Capítulo dos: ¿Quién es él?

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        Scott pasó gran parte de la tarde metido en su habitación, algunas horas tirado en la cama viendo el techo, otras buscando cosas en sus cajones, algo que tal vez le hiciera recordar que había pasado este último tiempo. En todo momento el dolor punzante de cabeza seguía acompañándolo fielmente.

       Cuando quiso recordar su alcoba era un completo desastre y no tenía motivo alguno para ordenar todo; le pareció extraño que en ningún momento su madre o Carl hubieran interrumpido en su momento de soledad.

        Entonces el teléfono de casa sonó y parecía que nadie iba a atenderlo, cansado de escuchar el maldito sonido salió de su cuarto, bajó las escaleras y buscó el teléfono en la cocina.

—¿Qué?— Contestó de mala gana, no se escuchaba nada más que una respiración. —¿Hola?

—H-hola ¿Scott?— Una voz de hombre se escuchó del otro lado.

—Sí ¿Quién habla?— Hubo otro silencio. —¿Sigues allí?— El tono de Scott comenzaba a sonar impaciente.

—Lo-lo siento, me he equivocado.— Y colgaron.

        Obviamente esa escena no lo había dejado de buen humor, maldijo en silencio una y otra vez, dejó el teléfono sobre la mesa y se dispuso a volver a su escondite, pero antes buscó a su madre la cual estaba en  el patio trasero.

        Se asomó por el ventanal, sus pies descalzos sentían el frío suelo debajo de éstos; observó a Emma y Lucy jugando en el césped, que a pesar de que hacía frío parecían estar divirtiéndose.

—Han llamado por teléfono.— Alzó un poco la voz para que lo escuchara. 

—Oh... ¿Quién era?— Respondió su madre sin sacar los ojos de su pequeña hija.

—Han cort...— Su  frase fue interrumpida por el teléfono que volvía a sonar. —Atiende tú...

—Está bien, tú cuida a Lucy.— Se levantó del césped para entrar a la cocina.

        No quiso hacerlo, pero no pudo evitar escuchar parte de la conversación que su madre tenía con vaya a saber quien. "Se ha levantado como siempre..." "¿Tú crees que ayudará?" "Déjame pensarlo..." "Bueno, te esperamos a las diez, adiós cariño." y colgó.

        Su madre salió nuevamente, su cara era distinta, como si ocultara o tramara algo.

—¿Quién era?— Scott la miraba desde abajo.

—Ehh... Ve a bañarte que tendremos visitas.— Y como si supiera la respuesta que iba a recibir, agregó. —Y es una orden.

—¿Quién vendrá?

—No es nadie... Isaac, un alumno de Carl que viene a verlo.

        Se quedó pensando unos segundos, Carl era profesor de historia, pero no entendía porqué  debía estar él en la cena, aún así accedió.

        En cuestión de media hora ya estaba bañado y cambiado, con unos jeans negros y una camisa de color verde claro que no usaba hace tiempo.

—Scottie, por favor baja.

        Intentó ignorar la voz de su madre, pero sabía que si lo hacía volvería a insistir, paso siguiente subiría a buscarlo. Bajó, agudizó el oído intentando escuchar los susurros, "Entiende que todo es diferente ahora"

        Al llegar al living, su familia y Carl estaban allí, pero esta vez había un muchacho, cabellos rojizos, ojos claros,  vestido con un sweater y unos jeans. Él le sonrió, se acercó a Scott, era como si estuviera emocionado de verlo. Y sí, lo conocía, en su momento iba al colegio un año más avanzado, sólo lo había visto un par de veces, nunca habían cruzado palabra alguna.

—Hey, soy Scott.— Intentó dibujar una sonrisa amable ya que esos modales le habían enseñado en casa, estiró la mano hacia el chico mientras le miraba.

        El  rostro del muchacho cambió, se desfiguró su sonrisa y respondió de mala gana "Soy Isaac, Isaac Smith" y ambos estrecharon sus manos. El ambiente se puso algo tenso, Scott se preguntó si algo raro pasaba, mientras que Isaac no sabía si escapar o quedarse para ver que sucedía. Emma creyó era el momento indicado para interrumpir y avisar que la cena ya estaba lista. Cada integrante de la familia tomó su respectivo lugar  y el alumno de Carl se sentó frente a Scott.

        La cena fue bastante entretenida, el chico se llevaba bien con todos, hasta a la pequeña Lucy parecía agradarle. Scott no sintió nada raro, ni siquiera cuando el pelirrojo comenzó a interesarse por él.

—¿Qué tipo de música te gusta?

—Mhm... Ya sabes, música tranquila ¿A ti?

—Soy más del rock, pero volvamos a ti, ¿Te gusta... mhm... Ed Sheeran?

—¿Qué si me gusta? ¡Me encanta!

        Y así pasaron la noche, con un ping-pong de preguntas y respuestas, tenían muchas cosas en común, al parecer el chico tenía diecinueve años, vivía a unas cuadras de Scott, trabajaba en una tienda de jardinería, pero sobre todo mostró asombro cuando le dijo que lo reconocía de los recreos del Gilbert High. Isaac lo invitó a  ir a su casa, era de noche pero aseguró que era algo rápido, en cuestión de minutos ya estarían allí. Scott lo pensó unos segundos, su madre también intentaba convencerlo, pero no quiso, a pesar de que se llevaban bien era muy pronto para salir con alguien que acababa de conocer.

—Mhm... No, lo siento, otro día será.— A pesar de que no lo conocía, Scott sintió un cierto cariño por él, sintió cierto deseo de abrazarlo, o tan sólo de hablarle un poco más, no quería que se fuera, quería que se quedara con él, quería que le hablara de su persona, o tan sólo que le contara alguna divertida anécdota de su trabajo, tal vez quería escuchar otra vez la historia de su familia religiosa, o contarle un poco de su vida, de ese extraño presentimiento con el que vivía de no recordar algo, y justamente en ese momento, Scott sentía que algo faltaba. —Podrías pasarme tu facebook y nos mantenemos en contacto ¿Quieres?

Él miro a la señora Williams, y luego negó con la cabeza. —No... Lo siento, no uso redes sociales.— Se levantó, y con cierta timidez saludó a Emma con un beso en la mejilla, a Lucy con un gran abrazo "Luego te veré, pequeña" y a Carl con un apretón de manos. Entonces se acercó a Scott y lo abrazó, lo abrazó con mucha fuerza y antes de soltarlo le susurró al oído "Te veré pronto..." Lo soltó antes de que el otro pudiera decir algo, abrió la boca en una pequeña 'o' y no dijo nada. Isaac sólo se fue con una gran sonrisa y dejó a la familia allí en el living de la casa.

—Es un buen chico.— Exclamó Carl con un tono amigable.

—Lo es... Es un muchacho adorable.— Continuó Emma.

        Scott siguió sin decir nada, su corazón estaba algo acelerado, pero ese fuerte dolor de cabeza que tenía en la tarde ya había desaparecido, de repente se sintió feliz, como si algo bueno le hubiera pasado, no dejaba de preguntarse qué era, pero le agradaba esa sensación de despreocupación total.

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¡Hola queridas personitas! Quería agradecerles por todos los comentarios bonitos que me dejaron por la historia, voy a tratar de subir lo más seguido posible. Muchas gracias a todos los que leyeron, por los votos y aquellas palabras de aliento que me llenan el alma.  -Roderick Rivers.

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