Misterioso pero educado, callado pero a la vez dice mucho, confundido con todo a su alrededor, introvertido pero se le olvida cuando está conmigo.
Voy a conocer más de la historia que ocultas Min Yoongi.
Aclaraciones.
➹Heterosexual.
➹Romance.
➹...
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Yoongi.
«Tocas el piano de maravillas mí amor. Tus dedos son mágicos, hermosos.»
«¡Señorito Min! La melodía que hoy está tocando es demasiado hermosa, pero a la vez se siente triste..»
«¿Estás bien?»
«Nuestro futuro hijo también que sea pianista mí amor, tendrá el mejor maestro solo para él.»
«No vas a casarte con alguien menos, te buscaré alguna chica a nuestra altura como tiene que ser. Y espero no más objeciones hijo mío.»
«Hazle caso a tu mamá quién te habla ahora hijo, toca el piano.. no le hagas caso a tu padre está vez.»
«¡Quién toca el piano! ¡No quiero verte más haciéndolo! ¡Eso es para gente pobre e inservible! Tú eres mí hijo, y serás un hombre duro al igual que yo.»
Recuerdos que venían a mí cabeza, mis ojos picaban, no quería llorar porque eso era de cobarde, según mi padre. Pero no podía aguantarlo más, decidido y molesto me levanté de la silla de mi escritorio caminando a paso rápido hasta aquel lugar, pasando por el gran y solitario pasillo hasta llegar a ese estudio que hace días no podía tocar después de su advertencia.
Hirió mis sentimientos.
Y ya no lo aguantaba más.
Tomé una antorcha que yacía como decoración y la sujeté fuertemente en mis manos. Sin pensarlo mucho pegué el primer golpe en aquel material, el piano. Hundiendo la madera marrón de este, viéndolo destruirse pero estaba tan cegado de dolor y rabia que no me importaba en lo absoluto.
Sin darme cuenta a medida que lo destrozaba, las lágrimas que traté de retener estaban esparcidas por todo mi rostro.
El ruido era enorme y eso alertó a mamá quién apareció por la puerta para horrorizarse por lo que estaba haciendo. Me vió perder la cabeza destruyendo lo único que me hacía feliz y no podía seguir con él.
—¡Hijo! ¡Hijo para! ¡Para!
Pero sus gritos los escuchaba muy lejos de mí.
—¡Min Yoongi que estás haciendo! ¡Tú amas a ese piano!— podía oír la desesperación de su voz.— ¡Hijo por favor!
A pesar de la ira pude ver como mamá se acercaba para tratar de calmarme y dejé de golpear dicha madera, no quería hacerle daño a ella. Sentía mi cuerpo débil debido a la fuerza que empleé y por las lágrimas que no cesaban.
