m, faltaba media hora para irme a mi casa y tenía que salir a las dos con diez para por lo menos ir acompañada a la casa, ya fuera caminando, pagar la mitad del uber o simplemente ir en el camión. Jugué con mi pluma como si tuviera toda la vida para escribir un resumen de dos cuartillas del libro que, ¡oh sorpresa! aún ni leía la página que debía.

Empecé a escribir a lo imbécil lo que iba leyendo, que si las ramas de la psicología; iba escrito, que si 1993 ya iba con acontecimiento y palabras jodidamente extensas, que la aptitud para ser psicólogo; adentro.

―Los que hayan terminado las dos cuartillas y lo de la pizarra, ya pueden ir saliendo.― Habló la maestra sin levantar la mirada de su laptop. ―Y recuerden que el proyecto de final de parcial se entrega mañana que no tienen clase conmigo, vienen en la hora libre y lo dejan en mi escritorio, justo donde está el papel de su clase. ¿De acuerdo? ― Finalizó.

Miré mi cuaderno, ni la mitad de la primera hoja tenía, grande Paula. Espera, ¿anotó algo en la pizarra? Espera, ¿mañana se entrega el proyecto? ¡Mierda!

Una notificación del móvil apareció sacándome de mi post-estrés para llegarlo a simplemente estrés,  al ver que tenía el quince por ciento de batería y para mi mala suerte, ese día no lleve el cargador en la mochila.

Salieron ocho personas del salón, lo pensé un momento, la maestra tal vez no revisé lo que hicimos hoy y podría irme a terminarlo en mi departamento. Sí, es lo que hubiera hecho en la secundaria o incluso en la preparatoria, pero yo no estaba en ninguna de las dos, era la universidad y mis papás no estaban gastando dinero a lo pendejo en mi carrera. Tomé mi cabello en una coleta baja, para evitar que me molestará al escribir.

02:07 p.m., bien puedes terminarlo todo si te apresuras.


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―Vale verga, con permiso, lo siento, verga.― Murmure mientras trataba de pasar por un montón de personas que no me dejaban paso por el puente a irme a la mierda.

Bajé las escaleras tratando de no partirme la madre en el intento y pasar uno de los mayores momentos vergonzosos de mi vida, ya que si me caía las personas del camión verían como no sé caminar y también el cómo me partía el hocico. Aunque bueno, no sería la primera vez que me sucedía.

Cuando finalmente baje el puente solté un suspiro al recuperar mi espacio personal, medio asomé la cabeza a la carretera y ver el camión, que bueno, no se veía por ningún lado. Resignada camine hacía la señora que vendía dulces solamente para comprarle una ranita de chocolate y un paquetito de chicles a mentolados, guarde la ranita en mi mochila cuando llegara a casa la pondría en el refrigerador. A nada de abrir mi paquete de chicles escuche el ruido de la chatarra chocar contra el pavimento, haciéndome nada más saber que el camión ―donde podría poner en riesgo mi vida―, finalmente había llegado.

EL VATO DEL CAMIÓN ━barcagamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora