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—Ah.. No lo sé, yo... no conozco mucho la ciudad, cambió mucho a la última vez, además cambiaron los nombres de las calles, lo siento.

Me miró apenado, entonces confirmé que sí había vivido antes aquí, quizás cuando fue un niño por eso ahora no recordaba mucho, lo miré con ternura por su confesión y porque se veía vergonzoso al no recordar.

—No te preocupes, yo conozco lugares a donde ir y es un lugar donde puedo sacar algo de provecho, vamos.—caminé y él rápidamente se puso a mi lado pero a una distancia considerable que me hizo reír.

Es mucho mayor que yo pero es tan tímido que me hace sentir la mayor a mí y no es que le esté diciendo viejo a él, pero se entiende mi punto. Tenía que dejar de hablar con mí subcontinente.

Dentro de la cafetería me saqué mi abrigo ya que el lugar tenía un ambiente bastante cálido a lo que estaba afuera, en el camino hasta aquí el señor Min miraba todo a su alrededor es como si en parte estuviese estudiando las calles y los puestos que pasábamos lo cuál era bastante bueno así empezaba a guiarse solo cuando quisiera, también aquí dentro miraba el decorado o la gente, a los que atendían aquí también.

—Oh, hace el café en esa máquina.

Miré hasta el puesto de café de donde las camareras traían para servirtelo.— Sí, son máquinas de café, aunque son relativamente nuevas las máquinas estás aquí en Daegu al menos, es la segunda que veo en lo que voy de vida.—solté divertida. Cuando volví a verlo ví que tenía sus pequeños ojos posados en mí de una manera curiosa y expectante, me puso algo nerviosa por lo que aclaré mi garganta antes de hablar.— Y... ¿Pudiste memorizar las calles para cuando quieras salir por sí solo?

Sonrió sin mostrar sus dientes y asintió.— Traté de hacerlo, creo recordar esta parte de la ciudad, es otra.— dudó un poco.—Yo... tengo dinero pero es bastante poco, por favor dígame cuanto es porque si no llegó no puedo aceptar esto.

—No te preocupes por el dinero, pago yo. Además los que trabajan aquí son conocidos míos entonces tengo algo de ventaja en eso.— reí divertida, pero a decir verdad, estaba siendo una caradura.

—No creo que pueda...

—No hables más, yo voy a pagar, las mujeres también podemos pagar por los hombres. Y créeme el dinero no es problema para mí.

Y la verdad no lo era, mi familia estaba en una posición económicamente bien, de las mejores podría decir, ganábamos mucho dinero a raíz del trabajo de papá y en parte el de mamá también. Cuando se fueron me dejaron conmigo mi primer tarjeta negra, la primera vez la gasté como loca y terminé siendo reprochado por eso pero a base de la lección aprendí a controlar mis gastos y ser más moderada en ese aspecto.

Aunque el último pago que me transfirieron a esta aún no la había gastado en nada. Luego quizás haga unas compras en el centro comercial.

—Me siento avergonzado.

—No debes por qué ¿En que trabajas? ¿Ganas poco?

Él jugó con sus dedos, entonces también miré a ellos viendo como sus dedos y uñas estaban destrozadas señal de que se mordía mucho estas, quizás era un tic nervioso que tenía, es horrible y lo entendía.— No trabajo pero, me hice amigo de uno de mis vecinos, la pareja tiene dos hijos de cinco y seis años, me ofrecí a cuidarlos ya que me gustan los niños, y ellos me pagan, agradezco su pago para mi es bastante. Aunque la moneda haya aumentado en este último tiempo...

—Tienes razón, todo aumenta cada día.

Nos trajeron dos cafés bien cargados con unas tostadas y postres dulces también el cuáles ya conocía de memoria. Había; galletas con chispas de chocolate, un especie de conito con dulce de leche dentro y un budín de sabor mandarina que era riquísimo, esta vez tenía antojo de las galletas.

Me encantaban.

—Puedes comer lo que gustes Yoongi. —me miró cuando dije su nombre y en sus ojos pude ver una pisca de felicidad o algo así, le sonreí levemente a lo que él bajo su mirada hasta las cosas dulces soltando una sonrisa tierna que quizo esconder de inmediato. Este hombre realmente hacía que mi corazón se esté derritiendo por lo dulce que era, no había conocido un chico así en mi vida, todos los que conocí eran egoístas, estúpidos, engreído, pervertidos que solamente querían tener un polvo y listo.

Solamente conocí un solo chico que valió la pena para mí, pero lo bueno siempre dura poco ya que me engañó con una compañera de curso ¿bonito no?

—¿Como vas con la clase de historia? Dijiste que tu profesor te molestaba.

—Ah Choi, bien.. Hice sus trabajos y quedó boca abierta cuando vió que complete todo, fue la gloria verlo así.

—Creo que no se llevan bien..— rió leve.

—Nos llevamos pésimo, solo porque la primera vez me choqué con él en la entrada y lo insulté, hasta ese entonces no sabía que iba a ser mi profesor y desde ahí me hizo la vida imposible.

—Espero apruebes y él no moleste más, no es correcto que te trate así.

Él siempre tan educado y aplicado ¿Quién eres Min Yoongi? ¿Un angel?

—Descuida, a veces nos molestamos para divertirnos. Pero las otras veces ya son personales.

En lo que iba de la charla habían también sus silencios repentinos que eran ensordecedores aunque se escuchara otra gente hablar o los ruidos de las tazas y platos, sonidos de los pasos y demás, había algo en su silencio que me ponía inquieta, pero traté de sacar esas ideas absurdas de mi cabeza.

Era alguién de pocas palabras y ya.

Dirigí mi mirada al plato con las cosas dulces y noté que el pan sabor mandarina se había acabado y yo no había probado ni uno o quizás dos rodajas, lo demás seguía ahí, solamente eso desapareció. Entonces entendí que hice un descubrimiento interesante, a él le gustaba las mandarinas, quizás no sea mucho pero lo puedo usar como punto a favor.

¿Para qué? no sé, no es como si quisiera intentar algo más adelante.

Estoy siendo amable y agradecida por su ayuda y el libro que por cierto hoy derramé un poco de agua en el, la hoja que leía quedó algo arrugada pero no fue tan grave, cuando se lo devuelva procuraré de que no vea esa parte, al menos no hasta que yo desaparezca de su campo de vista.

—Voy a pagar.

Ahora lucía nervioso, solamente le sonreí y me levanté para pagar en el mostrador lo que debíamos. Amira estaba en la caja registradora.

—Hola Amira, cobrame lo mío.—dije sacando mi billetera.

—Descuida Jiwoo, sabes que hago descuentos para tí. Pero que no se entere nadie.— ambas reímos y le pasé el dinero y esperé que me diera el cambio.— Oye ¿quién es ese chico? Es realmente apuesto, esa ropa se ve bien en él y eso que es una moda rara que no suelo ver.— rió.

—Un amigo que me ayudó en algo importante.

—¿Amigo? Pues ese amigo te está comiendo con la mirada Jiwoo, creo que le gusta lo que ve..

—¿Me está mirando?— me asusté un poco y no sabía por qué, ella asintió con una sonrisa mirándome. Acomodé mi cabello hacia atrás nerviosa porque ahora que Amira me dijo eso, podía sentir una mirada en mi espalda.— Cobrame rápido.

Ella se divertía con mi nerviosismo.

Al salir del lugar él dejó que lo hiciera primero abriendo la puerta por mí, le agradecí con una sonrisa y salí sintiendo el viento frío en mi cara. Bueno, ya había cumplido su invitación a salir y tomar algo conmigo, creo que era momento de decirle adiós, al menos hasta otro momento porque aún tenía su libro en mi casa.

—¿Podríamos.. caminar un poco? Me gusta su compañía, antes de que se vaya a casa.

Me miró a los ojos y no pude decirle que no.

Different Times ; ➹ Min Yoongi (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora